Educación bonaerense: una gran inversión, con pocos resultados

La provincia de Buenos Aires, que concentra el 38% de los estudiantes del país, destina una de las proporciones más altas de su presupuesto a la educación. Sin embargo, los resultados en términos de aprendizaje no están a la altura de ese esfuerzo. Así lo advierte el informe “Eficiencia de la inversión educativa provincial en Argentina”, elaborado por Argentinos por la Educación y la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), que analiza el desempeño de las 23 provincias en el uso de los recursos educativos públicos.

El estudio, difundido ayer, evalúa no sólo cuánto se invierte en educación, sino qué tan eficientemente se transforma esa inversión en aprendizajes medibles. Para ello, aplica el modelo de Análisis Envolvente de Datos (DEA) corregido con la metodología de Simar-Wilson, que permite comparar provincias entre sí en función de su rendimiento relativo.

En ese marco, la provincia de Buenos Aires aparece como una de las que presenta mayores márgenes de mejora. Pese a tener un esfuerzo presupuestario por alumno superior al promedio nacional —equivalente a 1,14 veces su ingreso corriente per cápita entre 2012 y 2023—, su índice de eficiencia educativa apenas alcanza el 61%, lo que indica que logra poco más de la mitad del potencial educativo observado en las jurisdicciones más eficientes, como la Ciudad Autónoma de Buenos Aires o Córdoba.

Si Buenos Aires alcanzara el nivel de eficiencia de esos distritos podría mejorar sus resultados de aprendizaje hasta en 39 puntos porcentuales sin necesidad de aumentar su gasto actual. El dato plantea interrogantes sobre cómo se utilizan los recursos y qué decisiones de política educativa podrían estar obstaculizando un mejor rendimiento del sistema.

RECURSOS FÍSICOS

El informe también ofrece una segunda medición centrada en recursos físicos —como la relación alumnos-docentes, la jornada escolar, el nivel de equipamiento y conectividad, y la estabilidad del plantel docente—. Bajo este enfoque, la provincia de Buenos Aires muestra una leve mejora, con un índice de eficiencia del 77%, aunque sigue lejos de los niveles más altos del país. Este contraste entre lo que se invierte y lo que se logra pone de manifiesto problemas de gestión y asignación de recursos.

El caso de Buenos Aires es paradigmático. A diferencia de provincias que, con menos recursos, obtienen mejores resultados —como Formosa o Córdoba—, la provincia más poblada del país no logra convertir su gasto en mejoras significativas de aprendizaje. En las pruebas Aprender 2023, sólo el 36% de los alumnos de sexto grado del sector estatal alcanzó niveles satisfactorios en Lengua y Matemática, un resultado que se encuentra por debajo del promedio nacional.

Más allá del volumen de inversión, el informe también explora variables contextuales que afectan la eficiencia. Uno de los factores más relevantes es la dependencia de fondos nacionales. En este sentido, Buenos Aires —que recibe una proporción relativamente baja de recursos desde Nación— no enfrenta las mismas restricciones que otras jurisdicciones, lo que refuerza la idea de que sus desafíos no radican en la disponibilidad presupuestaria sino en la capacidad de gestión.

Las autoras del estudio -Ivana Templado (FIEL), María Sol Alzú y Leyre Sáenz Guillén (Argentinos por la Educación)- proponen interpretar los datos no como una crítica aislada, sino como una oportunidad para rediseñar políticas públicas que logren un uso más inteligente de los recursos.

La brecha entre lo que se invierte y lo que se logra pone de manifiesto un problema de gestión

Como plantean en su informe, el problema no es cuánto se gasta, sino cómo. La inversión en infraestructura, conectividad o jornadas extendidas solo será eficaz si se acompaña de mejoras en la gestión escolar, estabilidad docente, formación continua y liderazgo institucional.

El caso bonaerense refleja una tensión central del sistema educativo argentino: la desigual capacidad de las provincias para transformar los recursos en aprendizajes. Mientras algunas logran rendimientos elevados con presupuestos ajustados, otras —como Buenos Aires— no consiguen sacar provecho de su volumen de inversión. Esta situación no sólo compromete el futuro educativo de millones de estudiantes, sino también la equidad del sistema.

Con un presupuesto educativo importante y una escala inmensa, la provincia de Buenos Aires está en condiciones de liderar la mejora educativa del país. Pero para lograrlo, necesita identificar y replicar las buenas prácticas, revisar la asignación de recursos y tomar decisiones basadas en evidencia. El informe deja un mensaje claro: no alcanza con invertir más, hay que invertir mejor.

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