Vida y milagros de Cecilia Giménez: de sufrir por su ‘Ecce Homo’ a estrenar una ópera en Las Vegas

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La historia del ‘Ecce Homo‘ de Borja fue mundial, recuerden. En 2012, Cecilia Giménez, de 81 años, intentó ‘restaurar’ un cuadro de Elías Martínez en una capilla del pueblo aragonés, pergeñando sin querer un monstruo como de Miyazaki que dio la vuelta al mundo y lo dividió entre detractores y fans. Una pesadilla, pues Cecilia era una persona discreta y devota, y lo hizo con su mejor corazón. Y el resto ya saben: ahora es un auténtico fenómeno turístico.

«En una semana tuvo dos ataques de ansiedad. No quería salir de casa y no se sabe si comía o no, mi madre iba allí porque no se levantaba de la cama y no paraba de llorar», nos cuenta Marisa, sobrina de Cecilia, que también pasó una temporada con ella en casa. También limpiaban, atendían a su hijo (que tiene parálisis cerebral) y la protegían de las redes sociales y la televisión.

¿Cecilia cambiaría el pasado si pudiera? «El amor que la gente le demostró, al final, sustituyó todo lo malo para ella. No se arrepiente, porque lo hizo con mucho cariño y llevaba 20 años haciéndolo. Lo emborronó para pintarlo encima con la fotografía que tenía». Y se quedó a mitad, no olviden. Y el lugar estaba descuidado durante décadas: «Esos últimos años había habido una filtración de agua que había echado prácticamente a perder el cuadro. El dibujo que se puso no tiene nada que ver con cómo estaba realmente. Nadie iba a invertir un duro en esa capilla», dice.

«En Borja, al principio, se pensó que fue una gamberrada. Cuando se enteraron de lo que había detrás y que era mi tía, porque la gente la quiere mucho y sabe la vida que ha llevado, empezaron a defenderla y se volcaron para que nadie la lastimara», rememora Marisa. De esta manera, entre unos y otros, no se enteró de nada. Y desmiente también que se haya enriquecido con esto, «nada más lejos».

Y once años después… a Las Vegas. Este 30 de septiembre en la capital del juego se producirá el estreno mundial de la ópera de Andrew Flack ‘Behold the man: Cecilia Giménez‘, basada en hechos reales y de la que se habían representado algunos actos en varios lugares, pero, por fin, va a poder verse por primera vez completa. Y quieren, si va bien, traerla a España y que la protagonice Antonio Banderas.

Allá que volará Marisa (pagándose los billetes con su marido, quede claro) a ver el estreno. Por su parte, el autor y libretista de la pieza, Andrew Flack, y el compositor, Paul Fowler, viajaron antes a Borja a conocer a Cecilia. A Flack, la pintora le causó muchísima ternura, la miraba como miraba a su madre. Y esa ternura se mantiene en la obra, que tiene sus licencias: «Por ejemplo, Cecilia tiene un hijo que no tiene problemas de salud. Y el pintor original aquí está muerto, pero el fantasma es partícipe, y había tenido una tienda de sombreros… Tiene grandes diferencias. Pero las imágenes y vídeos son todas de Borja, la publicidad será extraordinaria».

¿Por qué ha tardado tanto en estrenarse la ópera entera, si desde 2016 hay noticias de ello? La intrahistoria merece un pequeño aparte. Por un lado, porque es un proyecto muy caro: una buena orquesta, actores… Y, a lo largo de estos años, se han representado algunos actos en el propio Borja, en Carolina del Norte o Arizona. «En España ya sabes, son todo problemas. Cuando no conseguían dinero para la producción, les faltaba otra cosa. Si tú esto lo estrenas en Estados Unidos y es un éxito, en España lo van a querer hacer luego».

Y, por otro lado, por el cura. El estreno iba a hacerse en Borja. Pero la historia que cuentan, que es parte inventada, mezcla un tema del que prefirieron apartarse. «Al párroco que había en tiempos le metieron en un follón, llegó a estar en la cárcel el pobre con acusaciones falsas. Era un señor supergeneroso que daba dinero a todo el mundo y lo quisieron extorsionar. Le acusaron de quedarse el dinero de una herencia o algo así, pero se descubrió que era mentira. Y el cura que aparece en la ópera digamos que también se queda el dinero del arreglo del cuadro que le da el alcalde y habla con una feligresa… Los que la hacían en Borja, que eran la coral de aquí, no quisieron causarle problemas al hombre. Y luego en Zaragoza se iba de precio totalmente».

La angustia de Cecilia duró un año. Durante ese tiempo, se negó a ver la pintura. No podía con ello y le provocaba llanto. «Es muy religiosa y lo veía como un insulto a su Dios. ‘Fíjate lo que te he hecho’, como una falta grave hacia él», dice Marisa. Pero al cabo de un año, una cantante de cuplé de Zaragoza, Corita Viamonte, bastante reconocida, vino a verla y le dijo: ‘Vas a entrar conmigo’. Y la cogió del brazo y la metió dentro. Y a partir de ahí, mejor. Ahora, como tiene demencia senil, ve guapísimo su ‘Ecce Homo’. Le enseñas una foto de la original y dice: ‘Qué feo estaba, ahora vale más’. Porque no recuerda nada de lo malo, solo lo bueno. Lo ha olvidado todo por completo. Es una historia bonita porque parece un cuento».

Actualmente, vive en una residencia, junto a su hijo de 65 años que tiene parálisis cerebral. También tuvo otro que murió totalmente deforme por distrofia muscular degenerativa a los 20 años. «Ella nunca vio a sus hijos mal. Los veía los más guapos de todos. Nunca los vio deformes. Y ahora es como su otro hijo al que tiene que proteger, del que la gente se ríe y nadie se puede reír pues es su ‘Ecce Homo’. Te lo contaba como algo milagroso: ‘Esto es un milagro, Marisica, que me manda Jesús por haberme dedicado tantos años a arreglar… ‘Ahora te va a conocer todo el mundo entero’». Y yo le decía: ‘Pues si te quería premiar igual te podía haber tocado La Primitiva en lugar de esto’. Y nos reíamos.

Ahora es feliz porque se ha inventado su historia y así es fenomenal. Aparte de Jesucristo, o la Virgen de la Misericordia, piensa hasta que fue un encargo del Ayuntamiento. «Su hijo la inteligencia la tiene intacta, y además es muy listo, y la mira pensando: ‘Anda mi madre, si tú supieras…’». El calvario. «Y ahora que sabe que me voy a Las Vegas, está todos los días: ‘Ya te has ido…’. Y le digo que aún no», cuenta la sobrina. Será emocionante cuando le enseñe vídeos del estreno.

«Aunque el final ha sido feliz, el comienzo fue muy triste. El otro día vino Corita Viamonte, la que te he dicho antes, a hacerle un homenaje. Y la vi cantar. Y le pregunté a mi madre: ¿tú habías oído alguna vez cantar a la tía? Y no. Ahora la veo más feliz. Ha sido una mujer como tris… A ver, feliz dentro de su desdicha. Porque ha tenido una vida muy dura. Era muy feliz con sus hijos y nunca los habría cambiado. Nunca habría cambiado un ápice de su vida solo por conocer a sus hijos. Y no es una gran pintora pero no era tan mala, hacía exposiciones y vendía sus cuadros. Tampoco sería tan mala pintora. Lo que pasa es que esto fue manchar la pared para dibujar encima pero, luego, no tuvo tiempo, porque, no le dejaron tocarlo, evidentemente. Ella que ‘por favor’ y no quisieron. Pero, al menos, dijo: ‘Yo pago el arreglo’. Y tampoco. Porque ya había triunfado y se dieron cuenta de que era perder».

[Se estima que han pasado por el santuario de Borja a ver el ‘Ecce Homo’ alrededor de 300.000 personas de 130 países desde 2012, con un ritmo actual de 11.000 visitantes al año]

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