Victor Castro | Foto: Inabie
El lunes 13 del corriente, tuvimos el privilegio de participar en un Master Class organizado por la Escuela de Negocios de la PUCMM, específicamente en su capítulo de Educación Ejecutiva. En esta ocasión, se contó con la destacada presencia del Ingeniero Víctor Castro como expositor, director ejecutivo del Instituto Nacional de Bienestar Estudiantil (INABIE).
Su participación se centró en compartir su experiencia, primero, como joven emprendedor, luego desempeñando roles gerenciales en su propia empresa y, finalmente, como principal ejecutivo en uno de los organismos del Estado con el mayor presupuesto entre los descentralizados.
¿Cómo forjó su determinación y carácter? ¿Cómo enfrentó los obstáculos en su trayectoria personal? ¿Qué lecciones aprendidas en el INABIE podrían ser válidas y útiles para el sector privado? ¿Cuál fue la razón, el propósito y el destinatario de la transformación cualitativa de una institución que parecía inviable en 2021? ¿Cuáles fueron los fundamentos del cambio organizacional profundo y rápido logrado en menos de dos años? ¿Cuál es su visión sobre el futuro del instituto? Víctor Castro abordó estas preguntas y otras muchas de manera convincente, destacando no solo su sinceridad y franqueza, sino también su aversión a los adornos semánticos.
Es común que el cambio de la empresa privada a un organismo público se perciba como un proceso traumático. En el ámbito empresarial, los asuntos cruciales suelen ser más predecibles y organizados en comparación con la mayoría de las instituciones del Estado dominicano. En las empresas locales, las normas y los cursos de acción son dictados por personas o equipos, especialmente en las unidades productivas familiares que prevalecen en el sector empresarial dominicano. En contraste, el sector público se rige por una compleja estructura de normativas, resoluciones y directrices superiores.
El ingeniero Castro abordó la necesidad de cumplir cabalmente con estas reglas para evitar caos administrativos, actos de corrupción y cohecho. En el caso específico del INABIE, hasta noviembre de 2021, la situación era desafiante, con notables violaciones a la ley de compras y contrataciones, así como indecibles deficiencias en el ámbito financiero y administrativo. En consecuencia, bajo la dirección del Ing. Víctor Castro, se dio prioridad a estos asuntos, que son elementos cruciales para el éxito del organismo.
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Se implementaron medidas para reestructurar y documentar procesos, así como para organizar los almacenes en franco deterioro. El personal, en su mayoría, parecía resistirse al cambio, generando tensiones internas. Víctor Castro tuvo enemigos fuera que no eran otros que los mismos beneficiarios del desorden administrativo, pero también los tuvo dentro: personas vinculadas con las gerencias administrativas anteriores a los que poco importaba la noble misión del instituto.
Cabe destacar la instauración de un modelo de gestión duradero, independientemente de quien sea el ejecutivo principal. La continuidad de prácticas exitosas y valores sólidos es esencial en la Administración actual. En definitiva, el Master Class en la PUCMM evidenció la transformación en una institución que hoy opera respetando las normas, rindiendo cuentas a la ciudadanía y haciendo honor a su noble y trascendente causa: el bienestar estudiantil.
Personalmente conocía al Ing. Víctor Castro antes de su incursión en el INABIE. No imaginaba que, proveniente del sector privado, se convertiría en un líder destacado en el complicado terreno de la Administración pública. Como líder comprometido, trabaja diariamente para beneficiar a un creciente número de escolares que dependen del respaldo gubernamental en medio de las dificultades materiales y desafíos inenarrables que enfrentan sus familias.
La administración de Víctor Castro respalda de manera tangible las célebres palabras del eminente escocés Thomas Carlyle: «Si se siembra la semilla con fe y se cuida con perseverancia, solo será cuestión de tiempo recoger sus frutos». En noviembre de 2021, algunos integrantes del impresionante equipo de Víctor Castro tenían sus dudas respecto a si era posible sembrar y cosechar en el terreno que les había tocado. En línea con las palabras de Churchill, él afirmaba en ese momento: «Soy optimista, el pesimismo no sirve para nada».
En realidad, solo recibió en noviembre de 2021 ladrillos, algunos en franco proceso de deterioro, y con ellos construyó el edificio de una institución que hoy recibe el reconocimiento de actores nacionales y extranjeros. Ella permanece abierta siempre a la comprobación de cualquier mala práctica que pueda imputársele.}
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