El Teatro Real rescata una «rareza» de Wagner para el concierto de la soprano Nina Stemme

La estrella es Nina Stemme, pero el concierto wagneriano que ofrecerá este domingo 26 en el Teatro Real la soprano sueca, una de las grandes especialistas en el compositor alemán, cuenta con una llamativa invitada: la obra ‘Das Liebesmahl der Apostel’ (‘La cena de los apóstoles’), una cantata coral del propio Wagner que es «una auténtica rareza», en palabras de Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real.

Problemas en las conexiones de los vuelos que le han traído a Madrid han impedido a la soprano estar presente en la presentación del concierto a los medios. Sí han estado el director Gustavo Gimeno, que el año próximo se convertirá en director musical del coliseo, y el director del coro del teatro, José Luis Basso.

Nina Stemme vuelve al Teatro Real después de una ausencia de catorce años. Se presentó en el coliseo madrileño con un concierto en abril de 2009, y un año más tarde protagonizó ‘Salomé’, de Richard Strauss, en una producción de Robert Carsen con dirección musical de Jesús López Cobos. En la velada del domingo interpretará junto a la Orquesta titular del Teatro Real páginas de ‘Tristán e Isolda’ (el ‘Preludio’ y la ‘Muerte de amor’) y de ‘El crepúsculo de los Dioses’ (‘Amanecer’, ‘El viaje de Sigfrido por el Rin’, ‘Marcha fúnebre de Sigfrido’ y la ‘Escena de la inmolación de Brunilda’).

La ampliación del Coro Titular del Teatro Real para las funciones de ‘Los maestros cantores de Nüremberg’ ha sido el desencadenante de la inclusión en el programa de ‘La cena de los apóstoles’, una obra de «extrema dificultad, y la más compleja de Wagner desde el punto de vista vocal», según José Luis Basso, autor de la idea. El maestro argentino conocía la partitura desde 1997, cuando la dirigió en el Maggio Musicale de Florencia.

Ochenta y dos voces, mayoritariamente masculinas (se han incluido también algunas contraltos para cantar la parte de contratenor), interpretan esta cantata, que interpretan tres coros, un grupo de doce apóstoles, un coro celestial y la orquesta; «los primeros veinte minutos cantan a capela y después se une la orquesta, para componer un final operístico; solo mantener la afinación ya supone un auténtico reto para el coro», cuenta Gustavo Gimeno.

Richard Wagner compuso ‘La cena de los apóstoles‘ durante su etapa como maestro de capilla en Dresde, cargo que asumió el 2 de febrero de 1843. Allí recibió el encargo de escribir para un gran festival coral, una obra de una media hora de duración para que la interpretaran todos los coros participantes en dicho festival. La obra se estrenó el 6 de julio de 1843 en la Frauenkirche de Dresde, con la participación de 1.200 cantantes y 100 miembros de orquesta. Wagner, que interrumpió la composición de ‘Tannhäusser’ para escribir esta cantata, no la valoraba demasiado y se refería a ella como «un episodio folclórico».

Pero en ‘La cena de los apóstoles’ hay, apunta José Luis Basso, ideas que aparecen en obras wagnerianas anteriores y aparecerán en obras posteriores. «Hay frases de ‘Rienzi’, de ‘Tannhäusser´… El coro celestial remite a ‘Parsifal’ y la orquestación nos lleva a la sinfonía de ‘El holandés errante’… Hay intervalos, colores, gestos…» «Pero son citas que hay que detectar -aclara Matabosch-. No es como Rossini, que usaba una obertura escrita para una ópera en otra sin ningún disimulo».

Comments (0)
Add Comment