El Barrio Privado “El cauce” ubicado en 476 y 132 bis / web
Una tras otra. La denominada Zona Norte continúa sin paz por el constante asedio de la delincuencia y, tal como señalan los vecinos, parece ser “una situación que difícilmente cambiará” pues, a juzgar por las medidas que se vienen tomando, “no se ve una luz al final del túnel”.
Muy por el contrario, el panorama es cada vez más oscuro y preocupante. Ni siquiera alcanzaron a pasar 24 horas del brutal robo que sufrió una vecina en City Bell y este sector de la Ciudad volvió a ser noticia por un millonario atraco.
Más de 15 millones de pesos pasaron a manos de una banda. Según apuntaron fuentes del caso, al clan delictivo le bastó menos de tres horas para adueñarse de varios años de trabajo y esfuerzo.
Pese al consenso popular que pondera a los afectos y la salud por encima de lo material, lo sucedido claramente representa un golpe devastador para esta familia que ahora deberá enfrentarse a la dura realidad de suspender proyectos y postergar sus anhelos.
Como en otros asaltos millonarios cometidos en lo que va del año, los ladrones aplicaron técnicas mecánicas para vulnerar las aberturas. Es que para acceder a la casa, desmontaron una puerta ventana ubicada en el fondo de la estructura.
Todo el acto fue ejecutado sin que nadie se percatara en el Barrio Privado “El Cauce” ubicado en 476 y 132 bis, lo que demuestra que los delincuentes se encuentran dispuestos a todo con tal de cumplir con su objetivo. Incluso aunque ello implique ingresar a un predio cerrado y custodiado.
De este modo ni siquiera están exentos de esta contingencia negativa aquellos que eligen vivir en barrios cerrados con el objetivo de contar con un mayor grado de seguridad con respecto al grueso de la población.
Según la reconstrucción que se hizo, a eso de las 15.30 la dueña de casa abandonó su vivienda ya que debía cumplir con una serie de compromisos.
Fue en ese momento que los sujetos se aprestaron a ejecutar su plan, probablemente, con la convicción de que tenían el camino despejado.
Se trató de un golpe ejecutado con extremo sigilo, ya que ninguno de los vecinos se percató de la presencia de extraños en esa propiedad. Se tiene certeza de que los -por ahora- desconocidos llegaron al lugar con herramientas, que les permitieron descarrilar la puerta.
Lo concreto es que una vez que tuvieron acceso a la vivienda, abrieron, destrozaron y desordenaron todo a su paso. Según precisaron fuentes del caso, los responsables del atraco no dejaron espacio sin registrar. Esto marcó la diferencia para que pudieran hallar el fuerte caudal.
Es que, justamente, teniendo en cuenta la posibilidad de que les pudieran robar, los damnificados habían tomado la precaución de guardarlos en distintos espacios de la vivienda. Pese a ello, a medida que revolvían, los intrusos fueron dando con cada uno de los billetes distribuidos por toda la estructura edilicia.
De este modo se llevaron 4200 dólares, 11 millones de pesos y 800 euros que se encontraban repartidos entre un vestidor, una oficina y la cocina.