Manuel Escribano sale por la puerta grande en una tarde total de toros en Alicante

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La locura llegó a la plaza con el tercero de Victorino Martín, al que el diestro sevillano logró indultar

Manuel Escribano y Victorino Martín, a hombros en Alicante Mundotoro

El torero sevillano Manuel Escribano triunfó este sábado en Alicante. Salió por la puerta grande en una tarde total de toros en la sexta corrida de la Feria de las Hogueras de la ciudad valenciana. El apoteosis a la plaza, con tres cuartos de entrada, llegó con el tercero de Victorino Martín, al que el diestro de Gerena logró indultar.

Escribano se encerraba este sábado en Alicante con seis ejemplares de Victorino Martín. Y la tarde comenzaba con triunfo, según informa Mundotoro. Definido de salida en su humillación fue el primer toro, de buen juego y que tuvo un gran pitón derecho. También bueno fue el trato del diestro, siempre muy templado y buscando el trazo largo. El toro embistió con ritmo y el torero lo pulseó en una faena de gran tono que tuvo el defecto en el público de abrir tarde. Una rotundidad que sólo tuvo la mancha de un pinchazo antes de la estocada que le impidió pasear las dos orejas. La oreja fue de peso.

Con una larga de rodillas en el tercio recibió Manuel Escribano al segundo, seria expresión y astifinos pitones que exigió por su poca entrega. Siempre se movió sobre las manos y por dentro, sin gastarse nunca, lo que obligó al diestro sevillano a esforzarse y vaciarse. A base de ganar siempre el pitón contrario con un juego hábil de pies, Escribano consiguió alargar un palmo el recorrido del toro en una faena de mucho mérito e importante dimensión. Estuvo certero con el acero y paseó una nueva oreja.

La locura llegó a Alicante en el tercero. A la puerta de chiqueros se fue Manuel Escribano para cuajar la lidia total con el bravo ‘Bohemio’, un enorme astado al que el sevillano cuajó un recibo a la verónica que puso al público en pie. Compartió el tercio de banderillas con Felipe Proenza y Álvaro Oliver antes de comenzar la faena con pases cambiados por la espalda en el centro del ruedo. El de Victorino embistió de manera excelsa, humillado, con el pitón de dentro… y excelso fue el toreo de Manuel Escribano. Totalmente entregado en la embestida, con media muleta por la arena… Una pasión desatada en una faena que se vivió con transmisión de principio a fin. No paró el toro de embestir, ni tampoco la faena perdió su hilo de categoría hasta que en los tendidos comenzó la petición de indulto sólo parada por los olés de las tandas. Todo el público en pie. Costó al presidente sacar el pañuelo naranja, pero no tuvo otra opción. La plaza clamó «¡torero, torero!» y «¡victorino, victorino!». Dos orejas simbólicas que paseó junto a Victorino en la vuelta al ruedo.

Lejos de conformarse, Escribano se la jugó frente al cuarto, un toro muy complicado, que siempre se movió sobre las manos, no pasó de la cadera del diestro y embistió en los remates con el pitón de fuera. Se fajó exponiendo mucho con habilidad de piernas en una faena que era propia de macheteo sin ninguna recriminación. Dejó una estocada al segundo intento.

Imponente fue el quinto, con trapío y perfil, un astado complicado que nunca regaló nada y que le costó siempre romper hacia adelante. Expuso Escribano que fue capaz de imponer su dominio con el cuerpo a base de tragar varios parones de mucho mérito. A partir de ahí y con mucho valor, consiguió naturales en una faena de desgaste y de mucho fondo. La espada entró al segundo intento y necesitó el uso del descabello.

El último llevó a la puerta de chiqueros a Manuel Escribano. Venía un toro de Victorino Martín que siempre marcó su tendencia hacia los adentros en una embestida con arreones, aunque con buen embroque por el pitón izquierdo. Por esa mano basó Escribano un trasteo que contó con series de buen trazo frente a un público ya entregado con el sevillano. La espada entró al segundo intento y cortó una oreja después de escuchar un aviso.


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