Los gatos te conocen mejor de lo que imaginas (y la ciencia lo demuestra)

Durante siglos, los gatos han sido símbolo de misterio y autonomía. Observadores silenciosos, compañeros discretos… pero ¿realmente saben quiénes somos? Nuevas investigaciones desvelan que estos animales no solo nos reconocen con la vista. Lo hacen también con el oído y el olfato, creando una imagen mental compleja de sus humanos. La ciencia empieza a revelarnos hasta qué punto nos conocen los felinos.

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Nos miran… y nos reconocen

Un reciente estudio publicado en la revista PLOS ONE ha revelado que los gatos son capaces de emparejar voces humanas con rostros conocidos. Cuando escuchan la voz de su dueño, asocian ese sonido con su imagen mental del humano, lo que demuestra una capacidad cognitiva más desarrollada de lo que se pensaba.

En el experimento, 36 gatos domésticos fueron expuestos a vídeos con distintos rostros mientras escuchaban voces grabadas. La mayoría de ellos fijó la mirada durante más tiempo en la imagen del dueño al oír su voz, lo que sugiere una forma de memoria multisensorial. Este tipo de reconocimiento se había documentado en perros, pero no en gatos… hasta ahora.

El olfato también tiene mucho que decir

Más allá de la vista y el oído, el olfato juega un papel esencial. Los investigadores también probaron cómo reaccionaban los gatos ante prendas impregnadas con el olor de sus dueños frente a otras con aroma de personas desconocidas. Los resultados fueron claros: los gatos se acercaban y mostraban mayor interés por las que llevaban el olor familiar.

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Este sentido, vital en su día a día, no solo les sirve para identificar, sino también para generar vínculos emocionales. El olor de su humano parece provocar una respuesta afectiva, lo que desmonta la idea de que los gatos solo se relacionan con nosotros por interés o rutina.

Una relación más profunda de lo que creemos

Lejos de la frialdad que muchos les atribuyen, los gatos construyen lazos profundos, aunque sutiles. Nos reconocen no solo como figuras familiares, sino como presencias únicas que forman parte de su mundo sensorial. Observan, escuchan, huelen… y sí, también nos recuerdan.

A la luz de estos descubrimientos, es momento de dejar atrás viejos prejuicios. Tal vez tu gato no lo exprese con saltos o lengüetazos, pero su forma de quererte está llena de matices que ahora empezamos a comprender.

Fuente: National Geographic.

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