Akira Toriyama, adiós al autor que creó ‘El Quijote’ del manga: así fue su trayectoria, mucho más allá de ‘Dragon Ball’
Se suele decir que una persona nunca muere si alguien la recuerda. Es por ello que el fallecimiento a los 68 años de Akira Toriyama, creador de Dragon Ball, no es realmente su final, pues queda no solo su recuerdo, sino todo el legado artístico que deja en el mundo del manga, el anime y los videojuegos.
Aunque su estudio lo reveló este mismo viernes, el mangaka murió el pasado 1 de marzo a causa de un derrame cerebral agudo. Su funeral se realizó en la más absoluta intimidad, con sus familiares y sus amigos más cercanos, y, tras conocerse la noticia, rápidamente reaccionaron algunas importantes figuras y compañías, como la revista V-Jump, donde publicó su famosa obra; Yuji Horii, diseñador de los juegos Dragon Quest donde él participó; Eiichiro Oda, creador de One Piece; y Masashi Kishimoto, autor de Naruto.
No es de extrañar este aluvión de mensajes despidiéndose de él, pues no solo cautivó con sus creaciones a los fans, sino que también influenció a historietistas que pasaron de amar sus mundos a inspirarse para crear sus propios mangas.
“Tomaste el mando en una época en la que leer manga se consideraba una estúpida pérdida de tiempo y forjaste una era en la que tanto adultos como niños podían leer y disfrutar de este medio”, alabó Oda, quien no solo defendió que lo admiraba desde niño, sino que recuerda el primer día que llamó “amigos” a Kishimoto y a él.
Sin duda, la relación de ambos autores con él fue más allá de lo profesional, pero no fueron los únicos, pues otros mangakas como Hiro Mashima (Fairy Tail) o Tite Kubo (Bleach) también confesaron haber seguido de cerca sus pasos. Y no es para menos, pues Dragon Ball fue una serie clave para el manga, una obra sin la cual otras muchas series no habrían existido.
La historia de Goku y sus amigos sentó las bases modernas del shonen, género de manga y anime demográficamente concebido para chicos -aunque eso ha cambiado mucho- que consta de aventuras, peleas y, en muchos casos, fantasía. Su manera de construir el mundo y los personajes, de plantear arcos argumentales o de crear momentos icónicos le encumbró y le hizo dejar una gran huella en la profesión.
Todo maestro tiene una inspiración
Nacido el 5 de abril de 1955 en Kiyosu, en el centro de Japón, Toriyama comenzó trabajando en una agencia de publicidad, momento en el que se dio cuenta de que ser un hombre de negocios no era lo suyo.
Estaba claro que su empleo debía ser creativo y quiso convertir su pasión en su profesión. Y es que el autor citó a Osamu Tezuka como gran responsable de que se aficionara a leer cómics.
Todo maestro también tiene una fuente de inspiración, y obras de Tezuka, considerado como “el Dios del manga”, fueron clave para Akira Toriyama. En concreto, confesó ser un ferviente fan de Astro Boy (1952-1968), pero también de como Kimba, el león blanco (1950-1953) o La princesa caballero (1953-1956).
Con esta gran referencia, comenzó a crear manga y, en 1977, llamó la atención del editor japonés Kazuhiko Torishima con la historia corta Awawa World, su primera creación, y Misterious Rain Jack, parodia de Star Wars.
Al año siguiente, Akira Toriyama ya estaba debutando con Wonder Island en Shonen Jump, revista a la que siguió vinculado el resto de su carrera y uno de los magazines más populares de manga que ha publicado Naruto, One Piece, Bleach o My Hero Academia.
Una carrera llena de obras para el recuerdo
En 1980 llegó su primer gran éxito, Dr. Slump, serie centrada en las aventuras del inventor Senbei Norimaki y su creación, Arale, una androide con semblante de niña cuya principal característica era su irreverencia y comicidad.
Esta obra se publicó hasta 1984, pero un año antes también lanzó Dragon Boy, una historia corta de apenas dos capítulos en los que aparecían personajes que sirvieron de preámbulo para la futura Dragon Ball.
Entonces, ese mismo año, llegó el que es su emblemático manga. La historia comenzaba con la llegada a la Tierra de un recién nacido Goku, un saiyajin, raza extraterrestre proveniente del planeta Sadala. El argumento seguía la estela de los orígenes de Superman, pero la mayor inspiración era Viaje al oeste, famosa obra china de la que coge múltiples referencias: el Rey Mono se llama Sun Wukong, nombre parecido a Son Goku; y el protagonista de Dragon Ball, además, tiene cola y es capaz de convertirse en un gran simio.
El manga comenzó su serialización en 1984 y terminó en 1995, pero el anime continuó realizándose, con temporadas como Dragon Ball GT, que no siguen el argumento de Akira Toriyama. Durante años, la franquicia siguió desarrollándose en películas y videojuegos, pero en 2015, este mágico universo regresó con Dragon Ball Super, que continúa publicándose (y emitiéndose en formato anime).
Aun así, en esta temporada, él solo escribía el guion y era su discípulo, Toyotaro, quien dibujaba. “Empecé a crear manga para que el maestro Toriyama me elogiara. Lo era todo para mí”, escribió su pupilo en redes tras el anuncio.
Más allá del manga
Aparte de colaborar en la adaptación animada de su manga, en las películas y en los videojuegos, Akira Toriyama también realizó los diseños de personajes de juegos como la saga Dragon Quest (1986-2023), Chrono Trigger (1995) o Blue Dragon (2007).
A estos títulos se unirá el próximo mes de abril Sand Land, videojuego basado en su obra homónima del año 2000 cuyo anime también llegará a Disney+ el próximo 20 de marzo.
De este modo, el fallecido mangaka también hizo historia al ser pionero en construir universos transversalmente en distintos formatos, desde el manga a los videojuegos, pasando por el cine y el anime.
A Akira Toriyama se le puede considerar el Osamu Tezuka de su época y la importancia de Dragon Ball se podría equiparar a la que tuvo El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes, para la literatura española. No en vano, el autor no solo ha influenciado a otros historietistas, sino que la popularidad de su obra es en buena parte responsable de la exportación y el éxito del manga a nivel internacional.