Con una policía escolar y tantas carencias en los planteles resulta un tanto complejo que el Ministerio de Educación se gaste más de 18 millones de pesos en la adquisición de bastones antimotines, esposas, silbatos y gas pimienta para reforzar la seguridad.
La licitación, abierta desde julio, todavía no se ha cerrado.
De los cinco miembros del Comité de Compras y Contrataciones la solicitud no contó con el visto bueno del viceministro administrativo y financiero, Julio Cordero Espaillat, ni de otro viceministro. La licitación se ha efectuado a solicitud del director de seguridad del Ministerio de Educación, Andrés Matos Rodríguez.
El titular de la cartera la ha defendido bajo el alegato de que es necesaria la seguridad en los planteles y de que se trata de una tradición. Pero el sentido común cuestiona la adquisición de los equipos, sobre todo en un momento en que existen varios planteles en pésimas condiciones y muchas escuelas carecen de materiales educativos.
Además de que la licitación contrasta con la función de la enseñanza, en cuya mejoría estarían mejor invertidos los recursos, y con el servicio de la policía escolar.
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