UNA MIRADA ACADÉMICA
La decisión fue drástica: había que abandonar inmediatamente el lugar y volver a Madrid. Y así se hizo
Tendría yo unos siete u ocho años y el veraneo familiar, en una localidad de la sierra madrileña, transcurría —cabe suponer— con la apacibilidad entre aburrida y gustosa de las interminables vacaciones escolares de entonces.
Pero un día, repentinamente, una novedad lo cambió todo.
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