El Pincha finalista después de 14 años: el sueño está intacto

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Estudiantes volvió a escribir un capítulo histórico en Córdoba. Esta vez el triunfo no le permitió ser campeón como en 1983, pero lo dejó en la definición ante San Lorenzo o Defensa, a mitad de diciembre. Derrotó 3-2 a Boca en un partido que se recordará por mucho tiempo. Una mejor despedida para Mauro Boselli todavía es posible. En Mendoza, tanto el goleador como Mariano Andujar, tendrán the Last Dance, están todos avisados.

En el primer tiempo Estudiantes pudo inclinar el partido a su favor de manera rápida y, tal vez, imposible de remontar para su rival. Nada de lo que sucedió luego fue lo que hacían imaginar los primeros 20 minutos.

A los 3, en el primer ataque Pincha, Leo Godoy encontró la pelota, el campo y el tiempo para correr. Llegó al fondo, levantó la cabeza y con un centro perfecto Guido Carillo cabeceó al gol. Imposible para Chiquito Romero. Explosión en la tribuna y en el campo.

Guido Carrillo, que luego se iría lesionado, abrió el camino de la victoria para estudiantes, que vuelve a jugar una final / Télam

Casi convierte en una jugada similar el delantero y a los 14 minutos se fue expulsado Saracchi por un planchazo sobre Zuqui. El escenario perfecto para jugar un partido de esta envergadura.

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Pero por alguna extraña razón Estudiantes cedió la pelota y se retrasó demasiado en el campo. Boca, con Valentín Barco y Luis Advíncula empezó a controlar el partido y atacar. No fue una máquina ni lo pasó por arriba, pero mostró lo que no tuvo después el Pincha: templanza.

Lo empató Miguel Merentiel con un remate desde afuera del área tras una pérdida de Zaid Romero. Y ahí cambió el partido de manera radical. Se agrandó el que tenía un jugador menos y se nubló el que parecía controlar todo controlado. De repente se le vino la noche y, para colmo, Franco Zapiola erró dos goles, el primero de ellos muy clar y con el partido todavía 1-0. Demasiadas ventajas para jugar un partido así y ante un rival que llegaba tan herido.

Peor fue el regalo en el final del primer tiempo, cuando pierde la pelota en el medio y el Corcho Rodríguez quiere dejar salir la pelota. Se duerme y Bullaude no la da por perdida, centro y otro gol de Merentiel para el 2-1, impensado, inmerecido y doloroso para un Estudiantes que pasó de la fiesta a la desazón en media hora.

Llamado de atención para Estudiantes, que vio las ventajas que le daba su rival pero lo imitaba con errores defensivos que no pueden cometerse en partidos así. Manejó bien la pelota, tuvo dinámica y llegada por las bandas. Pero le faltó punch y se distrajo de manera fatal en dos oportunidades.

Por eso en el entretiempo Eduardo Domínguez dispuso dos cambios para buscar recuperar el tiempo perdido. Adentro Mauro Boselli y Mauro Méndez, Se fue Carrillo, tocado, y Zapiola, de bajo rendimiento. Al minuto el exBoca convirtió el empate, al conectar la pelota tras un centro de Fernando Zuqui del medio a la banda derecha. Gol y a empezar otra vez el partido, 2-2 y con un jugador de más.

Boca sintió el impacto del empate y el cansancio del despliegue del tramo final del primer tiempo. Cedió la iniciativa pero eso fue un problema para Estudiantes, que dejó espacios que Merentiel y compañía aprovecharon ante cada pérdida. El partido se planteó de golpe por golpe, a la espera de ver quién era el primero que acertaba… o se equivocaba.

Hasta que llegó el tercer gol con la participación de Boselli, un goleador implacable, que Estudiantes y el fútbol argentino van a extrañar a partir del año que vine. Centro desde la derecha, casi es gol de Rollheiser y le quedó al delantero, que forcejeó con Figal para que la pelota termine adentro. Gol a falta de 25 minutos y otra vez un escenario favorable para llevarse el triunfo o, al menos, manejar el partido de otra manera.

Boselli fue la clave del partido: casi dos goles en 18 minutos para dar vuelta el resultado

Siempre encontró espacios por las bandas. Ya en el primer tiempo e incluso 11 contra 11. Se potenció con la desventaja y más con la obligación Xeneize por revertir el resultado. Fue, en ese escenario, Zuqui el abanderado de los pases cruzados a Godoy o Rollheiser.

Estudiantes tuvo todo a su favor para liquidar el partido. El segundo gol de Boselli fue un golpe duro para Boca, que no encontró respuestas para volver a empatar para llevar al balotaje de los penales, con el enorme Chiquito Romero. Pero fue desperdiciando una y otra. Primero Mancuso, luego Méndez (le erró a la pelota en una volea) y más tarde Rollheiser. De tanto errar Boca se despertó y empezó a quemar sus cartuchos. Perdido por perdido… Y fue así que el Pincha terminó sufriendo un resultado tan apretado y con Langoni mano a mano contra Mancuso.

Pero no pudo romper nunca a la defensa, con Andújar gigante en los centros, los centrales sin los errores, con algo de fortuna y con un árbitro que no le hizo caso a todo lo que se dijo en la semana. Estudiantes, con justicia, es finalista de la Copa Argentina.

El informe de Martín Cabrera desde Córdoba

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