Air y Jessie Ware agitan el baile en un Sónar pendiente de los «miedos y riesgos» de la Inteligencia Artificial

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Antes de que los logaritmos dominen la tierra y la inteligencia artificial sea lo suficientemente inteligente como para pasar por taquilla, acodarse en la barra y convertir al público en una variable fácilmente eliminable, el Sónar sigue apurando su condición de oráculo digital y prepara una nueva edición en la que la sedosa sofisticación de los Air de anteayer, los de la electrónica versallesca de ‘Moon Safari’, compartirá protagonismo con los dilemas creativos de pasado mañana.

A un lado, la explosión lúdica y recreativa de Jessie Ware, el planeta hip hop de Vince Staples y el atracón techno de Charlotte de Witte y Paul Kalkbrenner. Al otro, la incógnita entre alarmada y aterradora de ‘Generating Panic?’, conferencia inaugural del Sónar+D que se propone descubrir cómo la Inteligencia Artificial, está alterando «la propia naturaleza del arte». 

«Este año no habrá manera de esquivar la IA», apunta Antònia Folguera, comisaria de Sónar+D. «Y el año que viene tampoco», añade. «No podía ser de otra manera», defiende a su lado el codirector del festival barcelonés, Ricard Robles. «Hemos hablado de esto desde hace años, y ahora tenemos casos prácticos reales para hablar de los usos, miedos y riegos de la IA», abunda.

En el programa, esto se traduce en paneles, charlas, performances y conferencias centradas en las identidades digitales, la IA generativa y el copyright, el entretenimiento inmersivo, la inclusión en la tecnología y los dilemas éticos y morales asociados derivados de los nuevos usos en las industrias creativas de la IA. Entre los ponentes y participantes destacan académicos, investigadores, ‘abogamers’ como Micaela Mantegna y creadores como Rob Clouth, músico pionero en una técnica asistida por IA que ha bautizado como ‘cheatboxing’ y que le permite transformar su voz en cualquier otro sonido en tiempo real.

Microescenas

En el otro extremo, el del baile sin freno y la electrónica como laboratorio con estructura de coworking, dos ideas sustentan la programación que se verá en Fira y Fira Gran Via entre el 13 y el 15 de junio: el peso de los pioneros y la explosión de las microescenas. De Kerri Chandler y sus bobinas a abiertas a la enésima mutación del reguetón de La Goony Chonga. De Danny Tenaglia, histórico del house y durante años uno de los discjockeys más cotizados del planeta, a novísimas del techno (VTSS, Anetha, DJ Gigola) y experimentos ‘teatro de club’ en tiempo real a cargo del colectivo neoyorquino de hyperpop Club Cringe.

El festival, que este año se expande por toda la ciudad y el calendario en lo que se querido llamar Sónar Week, busca este año «llevar el baile no sólo a la pista, sino también al escenario» y ha reforzado el flanco coreográfico con las colaboraciones de Lee Gamble y Candela Capitán y Kianí del Valle y Hamill Industries y Tayhana) y las actuaciones híbridas de Blackhaine y Gabber Eleganza. O cómo conectar la danza butoh japonesa y los espasmos de la ‘mákina’ sin cambiar de recinto. La guinda a este juego de trasvases y disciplinas encadenadas la pondrá Asian Dope Boys, colectivo de origen chino que desembarca en el festival con un montaje de seis horas en el que participan más de 17 artistas.

Especial será también la presentación del guitarrista flamenco Yerai Cortés,  quien presentará ‘Guitarra Coral’ junto a un coro de seis palmeras, aunque difícil competir con The Cube, nuevo espacio de la Casa Batlló que aúna música electrónica y arte digital en el emblemático edificio de Gaudí y que se pondrá en marcha el 24 de mayo con ‘Music:Response’, experiencia inmersiva, tridimensional y caleidoscópica ideada por The Chemical Brothers a partir de sus éxitos y de sus imagen visual.

Mudanza ¿integral?

El caso es que, con Air, Kaytranada y Jessie Ware como grandes reclamos y Judeline, Soto Asa y pabloplabo dando alas al talento local, el Sónar llega a su edición número 31 con un presupuesto de 10,5 millones de euros y el convencimiento de que estamos ante la versión «más rica, diversa y compleja» del festival. También, ay, ante de una de las últimas en la que el Sónar de Día se celebrará en Fira Montjuic.

Y es que, ante la reforma de todo el recinto prevista entre 2026 y 2029, coincidiendo con el centenario de la Exposición Universal de 1929, la dirección del festival ya da prácticamente por hecho, «a un 99 por ciento», que el festival se celebrará de forma íntegra en el recinto Fira Gran Via de L’Hospitalet como mínimo entre 2026 y 2029. «Somos un festival mutante por naturaleza», ha relativizado Robles, que ya pilotó los cambios de la Mar Bella a Fira Gran Via y del CCCB a Fira Montjuïc. Aún es pronto, peor queda la incógnita de qué pasará a partir de 2029. «Igual el de 2026 es un formato fantástico o por el camino decidimos que podemos estar en los dos espacios», ha dicho Robles.

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