El espíritu de tres toreros: «Todo merece la pena por escuchar a Madrid bramar de verdad»

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A 72 horas de trenzar el paseíllo en Las Ventas, cruzaron Robleño, Cortés y Espada el umbral de la Monumental. «Lo he pasado mal cuando entraba ahora por el patio de cuadrillas», comentaba Javier Cortés, que volverá a la plaza en la que no estuvo anunciado la pasada temporada. Los tres toreros han protagonizado un encuentro con los aficionados en la Sala Bienvenida, llena hasta la bandera, moderado por el periodista Javier F. Mardomingo, en el que también intervinieron Miguel Abellán y el ganadero de El Montecillo, que lidiará en la goyesca del 2 de mayo.

Robleño, que ya hizo rugir el año pasado a esta plaza (aunque sin espada sus dos tardes), volverá a torear su quinta corrida goyesca, y confesó que ya llevaba días conciliar el sueño: «Ya son muchas corridas aquí, pero uno nunca se acostumbra. La goyesca para mí, que me considero torero de Madrid, es especial». Como también lo es para sus compañeros, que la torearán por segunda vez. Ambos se criaron viendo la encerrona de Joselito, «que marcó a todo el toreo». Desde niño, el sueño de Cortés era torear un 2 de mayo en su plaza. Tanto es así que en su Comunión, que cayó en 2 de mayo, paró la celebración familiar para poder ver el festejo. Casualmente, uno de los toreros era Miguel Abellán, que definió este festejo como «la corrida castiza por antonomasia».

«Todo merece la pena por escuchar a Madrid bramar de verdad. Ese olé, ese crujido, esa emoción son únicos y para mí como torero es lo mas bonito que me ha tocado», decía Robleño, que cuenta con tres puertas grandes en su haber. «La sensación de torear un toro bien en Madrid es el éxtasis. Supongo que como salir por la puerta grande», apuntaba Cortés, que todavía no cuenta con ninguna, y espera que pueda llegar el próximo jueves: «Ojalá hagamos historia los tres saliendo a hombros por Alcalá».

Les preguntó Mardomingo por los trajes que iban a llevar. Robleño repetirá el vestido del año pasado, que fue estreno y no se ha vuelto a poner. Espada también repetirá de alguna ocasión anterior. Pero el más original será el de Javier Cortés: «Mi vestido es uno que me ha prestado un amigo francés. Es un aficionado de Nimes que colecciona vestidos, y es de segunda mano o de tercera, no sé. Pero me parece que tiene su punto que un francés me deje un vestido para el 2 de mayo». Naturalmente, hubo muchas risas en la sala. La tauromaquia va a unir lo que la historia no pudo.

«No voy a decir que estoy en un momento muy bueno, porque luego llega el jueves, no pasa nada y quedo fatal. Pero tengo muchas ganas de que pasen cosas, aunque ya luego será lo que Dios quiera», comentó Espada sobre cómo se ve en este momento. «El año pasado fue un paso adelante en Madrid; ojalá este año lo pueda rematar», dijo sobre sus dos tardes la pasada temporada, en la que sufrió una cornada en su primera comparecencia. La raza que echó esa tarde llamó la atención de Abellán, que propuso que toreara esta corrida, y también de Robleño: «Como yo no me considero un torero con mucho valor -opinión insólita en alguien que se ha puesto delante de las ganaderías más duras-, doy mucho mérito a lo que hizo Francisco».

«Llego en un momento bueno», dijo Fernando: «El invierno ha sido tranquilo. Hace unos días he estado en Aguascalientes y pude torear como yo siento el toreo y quiero. Tampoco me he vuelto demasiado loco, porque, con tantos años de experiencia, creo que cuando conoces la profesión, en tardes como las del jueves hay que dejar que fluya la torería de cada uno para conseguir el momento de fundirte con un toro. Y con ese objetivo voy el jueves». Más nervioso se mostraba Cortés, confesando que más de una vez en el patio de cuadrillas de Madrid le han temblado tanto las piernas que le parecía imposible poder dar un paso: «Las sensaciones son buenas, pero luego cuando llegas a la plaza piensas que debías haber entrenado mucho más. Ahora creo que sí estoy preparado y mentalizado, y con la ilusión de querer torear un toro como siento».

También habló el ganadero Francisco Medina, que lidiará su segunda corrida en Madrid, tras el Domingo de Resurrección de 2022: «Es una corrida de Madrid, rematada, con trapío y fuerte. Yo tengo fe a la corrida en general. Hay varios toros que me gustan y que deben embestir». Con los nervios lógicos, y mucha generosidad, confesó que su ilusión no sería que le dieran la vuelta a uno de sus toros, sino que «los toreros sean los que tengan éxito, y la gente salga contenta. Nosotros tenemos que pasar desapercibidos». «El otro día tentamos allí, y ojalá se parezcan los hermanos a las vacas, porque puede ser una tarde importante», dijo Espada.

También se presentó el cartel anunciador, obra de Mer Fidalgo, que representaba hombrera goyesca azabache, con una técnica aplicada de óleo sobre lienzo. El miércoles se celebrará una novillada en la que se lidiarán reses de seis ganaderías diferentes de la región, para Jesús Moreno, Juan Herrero y Alejandro Chicharro.

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