¿Por qué es difícil negociar con disidentes de las Farc en Colombia?

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(ARCHIVOS) El máximo comandante de la disidencia de las FARC-EP, Iván Mordisco (C), asiste a una reunión con comunidades locales en San Vicente del Caguán, departamento de Caquetá, Colombia, el 16 de abril de 2023. – Alias Iván Mordisco, el comandante del principal grupo disidente de las FARC , abandonó las negociaciones de paz en Colombia, anunció el gobierno el 16 de abril de 2024, y continuará las conversaciones con otros líderes guerrilleros. (Foto de JOAQUÍN SARMIENTO / AFP)

La principal facción disidente de las FARC sufre una ruptura interna que provoca una nueva crisis en la negociación de paz con el gobierno de Colombia.

Conocidos como Estado Mayor Central (EMC), estos rebeldes rechazaron el pacto de paz de 2016 y se han fortalecido tras el desarme de la antigua guerrilla FARC, donde militaron varios de sus comandantes.

Una serie de ataques contra civiles y la fuerza pública en medio de una tregua pactada a finales del año pasado colmaron la paciencia del presidente, Gustavo Petro.

El Ejecutivo apartó el martes de los diálogos al comandante rebelde alias Iván Mordisco, en un esfuerzo por salvar la política de “paz total” con la que busca desactivar el conflicto de seis décadas por medio del diálogo con los principales grupos armados.

Expertos explicaron a la AFP las claves para entender qué es el EMC, quiénes lo lideran y por qué es difícil negociar con esa organización.

Un miembro del frente Carlos Patiño de la guerrilla disidente de las FARC patrulla junto a cultivos de coca en el Cañón de Micay, una zona montañosa y bastión de EMC en el departamento de Cauca, suroeste de Colombia, el 24 de marzo de 2024. – Plantaciones de coca de color verde brillante cubren las laderas de las montañas del estrecho Cañón de Micay, el corazón de las guerrillas colombianas, que gobiernan su feudo como un miniestado. A lo largo de caminos de tierra, en laboratorios improvisados, los agricultores mezclan abiertamente hoja de coca con gasolina para extraer una pasta utilizada para producir cocaína pura, una de las principales exportaciones de Colombia. El Cañón de Micay es una importante fuente de tensión en las negociaciones entre el gobierno y los rebeldes del Estado Mayor Central (EMC) que se separaron de las FARC cuando firmaron un acuerdo de paz en 2016. (Foto de Raúl ARBOLEDA / AFP)

¿Qué es el EMC?

A mediados de 2016, cuando el acuerdo de paz entre el gobierno del entonces presidente, Juan Manuel Santos, y las poderosas FARC entraba en su recta final, algunas facciones guerrilleras anunciaron que se separaban del proceso porque implicaba una “derrota militar”.

Eran “unas estructuras regionales, frentes y bloques con diferentes nombres. Fue solo hasta la formulación de la política de ‘paz total’ cuando deciden converger alrededor del nombre de Estado Mayor Central”, explica el investigador del conflicto Jorge Mantilla.

“Crecieron y empezaron a convertirse en un problema muy importante ya desde el gobierno de Iván Duque (2018-2022) (…) Y este gobierno les da estatus político” para negociar con ellos, agrega Mantilla.

En 2022 la inteligencia militar calculaba su pie de fuerza en unos 3.500 combatientes. La organización controla rentas del narcotráfico y la minería ilegal en la Amazonía, en zonas como en las fronteras con Venezuela y Ecuador.

“Se autodefinen como una instancia de toma de decisiones que une a distintas expresiones disidentes”, precisa Juana Cabezas, del centro de estudios independiente Indepaz.

Iván Mordisco y Gustavo Petro. | Foto: Suministrada, Presidencia

¿Quién es Iván Mordisco?

Mordisco, considerado hasta el martes el máximo comandante del EMC, es un curtido guerrillero cuya muerte en una operación militar fue anunciada por el gobierno del expresidenmte Iván Duque en julio de 2022.

Reapareció un par de meses después en un video expresando su voluntad de unirse al proceso de paz planteado por el recién posesionado Gustavo Petro.

“Es una persona que tuvo una trayectoria de más de 20 años en las antiguas FARC (…) en la estructura del Frente Primero, el primer frente en oponerse al acuerdo con el gobierno de Santos”, explica Mantilla.

“En las antiguas FARC era un mando medio. Nunca hizo parte de los (comandantes) históricos pero su experiencia militar y haberse opuesto de manera temprana a la negociación le otorgó una legitimidad importante”, agrega el investigador.

Sin embargo, su silencio durante repetidas crisis en las negociaciones sembró dudas sobre su compromiso con el proceso. El gobierno ahora reconoce al comandante ‘Andrey’ como interlocutor principal en los diálogos, aunque admite que solo tiene mando sobre un 50% de la tropa del EMC.

Mordisco, cuya ubicación es desconocida por las autoridades, aún no se ha pronunciado.

Un guerrillero de la disidencia de las FARC, Jaime Martínez, hace guardia mientras el comandante Andrey da una entrevista cerca de la ciudad de Suárez, departamento del Cauca, el 30 de agosto de 2023. – El grupo disidente EMC, que rechazó un acuerdo de paz de 2016 que desarmó a las FARC, iniciará conversaciones de paz directas con el gobierno colombiano el 31 de agosto. (Foto de JOAQUIN SARMIENTO / AFP)

¿Por qué no avanza la negociación?

Un año y medio después de anunciar los primeros acercamientos con el EMC, el gobierno de Colombia ha logrado pocos avances en la negociación y reconoce que los rebeldes se han fortalecido.

“La falla principal ha sido pensar que había un Estado Mayor Central unificado (….) no estaban unificados tampoco tenían todos (los frentes) la misma capacidad”, apunta Cabezas.

Los ceses al fuego -pactados y suspendidos varias veces- han sido mayoritariamente respetados en regiones como la frontera colombovenezolana (noreste), mientras que las facciones que operan en el suroeste han atacado en varias ocasiones a la fuerza pública y a civiles durante las treguas.

Para Mantilla esto obedece a “diferencias” entre los frentes “en términos militares, económicos y políticos —es decir en su relación con las comunidades”.

El ambicioso proyecto de “paz total”, que abrió negociaciones con una decena de grupos armados de diversa naturaleza, también ha resultado ser “un problema, continúa.

“Gran parte de la violencia en Colombia se presenta entre estos grupos y no entre estos grupos y el Estado. Por eso el desplazamiento, el confinamiento y las masacres han sido tan difíciles de detener para este gobierno”, concluye el investigador.

AFP

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