La Zarzuela convierte ‘La verbena de la Paloma’ en un tributo al oficio de actor

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«Me parece que esta vez me he equivocado». La célebre frase de Tomás Bretón, que dijo al parecer a los músicos de la orquesta antes de atacar el preludio de ‘La verbena de La Paloma‘ el día de su estreno en el Teatro Apolo, el 17 de febrero de 1894, es ya historia de la zarzuela. El compositor salmantino se equivocó, efectivamente, pero de pronóstico. Porque la obra se convirtió, desde esa misma noche, en uno de los títulos más populares del género lírico español. Fragmentos como ‘¿Dónde vas con mantón de Manila’?, ‘Una morena y una rubia’ o ‘Por ser la Virgen de la Paloma’ trascendieron enseguida el escenario y hoy forman parte del acervo popular español.

‘La verbena de La Paloma’ vuelve la semana próxima al Teatro de la Zarzuela, donde estará en cartel hasta el 25 de mayo. Es una producción especial por muchos motivos. En primer lugar, por ser la primera vez que José Miguel Pérez Sierra baja al foso de la Zarzuela desde que es director musical del coliseo. Segundo, por la directora de escena, Nuria Castejón, perteneciente a una de las más ilustres sagas ‘zarzueleras’; su hermano Rafa participa en el montaje, en el que estaba previsto que interviniera también el mayor de los Castejón, Jesús -se lo han impedido problemas de salud-. Y es especial, igualmente, porque la Zarzuela dedica las funciones a Miguel Roa, uno de los directores de orquesta que más defendió el género -fue director musical del teatro entre 1985 y 2011-, y que este año hubiera cumplido ochenta años.

‘La verbena de La Paloma’ -obra de apenas una hora de duración- se presenta esta vez con un prólogo escrito por Álvaro Tato: ‘Adiós, Apolo’. «’La verbena…’ no es ni un texto ni una partitura; es un espíritu», dice el dramaturgo, que ha imaginado el ensayo de la última función del mítico Teatro Apolo de Madrid, bautizado como la catedral del género chico, y que cerró sus puertas el 30 de junio de 1929 con un programa que incluyó, precisamente, la obra de Tomás Bretón.

«Es una carta de amor a un género», añade Tato, que lo extiende también a la producción entera. Sus responsables y sus intérpretes coinciden en señalar que esta ‘Verbena’ es un homenaje también a la profesión, al oficio de actor, representado en Rafael Castejón y Pepa Rosado, padres de la directora de escena y artistas que durante años dignificaron los elencos de cualquier montaje de zarzuela. «Cuando veo Castejones en mis repartos me relajo», dice Pérez-Sierra, que se define como «más madrileño que el Oso y el Madroño» y que procede también de familia musical -su tío fue el tenor Miguel Sierra-.

El reparto de ‘La verbena de La Paloma’ lo encabezan Antonio Comas (Don Hilarión), Borja Quiza (Julián), Milagros Martín (Señá Rita), Carmen Romeu (Susana), Ana San Martín (Casta), Gurutze Beitia (Tía Antonia), Sara Salado (Cantadora) y Rafa Castejón (Tabernero); todos interpretan otros papeles en el prólogo de Álvaro Tato. Entre los intérpretes figuran siete participantes en las distintas promociones del Proyecto Zarza, que presentó hace cinco años la zarzuela de Tomás Bretón en una singular versión de Pablo Messiez.

El Coro Titular del Teatro de la Zarzuela y la Orquesta de la Comunidad de Madrid completan el equipo artístico, en el que figuran tambien Nicolás Boni (escenografía), Gabriela Salaverri (vestuario) y Albert Faura (iluminación).

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