El Juli, a Ayuso: «Gracias por todo lo que hace por la tauromaquia, por Madrid y por España»

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Se caía la plaza en el brindis de El Juli a Ayuso, como se cayó después cuando salió el madrileño por la puerta grande de Las Ventas. La presidenta no se quiso perder la tarde de la despedida de Julián de Madrid, y el diestro se lo agradeció brindándole su primer toro: «Quiero agradecerte todo lo que haces por la tauromaquia, por España y por Madrid. Eres un ejemplo. Y te brindo este toro con toda mi admiración y respeto», le dijo, mientras el público ovacionaba con fuerza.

Tras pasaportar a ese toro de La Ventana del Puerto, El Juli habló a los micrófonos de One Toro. «Madrid tiene un algo especial», dijo el de Velilla tras saludar una ovación tras petición mayoritaria, no atenida por el presidente. «Para mí siempre ha sido mi gran motivación como torero, y estoy feliz de estar aquí, de sentir la plaza y me he sentido a gusto. Estoy muy motivado, me encuentro bien, con mucha ilusión, y con ganas. Con cosas en el cuerpo que decir. A ver si el otro dura un poquito, y lo puedo cuajar».

Ese deseo se le cumplió a Julián. Su carrera no podía terminar de otra forma que por la puerta grande. Desorejó cortó al quinto, un toro de nombre Faraón al que sólo alguien con la capacidad de El Juli le corta las orejas. No se cambiaba por nadie cuando se metió en el callejón, tras pasear los dos apéndices. «Ésta ha sido siempre la plaza de mis sueños, mi motivación para ser torero, para torear a gusto. En esta plaza me han ocurrido muchísimas cosas, y la emoción ahora mismo es muy grande. En este momento estoy invadido de una plenitud y una felicidad únicas», dijo, antes de recordar a su mentor, Gregorio Sánchez, a Pablo Mayoral, a su familia y otros amigos en los que pensaba en esos momentos. «El final soñado», decía su orgulloso hermano, Ignacio.

La tarde, como es lógico, fue de principio a fin del diestro madrileño. Era su última comparecencia en el ruedo venteño, en el que tanto ha vivido. Así acababa una carrera que ha durado un cuarto de siglo en lo más alto del escalafón. Aunque con él estuvieron Uceda Leal y Tomás Rufo. Los dos brindaron uno de sus toros a El Juli, y mientras que Uceda fue ovacionado, Rufo le cortó la oreja al sexto.

Una bonita faena dibujó Uceda al primero de la tarde, del que dijo después: «He estado, dentro de lo que cabe, a gusto con el toro. Creo que la gente ha disfrutado la faena, y yo también también. Aunque creo que ha faltado que al tercer o cuarto muletazo, cuando iba a romper aquello, o bien que se caía el toro o salía desentendido. Para que esto rompa, tiene que tener un poquito de continuidad, de ir el toro embestida un poquito de menos a más, y éste ha ido de más o menos».

Con peor sabor de boca entro Rufo al callejón tras pasaportar al tercero, en el que oyó algunas protestas desde algunos sectores. «Soy un torero muy joven, y lógicamente me queda mucho por delante; pero estoy en un momento que me noto a gusto con los animales y creo que se ha visto. Vamos a ver si con el último lo puedo estar un poquito más, y estoy más para para el gusto de todos», dijo en un primer momento, sin querer meterse con el público. «Ya llegará un momento en que aflojen. Sus motivos tendrán. Yo he estado muy a gusto. Lástima que el toro no se ha echado, que con el descabello me atasqué un poquillo», dijo, ante la insistencia de Carmelo López sobre el trato recibido. No pudo hablar después del sexto, porque una multitud se echó al ruedo para sacar en hombros al ídolo que ponía punto y final a una impecable trayectoria, y al que acompañaron gritos de «¡Torero, torero!» y «¡Juli, Juli!» en un adiós para la historia.

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