Con un primer ministro errante y un brutal incremento de la violencia, la crisis haitiana no solo está al rojo vivo sino que ha propiciado un vacío de poder.
No hay instancia que tome decisiones administrativas. Desde antes del sangriento asalto a una cárcel de Puerto Príncipe el pánico se había incrementado con la coalición de pandillas en un núcleo denominado “Vivir juntos” liderado por el temible Jimmy Cherizier (Barbecue).
Incendios y saqueos habían seguido las protestas convocadas por el exconvicto de narcotráfico Guy Philippe en demanda de la renuncia de Ariel Henry, a quien varios sectores responsabilizan de la tensa crisis en el país.
Haití está en una suerte de ¡sálvese quien pueda! A causa de la ola de violencia y la inseguridad todos los servicios han estado prácticamente suspendidos.
La crisis ha dado un giro con la instalación de Henry en Puerto Rico después de no poder ingresar a Haití tras su retorno de Kenia, donde viajó para suscribir acuerdos sobre el despliegue de tropas de ese país en la vecina nación.
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No se sabe cuándo ni en qué condiciones el “mandatario” retornará a su país para reasumir sus funciones, si es que se lo permiten. Porque es que ya se ha anunciado un movimiento para designar al golpista Philippe como presidente provisional en sustitución de Henry.
A la Policía haitiana le ha resultado difícil controlar a pandilleros que exhiben cada vez más fuerza. El clima en Haití ha obligado a este país a cerrar su espacio aéreo y reforzar la seguridad en la zona fronteriza.