Una sobreviviente de la ley marcial dice que mantendrá una vigilia en la Asamblea Nacional con una manifestación a la luz de las velas
Cientos de personas se reunieron en las escaleras de la Asamblea Nacional en Seúl este miércoles por la tarde, muchas de ellas sosteniendo velas para realizar una vigilia.
Cuando el presidente Yoon Suk Yeol declaró la ley marcial este martes por la noche, Mi-rye, de 64 años, pensó al principio que estaba viendo un deepfake.
Ella vivió la ley marcial hace 44 años y no podía creer que estuviera sucediendo nuevamente.
“Un sentimiento de miedo me invadió por completo”, dijo Mi-rye.
No podía dormir y viajó desde su ciudad natal de Paju, en la provincia de Gyeonggi, cerca de la frontera con Corea del Norte, a Seúl.
Durante el último período de ley marcial, la gente vivía bajo estrictos toques de queda y “cualquiera que fuera sorprendido fuera era llevado al campo de reeducación de Samcheong”, dijo.
“Incluso por salir a fumar podían arrestarte. Detenían a personas que caminaban por la calle sin su documento de identidad. Había agentes vestidos de civil apostados por todas partes, esperando para atrapar a la gente”, dijo.
Aunque se sintió aliviada porque la ley marcial fue revocada durante la noche, teme que pueda ser restablecida.
“Por eso estoy aquí en la Asamblea Nacional, manteniéndome alerta”, dijo Mi-rye. “Espero que (Yoon) sea destituido rápidamente de su cargo, ya sea mediante un juicio político o mediante su renuncia. Debería ser destituido de inmediato, incluso hoy mismo”, afirmó.
La vida continuó prácticamente con normalidad en Seúl este miércoles, apenas horas después de que la declaración de ley marcial de Yoon conmocionara al país y sumiera a una de las mayores democracias del mundo en la incertidumbre política.
Afuera de la Asamblea Nacional, un flujo constante de personas se unió a los que estaban sentados en las escaleras, muchos de ellos después del trabajo o la escuela. Abrigados para protegerse del frío día de diciembre, coreaban “Renuncia” y “Dimite”.
Varias personas dijeron que era importante estar allí, mientras los legisladores permanecían dentro, para observar y mantener vigilancia para garantizar que la democracia permaneciera intacta.
La ira y la frustración hacia el presidente eran palpables y muchos se preguntaban: ¿Para qué sirvió todo esto?