La cuadra del milagro: violencia y tres disparos en una panadería de Barrio Norte

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La cuadra del milagro: violencia y tres disparos en una panadería de Barrio Norte

El salvaje episodio de inseguridad ocurrió el pasado domingo en la cuadra de 14 entre 37 y 38 / Sebastian Casali

Una panadería situada no muy lejos del Centro platense, resultó epicentro de un terrible episodio de inseguridad, el pasado domingo durante la tarde noche, cuando dos sujetos ingresaron de forma violenta al local, sembraron el terror con amenazas, armas de fuego y varios disparos, que de milagro no provocaron heridos.

Si bien no llegaron a apoderarse de ningún objeto de valor, el episodio significó un duro golpe para quienes llevaban adelante la actividad comercial en el lugar. Además renovó las sensaciones de intranquilidad y miedo en todo el barrio, que está siendo sacudido por repetidos asaltos.

Según pudo averiguar este diario, el hecho se registró alrededor de las 19.00 en un negocio dedicado a la venta de panificados y confituras, que se encuentra emplazado en la zona de 14 entre 37 y 38.

Se trata de una zona que se caracteriza por tener un fuerte movimiento, ya que en la misma cuadra funciona un laboratorio que, a decir de los vecinos, es “muy concurrido”.

Sin embargo, alrededor de las 18, cuando el centro de salud cierra sus puertas, el sector se convierte en un páramo desolado.

Ni siquiera el hecho de estar a metros de calle 38 y. a una cuadra de la avenida 13, revierten la situación.

“Desde hace años estamos a la buena de Dios. La luz es escasa, algunas luminarias no funcionan y encima no podan. A esto hay que sumar que la Policía pasa cada muerte de obispo”, opinó un frentista, que pidió mantener su identidad a resguardo por temor a represalias.

Aprovechando estas circunstancias, dos individuos ingresaron al negocio con fines ilícitos.

Fuentes policiales indicaron que llegaron “en un motovehículo” y que los sujetos actuaron todo el tiempo con el casco puesto, por caso para no dejar rastros de su identidad.

Con gritos y mostrando las armas que llevaban, los sujetos infundieron miedo entre los presentes y así intentaron tomar el control de la escena.

Luego, exigieron a la persona que se encontraba del otro lado del mostrador que entregara la recaudación.

Quienes se encontraban en el local se escondieron y el local quedó a merced de los delincuentes.

Varios comerciantes asaltados en el último tiempo coinciden en que “ya no es negocio robar en un negocio”.

Principalmente porque se maneja poco dinero físico, debido a que muchos clientes utilizan tarjetas o billeteras virtuales a la hora de realizar las compras.

Algo de esto fue lo que habría sucedido en la panadería. Cuando uno de los ladrones abrió la caja, quedaban solo algunos billetes.

La situación enfureció al asaltante, que realizó tres detonaciones al techo luego de que los empleados le explicaran que no había más dinero.

Fue por eso que los ladrones cayeron en la cuenta que, ante los estruendos que retumbaron en todo el barrio, era muy posible que la Policía arribara al lugar en cuestión de minutos.

Así, terminaron abandonando el local con las manos vacías.

Horas después se supo que dos sujetos, cuyas características físicas y de vestuario coincidían con las de los autores del frustrado ataque, fueron detenidos en un sector de Tolosa tras una feroz persecución, que incluyó tiros y un fuerte despliegue (ver aparte).

Como se indicó, el hecho engendró miedo e inseguridad entre quienes residen en la zona, ya que hizo rememorar las sensaciones que generó un brutal ataque ocurrido hace casi 22 años en la misma cuadra.

Según informó EL DIA en aquel entonces, un 21 de septiembre de 2001 un verdulero boliviano fue baleado en la cabeza durante un asalto perpetrado en su comercio de la calle 14 entre 37 y 38.

Mientras una gran porción de la ciudadanía se encontraba en las plazas festejando el arranque de la primavera, dos delincuentes, que luego se comprobó que eran menores de edad, ingresaron al local aprovechando que el hombre se encontraba solo y, a punta de pistola, le exigieron la entrega de la recaudación.

El comerciante accedió al temerario pedido de los precoces asaltantes, a quienes les entregó todo el dinero que tenía en su poder: 20 pesos en monedas y 50 en efectivo.

Sin embargo, el joven que portaba la pistola, por causas que aún se desconocen, le disparó. De milagro no lo mató, ya que la bala sólo alcanzó a rozarle la cabeza.

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