La detención de un médico en San José de Ocoa porque enarbolaba una pancarta en la que llamaba la atención del presidente Luis Abinader sobre los numerosos enfermos mentales y de cáncer es un abuso que contrasta con la libertad de expresión y del propio sistema democrático.
El mandatario hizo bien no solo con ordenar la libertad del doctor Wazar Gómez, sino en disponer una investigación para establecer responsabilidades sobre un atropello impropio de estos tiempos.
El caso refleja que la Policía está todavía muy lejos de la profesionalización que necesitan los agentes para actuar como verdaderos garantes de la seguridad y del orden público.
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Con la pancarta en que el galeno preguntaba ¿Por qué hay tantos pacientes de cáncer y psiquiátricos en Ocoa? no se amenazaba ni ofendía al gobernante. Ni se violaba ninguna ley. Al excederse en sus atribuciones los agentes que intervinieron en la detención tienen, en el mejor de los casos, que ser reeducados.
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El caso sugiere, al mismo tiempo, la necesidad de avanzar en la reforma y modernización de la Policía para eliminar comportamientos reñidos con las leyes y que tanto manchan la imagen de la institución.
