Cuando Paco de Lucía se enfrentó al maestro Rodrigo sin saber solfeo

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Cuando se grabó el ‘Concierto de Aranjuez’ en el Teatro Bulevar de la localidad madrileña de Torrelodones, Paco de Lucía estaba asediado por las peticiones. Cerraba la temporada de conciertos con años de anticipación, rechazaba actuaciones en todo el mundo e incluía cláusulas en los contratos para poder suspenderlos por cansancio físico. Por supuesto, los empresarios aceptaban sin rechistar, porque su nombre en una marquesina era garantía de llenar un teatro de diez mil localidades en el lugar más recóndito del planeta. Sin embargo, lo que movía al guitarrista en 1991 ya no era tanto el dinero como los retos creativos.

En este sentido, interpretar la famosa obra clásica del maestro Joaquín Rodrigo y grabar su último disco con Camarón, ‘Potro de rabia y miel’, cuando al cantaor le quedaban pocos días de vida, fueron no solo los desafíos de ese año, sino los más difíciles de su carrera. Por eso ciñó su contratación a los principales teatros de Nueva York, Roma, Washington, Sídney, Berlín o París y se encerró para prepararlos.

«No sé decirte cuándo fue el momento exacto en que decidió intentarlo, pero el ‘Concierto de Aranjuez’ siempre le había atraído, al igual que las obras de Falla o Albéniz», cuenta Casilda Varela, su mujer en aquel momento, al periodista Nacho Serrano, autor del extenso libreto que acompaña a la reedición remasterizada que Universal pública hoy. Un trabajo que vuelve a la vida para conmemorar el 30 aniversario de la legendaria actuación que se grabó el 25 y 26 de abril de 1991, en el que el guitarrista estuvo acompañado por la Orquesta de Cadaqués, dirigida por Edmon Colomer, y que contó con la presencia del mismísimo Joaquín Rodrigo.

Parece ser que la chispa se encendió un buen día de 1986, en un encuentro casual con José María Gallardo del Rey en casa de una amiga en el madrileño Paseo de la Castellana. «Paco me decía: ‘Toca otra, toca otra’. Y toqué todo lo que me sabía. Me pellizcaba pensando: ‘¿Esto me está pasando de verdad?’. A las tantas de la madrugada, Casilda se arrimó a Paco y le susurró: ‘Bueno, parece que has encontrado lo que buscabas para lo del concierto de Aranjuez, ¿no?’», cuenta a Serrano este guitarrista clásico.

«Agobiado»

«Hubo un momento en que Paco estaba realmente agobiado por la dificultad del proyecto que quería sacar adelante. Sé que lo pasaba mal, veía señales de ansiedad […], aunque en realidad era lógico. Se enfrentaba a una obra monumental solo con su intuición, sin saber solfeo, y eso le llevó a buscar gente que le explicara unos mínimos para guiarse y salir del atolladero». Al día siguiente, antes de coger un avión para embarcarse en una nueva gira, llamó por teléfono a Gallardo y le dijo que estuviese preparado para ponerse «al lío» con el ‘Concierto’ en cuanto volviese.

A la colosal tarea de adaptación y presentación en vivo se sumaron también su sobrino José María Bandera y Juan Manuel Cañizares. Entre la audiencia del Teatro Bulevar estuvieron también presentes leyendas de la guitarra flamenca como Serranito, Pepe Habichuela y un treintañero Tomatito que décadas después publicaría su propia versión. También de la guitarra de la clásica, como Ignacio Rodes. Paco tocó con una Conde arañada por la parte superior de la boca que su hermano, Ramón de Algeciras, le había regalado hace años.

El disco está dividido en dos partes: la primera contiene los tres movimientos de esta obra escrita por Rodrigo en 1939 (‘Allegro Con Spirito’, ‘Adagio’ y ‘Allegro Gentile’), y la segunda, tres piezas de la suite para piano ‘Iberia’, de Isaac Albéniz. Al terminar, el maestro Rodrigo, que no miraba con simpatía las adaptaciones que habían hecho otros hasta entonces, le pidió a Paco de Lucía que repitiese un movimiento para él y, tras escucharle, aseguró: «Nadie había tocado jamás el ‘Concierto de Aranjuez’ tan eróticamente y con tan inspirado fuego».

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