La última batalla del Ejército italiano: controlar a tiros a los jabalíes para salvar su ‘prosciutto’

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El Gobierno de Italia ha declarado la guerra a su epidemia de jabalíes. Estos cerdos salvajes son ahora considerados uno de los principales transmisores de la peste porcina africana, cuya propagación se ha convertido en una de las principales emergencias para las granjas italianas y, de paso, de la poderosa industria del ‘prosciutto’. Ante el nivel de emergencia, para contrarrestar la propagación de la peste porcina y prevenir posibles peligros para la salud pública, el Gobierno de Giorgia Meloni ha desplegado en el campo un contingente de casi 200 soldados armados.

En una señal de lo serio que es el problema para Italia, la intervención de las Fuerzas Armadas, con un contingente de 177 soldados que patrullarán el campo durante los próximos doce meses está prevista, está enmarcada en una legislación de emergencia que el Ejecutivo pretende aprobar con un decreto ley, y tendrán que implementar las medidas adoptadas por el Comisario Extraordinario.

Según las asociaciones del sector, la medida extraordinaria busca limitar el riesgo de restricciones a la exportación de productos derivados del cerdo italiano debido a la propagación de la peste porcina, con un potencial daño de 2,32 mil millones de euros, según el análisis de la empresa de agricultura Coldiretti, con datos del Instituto de Estadística italiano del comercio exterior en 2023.

El contingente militar estará compuesto por 177 unidades y tendrá tareas de “bio-regulación”, que en resumen significa “caza de jabalíes”. Los militares, según el borrador de la norma, podrán utilizar “el tipo de armas con el que están equipados”. Este uso de armas de tipo militar contra la peste porcina queda ahora autorizado “debido al peligro para la salud de los animales de cría” y para proporcionar una respuesta inmediata y eficaz “con medios y poderes extraordinarios”. Sin embargo, esta actividad será temporal: el despliegue del contingente contra la peste porcina será de 12 meses, renovables una sola vez.

Made in Italy

Desplegar al ejército para combatir la propagación de la peste porcina es, pese a todo, una respuesta a las alertas lanzadas repetidamente por las asociaciones del sector agrícola y ganadero. La propagación de la peste porcina pone en riesgo una de las joyas del Made in Italy, que tiene un valor entre producción e inducido de aproximadamente 20.000 millones de euros y tiene asociados 100.000 puestos de trabajo.

Los jabalíes italianos están “fuera de control”, según la asociación de agricultores y ganaderos Coldiretti, facilitando la propagación de la enfermedad —muy contagiosa y de elevadísima mortalidad entre estos animales—. Según los ganaderos, la fauna silvestre es prácticamente el único vector de la propagación de la peste porcina, y basta con un jabalí enfermo encontrado a kilómetros de distancia de un establo para que se deba tomar la decisión de sacrificar miles de cerdos perfectamente sanos. Según Coldiretti, de hecho, se trata de enfrentar un “ejército” de 2,3 millones de jabalíes que hoy día deambulan sin control por el campo italiano, propagando la enfermedad, pero también devastando los cultivos agrícolas.

Los 177 militares también tendrán tareas de seguridad pública. El decreto ley prevé que a los militares de las Fuerzas Armadas, que, por tanto, no pertenecen al cuerpo de Carabineros (análogos, en Italia, a la Guardia Civil), se le atribuyan todas las funciones de agente de seguridad pública, pudiendo detener e identificar a personas para prevenir o impedir comportamientos que “pongan en peligro” la seguridad en las zonas de actuación y epidemia de jabalíes.

Esto no es baladí: en anteriores ocasiones, y dado que los jabalíes llegan a penetrar en zonas urbanas, ha habido escenas de protestas y horror cuando la gente de a pie ve cómo se abate a tiros a un jabalí.

Sin embargo, no tendrán funciones de policía judicial para continuar con una hipotética investigación o denuncia. Los gastos del despliegue serán cubiertos por el Comisariado Extraordinario, y se le pagarán compensaciones por los “servicios extraordinarios” en “las actividades de lucha contra la peste porcina” por encima de los límites máximos ya previstos por la ley.

El problema italiano con los jabalíes viene de lejos. En la propia Roma, capital que en su extrarradio se extiende por grandes zonas verdes, son habituales las escenas de jabalíes entrando en parques y calles, atraídos por una tardía gestión de las basuras que deja alimentos al alcance de su hocico.

El Gobierno de Italia ha declarado la guerra a su epidemia de jabalíes. Estos cerdos salvajes son ahora considerados uno de los principales transmisores de la peste porcina africana, cuya propagación se ha convertido en una de las principales emergencias para las granjas italianas y, de paso, de la poderosa industria del ‘prosciutto’. Ante el nivel de emergencia, para contrarrestar la propagación de la peste porcina y prevenir posibles peligros para la salud pública, el Gobierno de Giorgia Meloni ha desplegado en el campo un contingente de casi 200 soldados armados.

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