Decepción en el mercado: una de las últimas obras de Klimt, perdida durante un siglo, no supera los 30 millones de euros

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La sala de subastas im Kinsky de Viena ha sacado a la venta esta tarde una obra maestra redescubierta del modernismo austriaco: el ‘Retrato de la señorita Lieser’, una de las últimas obras creadas por Gustav Klimt. La pintura (óleo sobre lienzo, 140 por 80 centímetros), que se creía perdida durante un siglo, partía con una estimación de entre 30 y 50 millones de euros y finalmente se remató en la estimación más baja: 30 millones de euros (32 millones de dólares), lo que ha supuesto una gran decepción, pues se esperaba una cifra mucho más alta. Su récord en subasta lo ostenta desde junio de 2023 ‘Dama con abanico’, vendido por 108,7 millones de dólares (estaba sobre el caballete de su estudio cuando el artista murió), aunque otra de sus obras, ‘Serpientes de agua II’, alcanzó los 187 millones de dólares en una venta privada en 2013. Y el ‘Retrato de Adele Bloch-Bauer I’ fue adquirido por el magnate de los cosméticos Ronald S. Lauder por 135 millones de dólares, siendo en 2006 el cuadro más caro de la Historia, desbancando del trono al mismísimo Picasso.

El ‘Retrato de la señorita Lieser’ ha sido subastado en nombre de los propietarios (ciudadanos privados austriacos que lo tienen en sus manos desde los años 60) junto con los sucesores legales de Adolf y Henriette Lieser, sobre la base de un acuerdo conforme a los Principios de Washington de 1998 acerca del expolio nazi. El 13 de abril de 2023 se emitió un certificado de The Art Loss Register, Londres. La Oficina Federal de Monumentos (resolución del 23 de octubre de 2023) emitió un permiso para exportar la pintura. Hace 18 meses, Ernst Ploil, uno de los gerentes de im Kinsky, recibió la llamada de una persona que decía haber heredado el cuadro y quería subastarlo. Tras una investigación, no se han hallado pruebas de si la obra fue expoliada o no por los nazis en Austria. De ahí que se planteara al propietario llegar a un acuerdo con los herederos de los Lieser: subastan juntos el cuadro y se reparten los beneficios.

La familia Lieser pertenecía a la alta sociedad vienesa en la que Klimt encontraba sus mecenas y clientes. Los hermanos Adolf y Justus Lieser se hallaban entre los principales industriales de la monarquía austrohúngara. Pero estos empresarios judíos sufrieron el expolio y la persecución de los nazis. Henriette Amalie Lieser-Landau, conocida como Lilly, estuvo casada con Justus Lieser hasta 1905 y fue mecenas de las vanguardias. Los catálogos de pinturas de Klimt afirman que Adolf Lieser encargó a Gustav Klimt que pintara un retrato de su hija Margarethe Constance, de dieciocho años. Sin embargo, existe la posibilidad de que Lilly Lieser encargara a Klimt que inmortalizara a una de sus dos hijas. Varios miembros de la familia tuvieron que huir de Austria durante el nazismo y Lilly Lieser murió en el campo de exterminio de Auschwitz. Tras la II Guerra Mundial, sus hijas volvieron a Austria y reclamaron los bienes confiscados por los nazis, pero el cuadro no se menciona en esa petición.

El redescubrimiento de este retrato, uno de los más bellos del último período creativo de Klimt, ha creado una gran expectación en el mundo del arte. Antes de su venta el cuadro se expuso en Suiza, Alemania, Gran Bretaña y Hong Kong. El retrato está documentado en catálogos de pinturas de Gustav Klimt, pero los expertos sólo lo conocían a través de una fotografía en blanco y negro. Ahora, por primera vez, se pueden ver los colores brillantes del retrato. La pintura se caracteriza por la intensidad que distingue la paleta de Klimt en sus últimos años creativos.

En el primer catálogo razonado de las pinturas de Klimt, publicado en 1967 por Fritz Novotny y Johannes Dobai, la modelo aparece identificada como Fräulein Lieser. Los autores de catálogos de obras más recientes (Weidinger, 2007 y Natter, 2012) han identificado a la modelo como Margarethe Constance Lieser (1899-1965), hija del magnate industrial Adolf Lieser. Una nueva investigación de la casa de subastas sobre la historia y la procedencia también abre la posibilidad de que el modelo de Klimt pudiera haber sido otro miembro de la familia Lieser: Helene Lieser (1898-1962), la primogénita de Henriette Amalie Lieser-Landau y Justus Lieser, o su hija menor, Annie Lieser (1901-1972).

Se sabe que, entre abril y mayo de 1917, la modelo visitó nueve veces el estudio de Klimt en Hietzing para posar para él. Se realizaron al menos 25 estudios preliminares. Probablemente, Klimt comenzó a pintarlo en mayo de ese año. El pintor eligió para su representación un retrato de tres cuartos y muestra a la joven en una pose frontal sobre un fondo rojo e indefinido. Sobre sus hombros lleva una capa ricamente decorada con flores.


‘Dama con abanico’, de Klimt, se vendió por 108,7 millones de dólares


Efe

Mientras que Klimt representa el rostro de la joven con trazos precisos de una manera sensible y naturalista, otras partes del cuadro reflejan la pincelada libre y abierta de su estilo tardío. Los colores intensos del cuadro y el cambio hacia pinceladas sueltas y abiertas muestran a Klimt en el apogeo de su último período. Cuando el pintor murió de un derrame cerebral el 6 de febrero de 1918, a los 55 años, dejó el cuadro, con pequeñas partes sin terminar y sin firmar, en su estudio. Tras la muerte de Klimt, el cuadro fue entregado a la familia que lo había encargado.

La única fotografía conocida del cuadro se conserva en los archivos de la Biblioteca Nacional de Austria. Probablemente, fue tomada en 1925 en relación con la exposición de Klimt realizada por Otto Kallir-Nirenstein en la Neue Galerie de Viena. La ficha de inventario del negativo contiene la nota: «1925, en posesión de la señora Lieser, IV, Argentinierstrasse 20». El destino exacto de la pintura después de 1925 no está claro. Lo que se sabe es que fue adquirida en los años 1960 y pasó al actual propietario a través de tres herencias sucesivas. Se hallaba en una mansión a las afueras de Viena.

Figura clave del Art Nouveau vienés, Gustav Klimt personifica el modernismo austriaco de fin de siglo más que cualquier otro artista. Su obra, en particular sus retratos de mujeres exitosas de la clase media alta de principios de siglo, gozan del mayor reconocimiento mundial. Sus retratos de mujeres rara vez se ofrecen en subasta, de ahí que una pintura de tal rareza, importancia artística y valor no ha estado disponible en el mercado del arte en Europa central durante décadas.


Ronald Lauder, junto a María Altmann, ante el ‘Retrato de Adele Bloch-Bauer I’, de Klimt, en la Neue Galerie de Nueva York


Reuters

Otra de sus obras más conocidas es el ‘Retrato de Adele Bloch-Bauer I’, que fue vendida por 135 millones de dólares al magnate Ronald Lauder y que fue objeto de una película, ‘La dama de oro’, protagonizada por Helen Mirren. Esposa de Ferdinand Bloch-Bauer, y única mujer retratada dos veces por Klimt, cuando los nazis ocuparon Austria, ya había muerto. Su esposo se exilió en Suiza. Todas sus propiedades fueron confiscadas, incluidas las obras de Klimt. En su testamento, Adele Bauer-Bloch designaba a sus sobrinos, incluida Maria Altmann, como herederos de su patrimonio. Tras una batalla legal en Estados Unidos y en Austria, se determinó que Altmann era la propietaria legal de esta y otras cuatro pinturas de Klimt. El retrato de su antepasada se exhibe en la Neue Galerie de Nueva York, propiedad de Lauder.

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