Barcelona, la meca de la subcultura otaku (véase los fans de la cultura pop y la animación japonesa) fue el escenario elegido por Ado para dar su primer concierto en España. La artista nipona, conocida por ser una de las voces claves de la juventud de su país y el aura de misterio que la envuelve, presentó el 29 de junio su show, ADO World Tour 2025: Hibana, en el Palacio de Sant Jordi.
Ado forma parte de la nueva generación de artistas japoneses nacidos gracias a Internet. Todo comenzó cuando apenas tenía 15 años, en 2017, cuando empezó a publicar en NicoNico, la versión japonesa de Youtube, sus primeras versiones de canciones conocidas de Vocaloid. Cada uno de sus vídeos alcanzaron de miles de visualizaciones. Así, en 2020 la intérprete daría el gran salto gracias a Usseewa, su primer tema propio en hacerse viral.
Con una voz raspada y una dura crítica a las expectativas prácticamente imposibles que se imponen a la juventud, Ado llegó para quedarse en una industria cada vez más globalizada y competitiva. Cada una de sus canciones cuentan con millones de reproducciones, ya sean temas propios, versiones o canciones creadas para bandas sonoras, todos sus trabajos se convierten en sinónimo de éxito. Por ello, no es de extrañar que haya logrado no solo ser la voz principal de grandes franquicias, como es el caso de One Piece, sino que haya colgado el cartel de “sold out” en muchas de sus paradas.
El cariño que los fans le profesan no solo se ve reflejado en las listas. La mañana del 29 de junio, miles de fans lucharon contra las altas temperaturas, el cansancio y los nervios. Todo ello con un solo objetivo: lograr merchandising de su ídola. La tienda no abriría hasta las 10 de la mañana, pero a las siete, cuando el sol acababa de salir, la cola ya recorría el recinto. Apenas una hora después de la apertura, las ediciones coleccionistas del disco, así como el peluche, estaban agotados. De poco importaron la subida de precio, de hasta diez euros más, o las restricciones sobre la cantidad de productos a adquirir.
Mientras Ado disfrutaba de comida típica, el flamenco y jugaba con las palomas, sus seguidores aguardaban a la sombra. “Por favor, hidrataos ante el calor”, aconsejó la cuenta oficial del tour. Así, cada esquina era el refugio perfecto para nacionales e internacionales hasta que el reloj marcó las 6:30, hora de entrar. Entre palos de luces, miles de decoraciones de rosas azules y personas tarareando canciones en japonés, poco a poco se llenaron la gran mayoría de los asientos.
Como en cualquier evento de esta índole a la entrada las normas estaban perfectamente definidas. Sin embargo, de entre todas, había una que destacaba sobre el resto y, llamativamente, la más importante: no se podía grabar a la intérprete durante su espectáculo. A diferencia de otros artistas, propensos a posar ante la cámara, Ado preserva su identidad al máximo. Es por ello que no solo el escenario mostraba constantemente carteles sobre dicha prohibición, sino que el equipo del recinto fue especialmente meticuloso con ello.
Mas a pesar de ser una prohibición, el hecho de no tener que preocuparse por grabar cada tema se convirtió en la escusa perfecta para disfrutar al máximo posible del concierto. Uno que, puntual como un reloj, comenzó su cuenta atrás a las 8:30 de la tarde. Entre luces azules y la simulación de una pantalla que carga, la caja desde la que actuaba Ado comenzó a iluminarse dando a entender que la intérprete ya estaba allí. Todo el escenario coreaba su nombre, los palos de luces, coordinados a la perfección, se movían al mismo tiempo. Y, cuando los gritos de los fans parecían ser el tema principal, la joven estrella japonesa estalló con la primera nota de Usseewa, su gran éxito.
Una cantante que nunca muestra su cara, que se mantiene dentro de una caja donde apenas se puede ver su silueta y donde el idioma podría ser una barrera, consiguió conectar en apenas un segundo con todo el Palau Sant Jordi. Solo era necesaria su voz rasgada y sus agudos imposibles para que la locura fuera el sentimiento principal. “Es impresionante cómo alguien que no se ve tiene tanta presencia”, aseguró un fan mientras miraba extasiado aquella silueta que se alzaba en el escenario.
Envuelta en su espacio de fantasía, cada canción era aún más potente que la anterior. Desde la crítica social, a las canciones de animes como Spy x Family o Beyblade X (que se emite actualmente en Boing, el canal infantil de Mediaset), pasando por versiones de otros artistas como Kikuo, que visitó Madrid en febrero de este mismo año. No había melodía con la que el público no se desgarrara la voz.
La sala ardía, por el calor de los fans y por el juego de luces y pirotecnia. Cada canción tenía sus propios visuales, siempre en tono con el tema de la melodía y al ritmo de esta. A excepción de Show, donde se mostró un pequeño fragmento del videoclip, todo eran imágenes originales. Mirror, Elf, Rule, cada tema sonaba con fuerza y sin apenas dejar momentos de descanso para los fans.
O al menos así fue hasta el final de Episode X. Habían sonado 14 temas y se había dado a conocer a toda la banda cuando Ado quiso darle un pequeño discurso a todos los asistentes. Tras asegurar que “en España hace mucho calor” y que le encantaba cómo el público no paraba de gritar con ella, llego el momento más emotivo. “Cantaba sola en un armario y ahora no me puedo creer a dónde he llegado”, aseguró en japonés.
“Este tour se titula ‘Hibana’, que en japonés significa chispa. Quiero que sea una luz que os guie y que, aunque estéis solos, nunca dejéis de cantar. La soledad no es mala”, quiso dejar claro Ado. La artista habló de su pasado para alentar a sus seguidores a seguir hacia el futuro. Aunque lo cierto es que de aquellas bonitas palabras no muchos pudieron captar todo su mensaje el completo ante la falta de una traducción simultánea en pantalla más allá de los puntos clave.
Así, llegó el encore final con Odo, una versión de Chandelier y New Genesis, el tema principal de One Piece Film Red, donde Ado además pone la banda sonora. Lágrimas, éxtasis, algún rezagado intentando comprar merchandising y quien intentaba encontrar a sus amigos fueron el final de una velada que más de uno no podrá olvidar. Ado y su equipo de trabajo dieron las gracias a todos los asistentes y la noche finalizó con la promesa de ser la primera, pero no la única, en la que los fans españoles podrán disfrutar en España de todo su talento.