El dolor y la impotencia de una madre frente a la impunidad que ha rodeado el asesinato de una hija de 16 de años la llevaron a esparcir los restos de la muchacha en la sede de la fiscalía de Higüey.
Se trata de una acción conmovedora, que cuestiona el sistema judicial. Mildred Correa gritó que desde hace 10 meses reclama que el victimario de Yeira Encarnación sea capturado y sometido a la justicia.
“Son diez meses que tiene mi hija que fue violada y asesinada y esta fiscalía no me da respuesta… Ustedes creen que fue fácil para mí sacar el cuerpo de mi hija”, exclamó la señora Correa. “Yo estoy impotente porque la fiscalía lo que vive es mareándome; si quieren que me maten, que ya yo estoy muerta desde hace diez meses”.
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La señora llegó al lugar con la osamenta de su hija dentro de una bolsa plástica y esparció los huesos en la recepción del tribunal.
La dramática escena es no solo para que se aceleren las investigaciones sobre la muerte de la muchacha, sino la demora de los fiscales de Higüey en torno al suceso.
Sea negligencia o encubrimiento, es inconcebible que a 10 meses del horrendo crimen la fiscalía de Higüey no tenga una respuesta.