En el marco de la urgencia climática global, cada hallazgo que permita reducir emisiones y aprovechar recursos olvidados adquiere un valor incalculable. El humilde hueso de aceituna, antes considerado simple desecho agrícola, se ha revelado como una pieza clave en la transformación del CO₂ en energía útil. Esta sorprendente innovación combina sostenibilidad, tecnología y economía circular con un protagonista inesperado.
El poder oculto del hueso de aceituna
España lidera la producción mundial de aceitunas, generando cada año miles de toneladas de residuos. Entre ellos, los huesos de aceituna solían considerarse materiales sin utilidad. Sin embargo, hoy se sabe que pueden convertirse en biochar, un carbón vegetal poroso con un gran potencial energético.
Este material, obtenido mediante pirólisis –proceso que descompone biomasa a alta temperatura y sin oxígeno–, es ideal como soporte catalítico en procesos como la metanación, en los que se convierte el CO₂ en metano, un gas útil como combustible.
Los huesos de aceituna, al igual que otros residuos orgánicos como las cáscaras de frutos secos, poseen una estructura ideal para convertirse en biochar. Este producto no solo mejora suelos o purifica agua, sino que ahora entra en escena como herramienta energética de vanguardia.
Activación química: el salto de calidad
Para potenciar sus propiedades, el biochar necesita ser activado químicamente. Recientes estudios compararon diversos métodos, utilizando sustancias como hidróxido de potasio, cloruro de zinc y ácido fosfórico.
El tratamiento con hidróxido de potasio resultó ser el más eficaz: aumentó significativamente la superficie activa del biochar e incorporó grupos funcionales que facilitaron la dispersión del níquel, catalizador fundamental para la reacción.
El resultado fue una conversión del 72 % del CO₂ en metano, con una selectividad del 95,5 %. Es decir, casi todo el CO₂ procesado se transformó en energía útil, lo que acerca esta tecnología a su aplicación real en entornos industriales.
Energía renovable que se almacena
Las tecnologías Power-to-Methane (P2M) están revolucionando la forma de almacenar energía renovable. En este sistema, la electricidad solar o eólica se usa para generar hidrógeno a partir del agua. Luego, ese hidrógeno reacciona con CO₂ para producir metano, que puede almacenarse y utilizarse cuando se necesite.
Aquí es donde el biochar activado con níquel entra en juego: mejora la eficiencia de esta reacción, reduciendo costes y aumentando la sostenibilidad del proceso. El metano resultante puede inyectarse en redes de gas natural o alimentar turbinas, motores e incluso pilas de combustible.
Una economía circular con impacto real
Reutilizar los huesos de aceituna no solo reduce residuos, sino que también impulsa la economía rural al ofrecer un nuevo uso valioso a un subproducto agrícola. Esta estrategia representa un modelo ejemplar de economía circular: transformar desechos en soluciones climáticas.
Además de su uso en la metanación del CO₂, el biochar promete aplicaciones en depuración de aire y agua, agricultura sostenible y almacenamiento energético. Su versatilidad podría convertirlo en uno de los materiales clave para enfrentar la crisis ambiental desde múltiples frentes.
Fuente: TheConversation.