Cinco ejercicios para dejar de pensar demasiado, según los expertos

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Foto de Brooke Cagle en Unsplash

El también conocido como overthinking, es un hábito agotador que produce estrés, ansiedad y puede afectar el estado de ánimo. Estrategias para ponerlo bajo control, tomar buenas decisiones y pasar a la acción

El doctor Enrique De Rosa Alabaster, médico psiquiatra, neurólogo, sexólogo y legista lo explicó en una nota reciente a Infobae: “Se trata de cuando los procesos de pensamiento, que si bien pueden resultar útiles al darnos diversas opciones, pasan a ser disfuncionales. En su reverberación, en algunos casos llamada rumiación, comienzan, por un lado, a impedir el normal curso del pensamiento. La multiplicidad del mismo, así como su contenido, generan un estado de alerta. Al mismo tiempo, nos llevan a conclusiones erróneas que, casi inevitablemente, mantendrán ese circuito de retroalimentación cognitiva disfuncional, incrementándose a veces sin fin”.

Por Infobae

Este estado puede generar una serie de efectos negativos, según el experto: dificultad para concentrarse y para la toma de decisiones, de la memoriadisminución del estado de ánimo y la motivación. También dificultan el pensamiento claro y la toma de decisiones racionales.

Otros síntomas comunes son la dificultad para dormir, fatiga, dolor de cabeza, tensión muscular e irritabilidad, entre otros. “Finalmente, estos cuadros pueden llevar a estados de ansiedad y depresión”, manifestó el psiquiatra.

¿Cómo combatir el overthinking?

1. Reconocer cuando se tiende a pensar demasiado. “El primer paso y el más importante es el reconocimiento de patrones. ¿En qué momentos del día te pierdes en tus preocupaciones? ¿Notas signos físicos, como apretar la mandíbula? ¿Hay temas negativos que surgen una y otra vez en tu cabeza? Luego reflexiona sobre cuándo eres menos propenso a reflexionar, incluso cuando sucede algo difícil. Es posible que te preocupes menos cuando vas al gimnasio, después del trabajo o cuando escuchas un podcast. Armarse con estos detalles puede ayudarle a estar preparado con estrategias tan pronto como note las señales de advertencia”.

Foto de Benjamin Child en Unsplash

2. Alejarse un poco de sí mismo. “Una de las principales razones por las que pensar demasiado resulta contraproducente es porque te sumerge aún más en lo que sea que estés pasando. La próxima vez que notes que te hundes en una cavilación infructuosa, intenta ver el panorama más amplio. Esta estrategia se llama ‘autodistanciamiento’. – indicó la experta – Observe cualquier experiencia difícil sobre la que esté reflexionando como si fuera una mosca en la pared, en lugar de estar directamente involucrado. Dar un paso atrás puede brindarle la perspectiva que necesita para sentir que puede cambiar de canal”.

El doctor De Rosa Alabaster también recomendó usar el razonamiento socrático: “Testear la validez o pertinencia de alguna de estas ideas. ¿Son realistas, o inclusive en caso de posiblemente de serlo, sirven para algo, o el efecto es solo incrementar el malestar?”.

3. Cambiar el ‘por qué’ por el ‘cómo’. “La forma más sencilla de reemplazar los pensamientos negativos por otros más constructivos es pasar de hacer preguntas de ‘por qué’ (‘¿por qué a mí?’) a preguntas de ‘cómo’ (‘¿cómo puedo seguir adelante?’). Note la diferencia: el ‘por qué’ es un callejón sin salida, mientras que el ‘cómo’ lleva a la acción. Al hacer esto, pasarás conscientemente de la rumiación improductiva a una planificación empoderada”, detalló la especialista.

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4. Escribirlo. En palabras de Taitz, cuando se necesitan procesar sentimientos o una experiencia, en lugar de pensar demasiado, se puede practicar la escritura expresiva y propuso hacer este ejercicio durante tres días:

Día 1: dedicar de 15 a 20 minutos a escribir sobre el estrés que se siente.

Día 2: escribir sobre cómo ha afectado la experiencia.

Día 3: describir cómo se relaciona la experiencia con la vida actual y lo que se desea para el futuro.

Se ha demostrado que esta práctica ayuda a reducir los síntomas de la depresión, incluso semanas o meses después. Los investigadores dicen que es porque escribir puede ayudar a profundizar en las emociones, al mismo tiempo que crea cierta distancia.

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