Al acercarse el día de las votaciones se alejan del debate electoral temas de la agenda estratégica nacional para dar paso a promesas de corto plazo que encandilan a la población votante, como construcción de puentes, desbroce de caminos vecinales, reencauzamiento de cañadas e incremento de subsidios.
Tal parece que se agota el tiempo para que candidatos presidenciales y congresuales refieran sus recetas para diseñar un tipo de reforma fiscal que garantice un aumento en la presión fiscal tributaria de al menos un 4 %, sin generar una convulsión social o crisis de gobernanza.
Fórmulas para aliviar el pago del servicio de la deuda externa, que ya se arrima al 30 % del Presupuesto General del Estado, no han sido suficientemente socializadas por postulantes a los comicios del 19 de mayo, todos los cuales emplean su tiempo en justificar o censurar el endeudamiento externo.
Los electores ignoran los remedios que prometen partidos y aspirantes para reformar el Sistema de Seguridad Social en lo referido a los regímenes de salud o pensional, aunque cada cual jura que solucionará uno de los escollos más difíciles de superar en camino al anhelado escenario de equidad y justicia. Los candidatos Luis Abinader, Leonel Fernández, Abel Martínez y otros alternos han recorrido múltiples foros en los cuales han abordado problemas esenciales, pero al día de hoy la mayoría de la población no está clara en lo que harían unos y otros, por lo que se requiere profundizar sus respectivas exposiciones.
Al 1 de enero de 2025, se liberará el mercado de importación de arroz procedente de Estados Unidos y Centroamérica, lo que afectará a la industria arrocera nacional, que produce en promedio 14.5 millones de quintales del cereal. ¿Algún candidato ha presentado formula salvadora?
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¿Qué sabe la población sobre lo que haría cada postulante con la educación, salud, transporte, energía, empleo, seguridad ciudadana, narcotráfico, inmigración ilegal, feminicidios, cultura o tecnología? Se admite que la mayoría de esos temas fueron abordados, pero lo que se cuestiona es si llegaron los mensajes.
Partidos y candidatos deberían apartar algo de tiempo para repasar con sus electores sus planes, programas, recetas o remedios que conllevarían a aliviar esos problemas en caso de ser favorecidos por el voto popular, porque no solo con promesas vagas, unas cuantas monedas y pica pollo se conquista el sufragio.
