Paulette, una perrita que disfruta de estar al aire libre
“Los perros necesitan mucho más espacio para vivir porque tienen mucha energía que gastar, y hacen mucho más ruido que un gato, lo que dificulta tenerlos dentro de un departamento”, confió Lucía Gómez del local de venta de alimentos para mascotas de calle 63, entre 5 y 6. Con su respuesta a EL DIA, fue una de las personas que reconoció el fenómeno del momento: los felinos son mayoría en el centro de La Plata, mientras que los perros tienen más presencia en los hogares de las afueras de la Ciudad.
Algo que parece obvio, tiene sus particularidades. La lógica de adoptar o tener gatos en propiedades verticales, como son la mayoría de las viviendas del Casco Urbano, se explica por el menor espacio y la adaptación de estos animales.
Desde una tienda de mascotas situada en Avenida 60 entre 124 y 125, en Berisso, describieron: “En La Plata hay mucha población estudiantil y joven que alquila o vive temporalmente. También hay personas que trabajan y están muchas horas afuera de sus casas. Es por eso que los gatos suelen ser más fáciles de cuidar, no hacen tanto ruido y no requieren salir a la calle, lo que es más práctico. Por otra parte, los perros necesitan más lugar o espacios verdes”.
Pablo, de una franquicia de venta de artículos para mascotas con locales en Diagonal 80, Gonnet y otras direcciones, coincidió en que “las personas adoptan gatos por una cuestión de espacio y practicidad”. “Muchas veces escuchamos a los dueños de mascotas que dicen: ‘Los gatos no tienen que salir a hacer sus necesidades afuera como los perros’. También se habla de que son ‘mas independientes’. Hay clientes que vienen al local y se ponen a hablar sobre estas particularidades, además del tamaño de los felinos, que, además y en general, emiten, menos ruidos que los canes. Entonces, tener un gato en un departamento, que es el tipo de propiedad que abunda en el Centro y el Casco Urbano, es lo más práctico para la gente”.
Al contrario de lo que sucede con los gatos, los perros se aploman mejor en hogares con patios o más cercanos a parques donde puedan salir con regularidad. Si bien hay canes que viven en departamentos, sobre todo los de razas con tamaños más pequeños, prima su presencia en casas con más espacio, como suelen ser las de la periferia.
Otras peculiaridades
“El factor seguridad es otro a tener en cuenta. Cuando se vive en un barrio lejos del centro es más inseguro que vivir más cerca del casco. Muchas personas adoptan o tienen perros para que les avisen a los dueños se aparece algún intruso, como puede ser un ladrón. Eso da mucha más seguridad e, inclusive, algunas personas buscan animales más grandes, para tener la sensación de más seguridad”, sumó Lucía Gómez.
Además, aportó que “en barrios más alejados o rurales, los perros muchas veces cumplen un rol de vigilancia o se crían directamente en el patio. También estos sitios son más seguros para los canes que pueden andar sueltos sin tanto tráfico”.
Pablo explicó que “mucha gente tiene perros solamente para salir a pasearlos a la plaza”. Con esto, quiso introducir un matiz más social sobre la adopción o tenencia de mascotas. “Hay personas que se juntan a la noche y llevan a sus perros solo para conversar con otros dueños de mascotas y, así, se genera una comunidad en cada barrio donde la gente se conoce mediante los canes”.
Por el lado de los gatos, si bien en la mayoría de los casos “no se los saca a pasear”, conforme aseguró Pablo, “se incrementaron las ventas de pretales y correas para gatos porque la gente empezó a educarlos de chiquitos y a sacarlos de sus casas”, agregó.
Cambio de paradigma
Desde otra cadena de distribución, con una de sus tantas casas en Camino Belgrano y 516, apuntaron que “hay un cambio de paradigma atado a este rompimiento de mandatos establecidos: como antes existía un matrimonio con dos hijos por cada casa, hoy hay de otro tipo de independencia y, así, emerge la presencia de mascotas en los hogares”. “En Argentina, 8 de cada 10 hogares tienen mascotas, y 5 de cada 10 tienen más de una”, añadió esta fuente, que avaló el crecimiento “poblacional” de las mascotas.