El ADN del pelo de Beethoven revela la verdadera causa de su muerte 200 años después

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Retrato de Beethoven del pintor Joseph Karl Stieler (1819)

En ocasiones, la ciencia logra algunos más propios de la ciencia ficción. Casi 200 años después, los científicos han descubierto la verdadera causa de la muerte de Ludwig van Beethoven gracias a su pelo. Mediante el análisis genético de varios mechones de cabello, un equipo de investigadores internacionales ha demostrado que su muerte se deba, muy probablemente, a una infección de hepatitis B, agravada por el consumo de alcohol y demás hábitos de riesgo de la enfermedad.

C. Amanda Osuna

Este avance desmiente la última teoría que, hasta ahora, se tenía por cierta. En 2007, una investigación forense analizó un supuesto mechón del músico y sugirió que la muerte se debía a un envenenamiento por plomo. Lo cierto es que no era descabellado, pues los tratamientos médicos que se usaban entonces muchos contenían este metal. Esta teoría se ha desvanecido una vez que la reciente investigación ha demostrado que ese cabello no pertenecía al genio alemán, sino a una mujer anónima.

La investigación ha sido dirigida por la Universidad de Cambridge y el Hospital Universitario de Bonn y publicada en la revista Current Biology, donde han intentado arrojar más luz sobre la salud de Beethoven. Un estudio que cumple con la última voluntad del compositor, quien pidió a sus hermanos que dieran a conocer los detalles de su estado y de su muerte para que se le comprendiera mejor tanto desde el plano médico como personal.

Y es que este genio de la música no solo sufrió problemas de audición -hasta el punto de perder completamente el oído-, sino que también padeció complicaciones gastrointestinales durante, prácticamente, toda su vida. Desde los 22 años, Beethoven sufrió fuertes dolores abdominales y ataques crónicos de diarrea que le acompañaron hasta su muerte el 26 de marzo de 1827, a los 56 años. Sin embargo, el análisis de su pelo no ha logrado descifrar el origen de estos problemas gastrointestinales.

La trágica ironía del músico

Forma parte de la sabiduría general: Beethoven era sordo. Es, quizás, la mayor y cruel ironía a la que puede enfrentarse un músico. De hecho, en una de sus cartas, el alemán confesó sentirse “desesperadamente afligido”, lo que le llevó a experimentar episodios depresivos. La pérdida auditiva de Beethoven comenzó pasados sus 20 años, con una tinnitus, que se muestra como un timbre o un pitido en los oídos.

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