Carolina Mejía

Carolina Mejía ha levantado un entusiasmo como no se veía en las calles de Santo Domingo desde le era Peña Gómez.

Muchos son los que han comentado que el cierre de campaña que hizo junto al Presidente Luis Abinader despertó una pasión proselitista sin precedentes que evocaron aquellos años 90 cuando las concentraciones de José Francisco le consagraron como el mayor líder de masas.

Todo el mundo sabe del carisma y aceptación de Carolina, lo que no sabían era que el nivel de popularidad y pasión vehemente que despertaría en sus recorridos por las tres circunscripciones de la capital se fuera a manifestar de esa manera tan rebosante, pura y espontánea dando lugar a un fenómeno de popularidad.

Pero decir popularidad pudiera leerse como algo pasajero, y hasta baladí, como algo transitorio de momento, sin embargo el tiempo pudiera ser el mejor testigo de que este es el inicio de una era que puede extenderse por varios lustros.

Pero dicha popularidad no es fortuita sino que es el resultado de una combinación de su calidad humana y carisma natural, con una capacidad de trabajo y de respuesta a las oportunidades de mejora que va más allá de toda duda.

Pero ello hay que unirlo a un temple de hierro que da de frente a los desafíos que se presentan.

En los encuentros que hace Carolina, la gente se desborda en su interés por tocarla, tomarse una selfie con ella, y tanto mujeres y hombres de todas las edades y de diversos estratos sociales muestran un interés especial por entrar en contacto con la actual alcaldesa de la capital para desearle sus parabienes, y ni mencionar la pasión que despierta en los niños y adultos mayores.

Al terminar sus actividades proselitistas es la última en irse a razón de la cantidad de personas que quieren una foto, verla de cerca y hasta abrazarla en una muestra de cariño y simpatía espontánea como pocas veces se ha visto en un político.

Carolina la gerente

Como gerente ha logrado aquilatar un respaldo inusual pues los principales sectores de la sociedad dominicana reconocen su eficiencia y transparencia en el uso de los recursos que maneja desde el ayuntamiento, uniéndose al trabajo creativo que lleva a cabo en favor de la capital.

Producto de esa confianza que despierta, Carolina ha recibido el respaldo de los principales bancos del país quienes asocian su imagen a la de ella en proyectos estratégicos para el bien de los munícipes en su esfuerzo por un Santo Domingo más humano.

Pero también una de la cualidades que han propiciado que Carolina goce de ese entusiasmo por parte de los demás es su don de gente, esa decencia que le caracteriza y define a la mujer dominicana, esa que siendo citadina no ha olvidado sus orígenes de pueblo, donde la humildad es el común denominador de todos, rindiendo honor a sus ancestros.

Es por ello que todo el que la trata coincide que su calidez es inusual en los círculos políticos porque denota sinceridad en sus palabras y afecto en su trato con todos.

Más de uno ha dicho que siente que ella trata sin distinción, sin importar si está con el Presidente de la República o con una persona de otro rango, o un dirigente de su partido o de la oposición, el cariño dispensado a uno y a otro es el mismo y con la misma intensidad y atención.

Ahora bien más de uno sí ha sido testigo y dice que Carolina no tiene mediastintas a la hora de decir lo que piensa con convicción, pero siempre desde el marco del respeto y el amor.

Su visión de un Santo Domingo cada vez más ordenado, inclusivo y equitativo, lo pone en práctica en sus políticas de gestión ambiental en donde el enfoque por hacer una ciudad más humana se verifica en la recuperación de los espacios públicos para la gente, pensando siempre en los niños y adultos mayores.

Y ello sucede en el momento en que más necesario se hace poner espacios públicos a disposición de la municipalidad, luego de una pandemia que enseñó a las sociedades de todo el mundo el valor de los espacios de esparcimiento al aire libre, como una necesidad fundamental para el desahogo mental.

Mujer de Temple

En ese orden destacar que el temple de Carolina ha sido el factor determinante para sobrellevar y sacar a adelante a la ciudad en situaciones sin precedentes y ante las cuales no se tenía un manual de procedimiento o protocolo para actuar.

En ese orden ha sido la primera alcaldesa de Santo Domingo en asumir en medio de una pandemia con todo lo que ello conllevó desde el punto de vista de salud y gestión municipal, teniendo un abordaje apropiado de la pandemia, evidente en cómo mantuvo el adecentamiento de la ciudad sin que deviniera ninguna crisis, aún cuando le fueron cerradas las puertas de Duquesa.

Cambio climático

Asimismo enfrentó situaciones climáticas extraordinarias propias de los efectos que está produciendo el cambio climático en el mundo y que provocó en Santo Domingo lo mismo que sucedió en ciudades como New York, Madrid, Dubái, Hawái y más recientemente San Diego en California, donde recibieron una cantidad de precipitaciones anormales e históricas.

Es por la manera frontal y valiente con que aborda los desafíos de la ciudad que Carolina Mejía goza de esa popularidad que hoy en día se ve que le permitirá reelegirse a la alcaldía del Distrito Nacional con un porcentaje que a todas luces pudiera ser histórico.