Oposición a la deriva

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Desde que selló su acta de defunción con su ridícula queja ante la OEA sobre supuestos atentados  del Gobierno a la democracia, la oposición  ha seguido dando palos a ciegas con denuncias alarmistas, que no han calado en la población, para incidentar, antes de exhalar el último suspiro, las elecciones  del 19 de este mes. No tiene otra explicación ese exabrupto que representa la exhortación del expresidente Danilo Medina a los peledeístas de que se armen de valor y destruyan las casetas que instale el PRM alrededor de los centros de votación.

En ese contexto entra el infundado reclamo a la JCE para que sustituya al encargado de la Policía Electoral por supuesta parcialidad con el oficialismo. Aunque en las municipales hubo detenciones en Santiago por la compra de cédulas, la oposición, nucleada en la natimuerta alianza Rescate RD, aduce que el funcionario se hizo de la vista gorda frente a una práctica que en las últimas votaciones fue menos escandalosa que nunca. El PLD, Fuerza del Pueblo y lo que queda de un casi extinguido PRD quieren dar a entender que su derrota,  al parecer  aplastante, se debió a que el Gobierno, con la anuencia de las autoridades electorales, se impuso a la mala.

Por esa amplia mayoría que atribuyen las encuestas al presidente Luis Abinader y por el descalabro de la oposición, el actual proceso ha carecido de entusiasmo o de interés. Ese vacío se ha erigido en uno de los aspectos más corrosivos, que puede incidir en una elevada abstención y que la oposición no ha dejado de tratar de capitalizar con denuncias que no se corresponden con la realidad y hasta con burdos montajes para modificar la percepción del electorado.

Nadie en su sano juicio comparte que Abinader ni el PRM patrocinan la compra de opositores y mucho menos que utilicen recursos públicos, del crimen organizado o mal habidos para colocar a la oposición contra las cuerdas. Lo que sí se nota es que el mandatario ha logrado, pese a las adversidades, garantizar  estabilidad social y económica, gracias, en gran medida, a su vocación democrática y capacidad de trabajo. En aras de un clima electoral más armonioso llegó incluso a disponer de más de 2,500 millones de pesos  que no estaban contemplados en el presupuesto para los partidos.

Pero la oposición, consciente de que en la calle no tiene mucho que buscar,  recurre  a llamados y denuncias perturbadores para  victimizarse de antemano y tratar de manchar al Gobierno y el PRM y deslegitimar unos resultados que se perciben en todos los ambientes. En contraste con una  oposición a la deriva, que no ha podido repuntar y  ni siquiera elaborar una consigna graciosa, la imagen de Abinader se fortalece.

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