El calvario que vivieron los inmigrantes deportados en el enfrentamiento entre EE.UU. y Colombia
“¿Sabes quién es el próximo presidente? Aquí se acabó la diversión para ti, la música ha cambiado… tienes que volver”.
Daniel Oquendo, de 33 años, recuerda bien las primeras palabras que le dijeron los agentes fronterizos estadounidenses tras cruzar la frontera entre México y Estados Unidos el 20 de enero.
Ocho días después, Oquendo está de vuelta en su Colombia natal, tras una agria disputa diplomática entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el presidente de Colombia, Gustavo Petro. Era uno de los cerca de 200 migrantes colombianos que debían ser deportados a primera hora del domingo, pero las autoridades colombianas les dieron la vuelta.
“Fue muy confuso: Nadie nos dijo nada. El Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras de Estados Unidos nos sacó de nuestras celdas en San Diego y nos metió en un C-130, con asientos y todo eso. Nos dijeron que el vuelo a Bogotá iba a durar siete horas, pero cuando aterrizamos, fueron diez horas, y en cuanto se abrió la puerta trasera del avión, pudimos ver una ambulancia que decía ‘Houston’”, relató Oquendo.
Resultó que Petro había bloqueado el aterrizaje de los dos vuelos militares estadounidenses que transportaban a los deportados, lo que desencadenó un tira y afloja con su homólogo estadounidense con amenazas de guerra arancelaria antes de que Bogotá finalmente cediera.
Después de Houston, Oquendo y los demás migrantes pasaron la noche en El Paso, donde los agentes del CBP (Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras de Estados Unidos) les quitaron las esposas, y el lunes llegaron funcionarios del consulado colombiano para entrevistarlos.
Su regreso a suelo estadounidense fue breve. Este martes, Oquendo fue finalmente repatriado a Colombia en un avión enviado por el Gobierno colombiano, que promocionó el vuelo como un transporte más digno y respetuoso.
Los vuelos de deportación no eran nada nuevo en Colombia –hubo más de 100 vuelos en 2024–, pero el espectáculo de deportados esposados en un avión militar había cruzado una línea para Petro.
“Un migrante no es un delincuente y debe ser tratado con la dignidad que merece todo ser humano… No puedo permitir que los migrantes se queden en un país que no los quiere; pero si este país los expulsa debe ser con dignidad y respeto hacia ellos y hacia nuestro país. Recibiremos a nuestros compatriotas en aviones civiles, sin trato de criminales”, publicó el presidente colombiano en la mañana del domingo.
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