Emilio de Justo, tras cortar dos orejas: «Esta afición se lo merece todo; Sevilla es Sevilla»

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Emilio de Justo, como hace unos días, volvió a emocionar al respetable con dos orejas cortadas y con un trabajo firme, sobre todo, en su segundo toro, al que supo entender y llevarlo a su registro. «El toro ha sido muy duro, muy exigente. Al principio me costó. Venía muy por dentro. Esta plaza, esta afición lo merece todo. Ha sido una faena muy de verdad. Estoy contento de haber superado muchas cosas. Es un público especial, con una sensibilidad y paciencia que lo hace distinto. Desde que debute aquí en 2019, se me ha dado muy bien. Sevilla es Sevilla”.

Con respecto al primer toro, indicó que «ha sido una faena importante. Se vio desde un principio que el toro tenía temperamento». El torero habló de sus movimientos: «El inicio fue bueno para someterlo, sobre todo, por la derecha. Ha llegado a la gente. Luego lo maté muy bien. Estoy contento por volver a triunfar en Sevilla otra vez«.

De Dorado, al que le cortó una oreja, a Jilgero, con el que lamentó su poco ímpetu, Manuel Jesús, El Cid, se marchó satisfecho tras «disfrutar» y notar el cariño del respetable en una tarde que tubo de todo. Con un inicio prometedor, el de Salteras lamentaría no poder haber hecho algo más al final.

Asumiendo la diestra de manera directa y ejerciendo mando, con Sevilla de pie observándolo, El Cid, se mostró muy ilusionado tras verse con el primer toro: «He disfrutado mucho. El toro ha sido noble, mejor por el lado derecho. Ha sido un gran toro», indicó, para luego ser más analítico tras verse con el segundo de la tarde: «Si hubiese tenido ímpetu, hubiese sido un gran toro. En las distancias cortas me gustaba. Era un toreo de cercanía. Aquí hay que tener todo tipo de registros«.

Terminaría El Cid su comparecencia ante las cámaras de OneToro TV calificando como «muy positiva» su tarde: «Desde el 12 de octubre no me ponía el traje. Volver a la Maestranza, en la Feria de Abril… Estoy contento con la tarde que he echao. La pena, quizás, fue que al primero no le pude cortar las dos orejas porque la espada me cayó un poco baja».

Por su parte, sin apenas continuidad, y con su primer toro, Ibicenco, falto de bravura, Daniel Luque habló de la dificultad que le había supuesto tratar de ‘arrancar’ al enemigo. «Este tipo de animales, tan cortito, con tan poco cuello… Es complicado. Tenía nobleza, pero decía poco arriba». El de Gerena se lamentó e insistió en su intento infructuoso: «Lo he intentado mimar y acaricia. Había que tocarlo para que llegara, pero nada». La misma reflexión hizo tras verse con el segundo toro: «El toreo es así. Ni siquiera tenía para poder atacarle y meterle en su sitio. Esto es así. No es fácil mantener el nivel todas las tardes»

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