Antonio Monegal, catedrático y escritor: “No es concebible el ser humano fuera de la cultura”

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Antonio Monegal (Barcelona, 1957) ha cultivado una excelente carrera como docente e intelectual. Es catedrático de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada de la facultad de Humanidades en la Universidad Pompeu i Fabra. Es doctor por Harvard, universidad en la que ha enseñado además de Cornell, Princeton y Chicago. Aparte, es escritor y ha publicado libros sobre Luis Buñuel, su relación entre literatura y cine; sobre poesía y vanguardias hispánicas; sobre pintura y literatura; sobre política y poética de las imágenes de la guerra, y ha sido editor de obras de Lorca. Acaba de publicar El silencio de la guerra (Acantilado) y el año pasado obtuvo el Premio Nacional de Ensayo 2023 por su obra Como el aire que respiramos. El sentido de la cultura (Acantilado, 2022). Confiesa que el premio le pilló de sorpresa, porque es un libro “muy modesto. Es un libro de un profesor que quiere hacer pedagogía”.

¿Por qué considera que es necesaria la cultura? ¿Por qué no se considera algo primordial?El problema para defender la cultura es no ponerse de acuerdo en qué es. Y la mejor defensa es una explicación. Para mí el título Como el aire que respiramos tiene un doble sentido. Uno, que es necesaria, que no es concebible el ser humano fuera de la cultura. No es concebible nuestra existencia como especie, sin los recursos que la cultura nos da para estar en el mundo. Si no lo entendemos así, entonces no vamos a ningún sitio, porque la vida humana es cultura. El segundo aspecto del título, que se va añadido a esta idea de la necesidad, es su invisibilidad. Es como el aire porque no se ve. Precisamente porque estamos tan rodeados y familiarizados, solo nos fijamos en una pequeña parte de lo que es cultura. La cultura no solo de las grandes obras. Los grafitis que se pintan en las paredes de las calles son cultura.

La gente se preocupa no solo por buscar respuestas, sino por buscar y entender puntos de vista de otra gente

¿Por qué cree que está en auge el ensayo?Estamos en medio de muchísimas situaciones que nos obligan a interrogarnos, y la gente busca ayuda. Este auge es un síntoma de que la gente se preocupa no solo por buscar respuestas, sino por buscar y entender puntos de vista de otra gente. Entonces, cualquier indicio de que la gente vaya a buscar algún punto de vista que le aporte una visión más compleja de lo que está pasando, me parece fabuloso.

Con este título obtuvo el galardón de Ensayo, en 2023.
Con este título obtuvo el galardón de Ensayo, en 2023.
CEDIDA

¿Sigue estando vigente el ensayo de Ortega y Gasset Misión de la Universidad? ¿Cuál es hoy en día la función de la universidad?El ensayo de Ortega me parece fundamental, porque señala que la universidad tiene tres misiones. Una misión es la profesionalización, el dar recursos para que la gente tenga un trabajo. Otra misión es la investigación, reservada a unos cuantos, porque no hace falta que todo el mundo se dedique a ella. Y la tercera misión es la cultura, dar cultura al conjunto de los ciudadanos. Ahí aparece algo muy importante en el conocimiento, porque lo primero que hay que tener en todos estos campos es curiosidad, interés por lo que viene. 

Hasta 2008 en España había un consenso social muy amplio: invertir en cultura era necesario

Fue vicepresidente del Consell de Cultura del ayuntamiento de Barcelona entre 2009 y 2013 y presidente de su comité ejecutivo ¿Qué le aportó aquella experiencia política?Dio la casualidad que coincidió con la crisis económica. Hasta 2008 en España había un consenso social muy amplio: invertir en cultura era necesario. No se cuestionó. En Gran Bretaña se llevaba cuestionando desde los años 80 con Thatcher, y estaban sometidos a una gran fiscalización. Aquí, se iba poniendo dinero, se iban construyendo museos, todos los pueblos tenían un auditorio, una sala de exposiciones, un ateneo. Y de repente, empezó el cuestionamiento. A la hora de recortar, lo más fácil es en cultura, pero también es donde menos recortas. Yo siempre discutía con los políticos. “¡Le estáis quitando el pan a toda una gente de trabajadores autónomos que, por vocación, están dedicados y subsistiendo con una cantidad muy justa¡ ¡Os sale mucho más caro pagarles el paro que lo que ganan, y no se pueden dedicar a lo que les gusta!”. Es decir, el coste social de desmontar todo lo que se había montado durante décadas era altísimo. La dignificación de los profesionales, la dotación de infraestructuras, habían sido políticas públicas muy asumidas. Y en ese momento, todo se empezó a cuestionar.

El catedrático y escritor tiene 67 años.
El catedrático y escritor tiene 67 años.
Noemí Elías


¿Qué puntos y líneas rojas marcan la deriva cultural?
Una cosa terrible para la cultura es separarla de la educación. Cuando dicen que la educación es una necesidad absoluta para la sociedad, pero la cultura no… ¿No ves que cultura y educación es lo mismo? El dramaturgo Calixto Bieito hizo unas declaraciones diciendo que la cultura es la educación de los adultos ¡Tienes que continuar educándote!

Ahora está en el punto de mira por interés concreto en hacer una ‘utopía regresiva’. Quieren en el futuro volver al pasado

¿Es la cultura política?Es evidente. Solo hay que ver qué es lo que hace la extrema derecha en el momento en que llega al poder: desmantelar políticas culturales porque es donde realmente tiene un efecto ideológico más directo. Están preocupados por cargarse la política de memoria histórica, cargarse las políticas de género y temas culturales, clarísimamente. Cargarse las subvenciones, quitar a los directores de los equipamientos, anular, cancelar exposiciones. Antes se pensaba que la cultura era puramente entretenimiento, algo decorativo. Ahora está en el punto de mira por interés concreto en hacer una ‘utopía regresiva’. Quieren en el futuro volver al pasado. Su visión del horizonte del futuro es regresar a una sociedad más homogénea, étnicamente, lingüísticamente, religiosamente, con familias tradicionales… La gente vota por opciones ideológicas que son claramente contrarias a los intereses sociales, intereses del bien común, porque les prometen soluciones fáciles a los problemas complejos de nuestro tiempo.

'El silencio de la guerra' habla del conflicto como una amenaza que se proyecta en el futuro.
‘El silencio de la guerra’ habla del conflicto como una amenaza que se proyecta en el futuro.
CEDIDA

¿Qué piensa del recambio generacional, de la juventud? ¿Cómo explica la escisión social que padecemos?Hay un sector de la juventud que sí acepta esta visión de cambio, y luego hay un reaccionarismo, un machismo, una serie de cosas que están floreciendo de nuevo que tienen mucho que ver con el miedo. Hay esta sensación de una cancelación del futuro, un miedo a la pérdida del poder, a la pérdida del privilegio, pero luego también un miedo a esta indeterminación de hacia dónde vamos. Diríamos que la crisis en la noción de progreso ha traído consigo esta dificultad de imaginar un posible mundo mejor. Somos muy capaces de imaginar un mundo más tecnológico, de vivir muchos más años. Pero no está claro que podamos imaginar vivir en un mundo mejor y más justo. Y esto, creo que está afectando incluso la salud mental de las generaciones más jóvenes. Hay una especie de desencanto grave y profundo: gente muy preparada, con grandes capacidades, a las que se le están cerrando muchísimas oportunidades. Por un lado se ha abierto el mundo, y por otro lado se ha cerrado el futuro. Nos están diciendo que el planeta está hecho trizas y se está anegando.

Ahora mismo vivimos en sociedades complejas. La cultura ¿qué nos aporta?Nos da la capacidad de entender y negociar esa complejidad básica en nuestras sociedades. Toda una parte de los conflictos que tenemos vienen de la incapacidad de entender al otro.

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