La cocina, ese espacio de creación y sabor, también puede convertirse en terreno fértil para un enemigo invisible: el moho. Aunque suele pasar desapercibido, está presente en más sitios de los que imaginamos, incluso en electrodomésticos que usamos cada día. A continuación, exploramos los puntos más críticos donde puede esconderse y te damos consejos prácticos para prevenir su aparición y mantener tu cocina saludable.
Dónde se oculta el moho sin que te des cuenta
El moho, una clase de hongo que se reproduce mediante esporas microscópicas, solo necesita humedad, algo de alimento y oxígeno para desarrollarse. Y, por desgracia, tu cocina le ofrece todo eso. Electrodomésticos como cafeteras, batidoras y lavavajillas suelen estar expuestos al agua y al calor, lo que los convierte en hábitats ideales para este tipo de organismos.
Los frigoríficos también son focos habituales. La junta de la puerta, el cajón de verduras o los rincones donde gotean líquidos y se acumulan restos de comida son perfectos para la proliferación de hongos. Incluso salpicaduras mínimas o residuos casi imperceptibles pueden ser suficientes para alimentar una colonia.
Tampoco debemos olvidar los paños de cocina, las alfombrillas o las esponjas. Estos elementos, que se humedecen con frecuencia, pueden convertirse en reservorios de moho si no se secan adecuadamente o se reemplazan con regularidad. Aunque no siempre se vea, su presencia puede estar allí, alterando la higiene del entorno.
Consejos eficaces para prevenir el moho en tu cocina
La clave para mantener a raya al moho es sencilla: limpieza y sequedad. Según expertos, el hongo no se desarrolla sobre superficies secas, por lo que es fundamental secar bien las zonas húmedas, ventilar el espacio y evitar acumulaciones de agua.
Se recomienda limpiar frigoríficos y superficies al menos una vez por semana. En el caso de las esponjas y paños, deben secarse completamente tras su uso, o bien desinfectarse colocándolos en el lavavajillas o microondas con agua. También es aconsejable revisar periódicamente electrodomésticos y rincones poco visibles.
Si el moho ya ha aparecido, conviene eliminarlo con agua y jabón antes de desinfectar con lejía. Eso sí: una superficie sucia no puede desinfectarse de forma eficaz, por lo que primero hay que limpiar bien.
No obstante, eliminar las manchas visibles es solo parte de la solución. Detrás del moho suele haber una causa: una fuga, restos de comida en descomposición o una junta dañada. Identificar y corregir la fuente es imprescindible para evitar que vuelva.
Los especialistas recuerdan que convivimos con microorganismos constantemente. No todo moho es peligroso, pero si se ignora, puede volverse problemático. Prevenirlo es posible, y tu cocina te lo agradecera.