Investiga la Justicia el hallazgo de 501 ataúdes y 200 bolsas con restos óseos abandonados en el Cementerio

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Investiga la Justicia el hallazgo de 501 ataúdes y 200 bolsas con restos óseos abandonados en el Cementerio

los funcionarios municipales infieren que provenían de bóvedas pero que el proceso quedó inconcluso y los cuerpos, “desparramados”

El intendente, Julio Alak, realizó ayer una nueva denuncia sobre la herencia que dejó su antecesor, Julio Garro, en el Municipio, que fue una de las más conmocionantes vistas hasta el momento. Se trata del hallazgo de 501 ataúdes y 200 bolsas de consorcio con restos humanos arrumbados en distintos depósitos del Cementerio de La Plata.

Según se infiere, podrían tratarse de restos que, tras muchos años de haberse producido el fallecimiento, habrían cumplido su tiempo en bóvedas y que, por alguna imposibilidad de contactar con sus deudos, fueron removidos del lugar donde se encontraban sin continuar con el procedimiento correspondiente, como su depósito en Osarios o su eventual cremación.

Sin embargo, ésta es una suposición, ya que una buena parte de los cuerpos no poseen identificación y se encuentran arrumbados, en cajones abiertos o rotos y hasta en bolsas de consorcio.

Así encontraron los funcionarios alakistas lo que serían los restos de unas 700 personas, entre ellas, 22 “angelitos”, como se denominan los restos de niños fallecidos. Y, tras una inspección oficial en conjunto con la Dirección de Personas Desaparecidas del ministerio de Seguridad bonaerense, ayer radicaron la denuncia penal.

EN CUATRO DEPÓSITOS

El hallazgo ocurrió en diciembre, con el traspaso de gestión, pero recién se conoció ayer, cuando el caso cayó en manos de la fiscal María Cecilia Corfield. Cuando entramos al Cementerio, quedamos impresionados porque nunca habíamos visto algo así. Es una mezcla de descontrol, impericia y deshumanización”, dijo ayer a EL DIA el secretario general de la Municipalidad, Norberto Gómez, de quien depende ahora el Cementerio local.

“Hasta ahora hicimos un relevamiento y constataciones con escribanos y pusimos el tema a disposición de la justicia”, explicó el funcionario. Y añadió: “Después de ese proceso, nuestro trabajo será identificar y sepultar”.

Según consta en la denuncia penal presentada ante la Fiscalía Nº15, al tomar el control del edificio del Cementerio, se realizó un relevamiento del lugar, donde se produjeron los hallazgos en cuatro depósitos, uno de ellos, destinado originalmente al guardado de cortadoras de pasto y otras herramientas.

“En ningún caso estos espacios eran morgues o lugares destinados a la conservación de cadáveres”, insistieron desde la Comuna.

En la declaración judicial, se citó al panteón denominado “La Protectora” y que, según se describe, es un subsuelo donde se halló “un olor fuerte y nauseabundo, además de féretros en el piso, con agua estancada”.

Allí se hallaron 16 cajones que no contaban con las chapas identificatorias de los restos. En la Comuna infieren que, como esos recintos son de madera, con una protección interior metálica, “su procedencia pudo ser de una bóveda o nicho”.

El segundo depósito -consta en la presentación judicial- es la denominada “sala velatoria”. En el entrepiso que hay debajo se hallaron arrumbadas “cerca de 200 bolsas de consorcio negras con restos óseos, muchas sin identificar con nombre, nicho y ubicación catastral”.

En este espacio también se encontraron 15 cajones féretros de madera.

En el tercer depósito, ubicado en el segundo piso del edificio, se encontraron “cientos” de féretros de personas adultas y 22 correspondientes a niños, ya que tenían la identificación de “angelitos”.

“De igual modo, también hay bolsas de consorcios con restos óseos y huesos desparramados por el piso”, dice la declaración.

El cuarto depósito es comúnmente denominado “galpón de arena” y es donde se guardan herramientas de distinto tipo. Allí se encontraron cuatro lugares separados con “más de 107 ataúdes apilados arrumbados y bolsas negras de consorcio con restos humanos”.

El secretario general de la Municipalidad explicó ayer que el procedimiento con los fallecidos en el Cementerio municipal está regido por la ordenanza Nº8.209, sancionada en 1990. La norma establece los plazos en que un cuerpo debe permanecer en tierra, y luego de eso en bóvedas y en nichos reducidos. Y que, antes de disponer de esos restos, la Comuna debe contactar con los deudos del difunto.

En aquellos casos en que los herederos forzosos no se presenten, la dirección municipal del Cementerio puede destinar los restos al Osario Común o reducirlos. Así lo indica el artículo 52 de la norma, en tanto que el 46 establece que el Cementerio tendrá una fosa común en la que se depositará toda clase de restos humanos reducidos, que no tengan destino especial, con su identificación y lo proveniente de panteones, bóvedas, nichos y sepulturas, también con su debida identificación, conforme a las disposiciones de la presente ordenanza.

“Eso es lo que corresponde hacer, pero no dejar estos restos humanos tirados, desparramados, sin acta administrativa, sin identificación. Es casi como quitar el derecho a la muerte”, concluyó Gómez.

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