¿Doble vuelta?

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El proyecto de reelección presidencial corre por el carril de adentro, pese al disgusto de un buen porcentaje de perremeístas, el alto costo de la canasta familiar, la tarifa eléctrica, la inseguridad ciudadana y el incontrolable éxodo de nacionales haitianos hacia territorio dominicano, que para muchos expertos no se trata solo de una carga económica sino de un  peligro que en el futuro  expondría nuestra soberanía nacional.

El presidente Abinader ha bajado algunos puntos, pero el proyecto de reelección sigue luciendo fuerte. Y la alianza parcial que anunció Miguel Vargas entre el PRD, el PLD y la Fuerza del Pueblo es insuficiente.

 Una alianza más amplia sí tendría el impacto sicológico, levantaría ánimos caídos de peledeístas, se integrarían los que perdieron fe y muchos de los que están en bajo perfil, por temor a persecución judicial. De igual manera, retornarían militantes que se fueron tanto de forma pública como en silencio, generando cierta percepción de triunfo.

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Nada se descarta. Pero algunos bien informados estiman que es remota la posibilidad de alianza total. Tendría Abel Martínez que ceder, lo que parece que no está en su agenda, máxime cuando el PLD es el partido que tiene mejor estructura en el país. Y Abel perdiendo en mayo de todos modos se estaría proyectando para el 2028. Y por el lado de Leonel Fernández es impensable que un expresidente, consolidado por mucho tiempo en segundo lugar en todos los estudios de opinión creíbles, renuncie a su candidatura.

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Esas razones, entre otras, constituyen obstáculos a cualquier eventual alianza electoral. Por el momento la concertación a nivel presidencial gira en torno a los lugares a ocupar en una primera vuelta, en un país donde siempre, excepto los comicios de 1996, el puntero gana en una sola ronda.

Es un desatino hacer una alianza basada en un escenario imaginario e hipotético, sobre todo cuando el grueso de los estudios de opinión establecen que el jefe de Estado está rondando la requerida mayoría absoluta, es decir, el 50%.

Tanto los líderes del PLD como los de la Fuerza del Pueblo tienen que remitirse a las estadísticas de los eventos electorales de las últimas décadas y observar que los dominicanos no sufragan para quedar en tercer lugar. Este es un electorado diferente al de otros países del continente y del mundo, donde los votos se distribuyen hasta en cinco opciones distintas. Aquí no.

El mejor acuerdo a que pueden arribar la Fuerza del Pueblo y el PLD es a la celebración de unas primarias entre Leonel Fernández y Abel Martínez, con un padrón donde solo se excluyan a los que aparecen en el PRM. Ese sería un evento con perspectiva real de triunfo electoral con miras a mayo, por la dinámica y el entusiasmo que genera. Sería una réplica de las primarias del 6 de octubre de 2019, con la diferencia de que en esta ocasión habría reglas claras y transparentes.

Insistir en un posible acuerdo para segunda vuelta es aspirar a una posibilidad que luce a sueño. Sueño que podría resultar en pesadilla. Si Leonel no puede ganarle a Abel, mucho menos le ganaría a Abinader. Y si Abel no puede ganarle a Leonel, jamás le ganaría a Abinader. Con unas elecciones internas entre los bandos peledeístas, bajo la garantía de que se mantendrían unidos indistintamente de los resultados, el electorado se divide en dos mitades y estaríamos frente a una bipolarización.    

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