Soberbia tarde del peruano, que desoreja a un bravo jandilla y se marcha a hombros hasta el hotel
Guarden las copas sus enemigos. Colóquenlas en la vitrina, déjenlas reposar. Ya lo escribíamos ayer: el brindis por la derrota de Roca Rey tendrá que esperar. Falta mucho para desplumar al Cóndor, que diría Martín Arranz. ¡Cómo estuvo el peruano! Maciza su tarde, en …
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