(CNN) — Los alentadores resultados de un ensayo clínico permitieron a la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA, por sus siglas en inglés) conceder el estatus de terapia innovadora a una formulación de LSD para tratar el trastorno de ansiedad generalizada, anunció este jueves Mind Medicine Inc., la empresa biofarmacéutica que está desarrollando el fármaco.
El Dr. Daniel Karlin, catedrático adjunto de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad Tufts de Boston y director médico de MindMed, declaró: “La designación de medicamento innovador es un reconocimiento de que un fármaco ha demostrado pruebas de eficacia clínica para satisfacer una necesidad médica no cubierta con morbilidad y mortalidad asociadas”.
El medicamento MM120 de MindMed seguirá el proceso estándar de aprobación de la FDA, incluidos los ensayos de fase III.
La designación, sin embargo, “es una oferta de la agencia para participar más estrechamente en el desarrollo de fármacos”, dijo Karlin. “Afecta a los plazos de respuesta y a nuestra capacidad para interactuar más con la agencia, de modo que podamos estar seguros de que estamos de acuerdo a medida que avanzamos”.
Otras dos empresas también recibieron el estatus de terapia innovadora de la FDA: la psilocibina para la depresión resistente al tratamiento y MDMA, (3,4-metilendioximetanfetamina) conocida comúnmente como éxtasis o molly, para el trastorno de estrés postraumático o TEPT.
Nuevos resultados sobre eficacia a las 12 semanas
Una dosis única de MM120 produjo una tasa de remisión del 48% del trastorno de ansiedad generalizada a las 12 semanas de la administración del fármaco, según MindMed.
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El fármaco MM120 también mejoró significativamente los signos clínicos del trastorno de ansiedad generalizada en el 65% de los pacientes en un plazo de tres meses, según los resultados del ensayo de fase 2b diseñado para probar los niveles de dosificación, acorde con la empresa.
La ansiedad es el trastorno mental más frecuente en Estados Unidos y afecta cada año a más de 40 millones de personas mayores de 18 años, según la Anxiety and Depression Association of America. El trastorno de ansiedad generalizada se caracteriza por pensamientos excesivos y continuos que son difíciles de controlar e interfieren en las actividades cotidianas.
“La mejoría clínica de muchos pacientes fue más del doble de la que observamos con el tratamiento estándar actual”, afirma Karlin. “Esto ocurrió en todos los niveles de ansiedad, desde la moderada hasta la grave”.
El tratamiento estándar del trastorno de ansiedad generalizada consiste en una combinación de terapia cognitivo-conductual y medicamentos como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) y la buspirona, que actúan sobre los niveles de serotonina en el cerebro, así como los sedantes denominados benzodiacepinas.
Todos estos medicamentos necesitan tiempo para actuar y pueden requerir la experimentación con distintas dosis, lo que añade tiempo y gastos al tratamiento del paciente, explica Karlin.
Determinación de la dosis adecuada
El ensayo multicéntrico, aleatorizado y el doble ciego probó dosis de 25, 50, 100 y 200 microgramos en comparación con un placebo.
“Basándonos en los resultados, estamos muy seguros de que 100 microgramos es la dosis adecuada para nuestros estudios de fase tres, ya que no observamos más mejoría con 200 microgramos, pero sí efectos adversos adicionales”, afirmó Karlin.
El profesor David Nutt, director de la unidad de Neuropsicofarmacología de la división de Ciencias del Cerebro del Imperial College de Londres, que investiga los psicodélicos, señaló en un correo electrónico que los resultados del estudio “son datos muy emocionantes en lo que puede ser una población difícil de tratar (ansiosa)”.
“Amplían la probable utilidad del tratamiento psicodélico más allá de la depresión”, dijo Nutt, quien no participó en la investigación. “Y de nuevo, como en los ensayos sobre depresión, una sola dosis produce efectos duraderos, probablemente debido a que rompe los procesos de pensamiento negativo persistentes”.
Aunque no era el objetivo principal del estudio, los resultados mostraron que el MM120 también mejoraba los signos de depresión, según Karlin. “Observamos una mejora rápida y sólida de los síntomas de depresión en las personas: la depresión y la ansiedad tienen definiciones de enfermedad que se solapan”.
Sin uso de psicoterapia
La mayoría de las investigaciones con MDMA y psilocibina se han basado en el uso de terapeutas experimentados que se reúnen y establecen una relación con los participantes antes de administrarles la droga. Estos terapeutas están disponibles durante el “viaje” para ayudar a cada persona a asimilar la experiencia, ayudando a asegurar el impacto duradero de cualquier percepción psicológica.
Sin embargo, en el estudio MM120 no se utilizó psicoterapia durante la sesión. En su lugar, los monitores se sentaron en la sala para garantizar la seguridad, pero pasaron el tiempo “sobre todo leyendo libros”, dijo Karlin.
Cómo la psilocibina, el psicodélico de los hongos, puede reconfigurar el cerebro para aliviar la depresión, la ansiedad y más.
“Aunque investigaciones anteriores han documentado los beneficios de combinar el LSD con la psicoterapia para aliviar la ansiedad asociada a afecciones potencialmente mortales, este innovador estudio es el primero que demuestra que una sola dosis de LSD… puede tratar eficazmente la ansiedad generalizada sin el complemento de la psicoterapia”, afirmó la Dra. Gabriella Gobbi, psiquiatra, profesora y científica del Centro de Salud de la Universidad McGill de Montreal y Catedrática de Investigación en Terapéutica para la Salud Mental de Canadá. No participó en el ensayo clínico.
En comparación con las experiencias con formas de LSD compradas ilegalmente en la calle, el grado de MM120 del estudio no pareció inducir “malos viajes”, detalló Karlin.
“El LSD es difícil de fabricar con gran pureza y tiende a degradarse rápidamente en presencia de luz y agua”, dijo Karlin. “Nosotros lo estamos fabricando según las normas de la industria farmacéutica, una versión de gran pureza que también es estable en alamacenamiento. Es una diferencia fundamental”.
La mayoría de los efectos adversos del estudio fueron calificados de leves a moderados por los participantes, y se produjeron sobre todo el día del estudio, según Karlin. Entre ellos se incluían sensaciones de euforia, ilusiones y alucinaciones, ansiedad, pensamientos anómalos, dolores de cabeza, mareos, náuseas, sudoración excesiva, vómitos, entumecimiento u hormigueo en la piel y dilatación de las pupilas.
Una larga historia de investigación con LSD
Según Karlin, cuando se inició el ensayo clínico MM120 en agosto de 2022, era la primera vez que se estudiaba el LSD en un entorno médico en más de 40 años.
Durante la década de 1940 y principios de 1950, decenas de miles de pacientes tomaron LSD y otros psicotrópicos para estudiar sus efectos en la ansiedad por el cáncer, el alcoholismo, el trastorno por consumo de opiáceos, la depresión y el trastorno de estrés postraumático o TEPT. Los investigadores empezaron a ver a los psicodélicos como posibles “nuevas herramientas para acortar la psicoterapia”.
Pero cuando los psicólogos de la Universidad de Harvard Timothy Leary y Richard Alpert fueron despedidos del Proyecto Psilocibina de Harvard en 1963, luego de que la universidad descubriera que habían estado dando LSD a sus alumnos, el uso de psicodélicos para la investigación empezó a perder su brillo.
Leary comenzó a hablar públicamente, animando a los jóvenes a tomar LSD de forma recreativa. Rápidamente se convirtió en el rostro del movimiento de contracultura de las drogas con su mensaje característico: “Enciende, sintoniza, abandona”.
El LSD ya no se administra únicamente en la relativa seguridad de un laboratorio o el consultorio de un psiquiatra, sino que comenzó a aparecer en historias de terror sobre malos viajes con “ácido” en universidades y conciertos, titulares que aparecían junto con imágenes de protestas contra Vietnam y asistentes a Woodstock.
En 1968, Estados Unidos prohibió el LSD y los proyectos de investigación fueron cerrados o obligados a pasar a la clandestinidad. Luego vino la Ley de Sustancias Controladas de 1970, firmada por el presidente Richard Nixon. Clasificó todos los alucinógenos, incluida la psilocibina, como drogas de la Lista I: sustancias sin “uso médico actualmente aceptado” y con una alta probabilidad de abuso”.
Esta historia se actualizó para reflejar con mayor precisión el proceso de aprobación de la FDA.