
Después de quedar tercera en Eurovisión, un exitazo a todas luces, casi todos apostaban a que Chanel Terrero tendría una carrera fulgurante. Pero las canciones que ha sacado desde entonces no han tenido la repercusión esperada, y ella ha acabado teniendo un perfil mucho … más discreto de lo que cabía imaginar. ¿Qué hay detrás de este inesperado resultado? ¿Es Eurovisión un destructor de carreras cuando se trata de artistas españoles? Veamos qué ha sido de la de Chanel desde entonces.
Como candidata eurovisiva, Chanel fue un producto de BMG, compañía del grupo alemán Bertelsmann, que tras su remodelación en 2008 tuvo varios directores en España. De 2017 a 2022 fue Pablo Rodríguez, que fue quien ideó el proyecto cuando se creó Benidorm Fest después de que la UER advirtiese a los Big Five (Alemania, Italia, Francia, Gran Bretaña y España, que van directos a la final de Eurovision por el hecho de aportar más dinero al certamen) de que tenían que ponerse las pilas porque siempre estaban quedando los últimos, o de lo contrario tendrían que someterse a las semifinales como el resto de países.
Lo primero que hizo el equipo de Rodríguez fue construir la canción ideal, con un grupo internacional de compositores que escribiese algo con verdadero potencial (‘Slo Mo’, un tema inicialmente rechazado por Jennifer Lopez). Después buscaron a la intérprete, que al principio iba a ser una chica llamada Aysha Bengoetxea que finalmente no pudo embarcarse en el proyecto por ser menor de edad, entre otras cosas. Y entonces alguien sugirió a una joven hispanocubana que estaba destacando en el sector de los musicales. La cantante hizo unas pruebas, fue seleccionada, y a continuación ganó el Benidorm Fest. La euforia mediática se desató, y al llegar el momento de presentarse a Eurovisión, BMG puso sobre la mesa un presupuesto importante para impulsar su marketing en Europa. La canción funcionó, ella clavó su interpretación, y consiguió el histórico tercer puesto para España.
A partir de ahí, ¿qué podía salir mal? Esta vez, parece que una fallida estrategia por parte de ella ha sido clave. Para empezar, nada más terminar Eurovisión dejó tirado al equipo que diseñó su éxito, marchándose de BMG sin dar explicaciones públicas para fichar con Sony Music. Después, el coreógrafo que creó el baile de ‘SloMo’, Kyle Hanagami, decidió impedir legalmente que ella siguiese usándolo en sus shows, no se sabe muy bien si por un desencuentro con ella o con RTVE. Fue un golpe duro, ya que la canción sólo funcionaba a pleno rendimiento como un ente indivisible de su coreografía. Pero al menos ese frente se ha despejado, ya que se ha llegado a un acuerdo con Hanagami y ella vuelve a tener permiso para bailar su creación.
En su nueva etapa en Sony, Chanel lanzó su primer disco ‘¡Agua!’, que incluyó un single de éxito (‘Clavaíto’), pero tras debutar en el número 1 de la lista española de discos, demostró ser un fenómeno poco consistente ya que en menos de un mes descendió hasta la posición 91. No fue un fracaso estrepitoso pero tampoco cumplió expectativas, y de nuevo, surgieron los desencuentros y ella no dio su brazo a torcer. «La industria me llevó por un camino que no quería. Me sentía perdida. Me obligaban a hacer cosas que no quería. Le cogí miedo al estudio, lloraba antes de grabar. No me identificaba. No lo disfrutaba», confesó recientemente al hablar de la creación de ‘¡Agua!’.
La multinacional acabó dandole la carta de libertad para que se marchara, y ella fichó con la agencia ONErpm, con la que ya ha sacado dos singles, ‘Antillas’ y ‘Una bala’. La segunda ha sido la de mayor éxito, con medio millón de reproducciones en Spotify desde su lanzamiento el 6 de junio. Estupenda cifra para casi cualquier artista, pero mediocre para alguien que había gozado de una exposición internacional y que se presuponía superestrella en ciernes, especialmente si hacemos comparativas: Bad Gyal publicó single en la misma fecha, y superó el medio millón de clics en el primer día (ya va por siete y pico). Tipos relativamente desconocidos para el gran público, como Lucho RK o Rusowsky, también lanzaron nuevo tema ese día, y el primero ya supera el millón y el segundo los cinco millones. Aunque el dato más revelador posiblemente sea que ninguno de los dos temas de Chanel ha entrado en el Top100 de las listas semanales de Promusicae.
El gafe de Eurovisión
¿Ha sido Chanel víctima de la maldición de Eurovision? En el mundo de la música hay un dicho popular: «Eurovisión da mal fario», y muchos artistas han rechazado participar porque creen que un mal resultado puede condenarles para siempre. Pero el caso es que quedar en una posición decente, incluso buena, tampoco garantiza nada, sino más bien lo contrario. Hagamos repaso.
En los años sesenta y setenta tuvimos representantes que luego sí desarrollaron trayectorias deslumbrantes, como Raphael, Mocedades o Julio Iglesias, pero a partir de los ochenta, casi todos los artistas que nos representaron han desaparecido en combate, con contadísimas excepciones como la de Sergio Dalma, que participó en 1991. Desde el cambio de siglo tenemos a David Civera, que con el tiempo ha sido un artista más bien anecdótico; a Rosa López, que lleva veinte años sin levantar cabeza; a cantantes de los que ya no sabemos nada como Beth, Ramón del Castillo o Son de Sol; a la coña de Rodolfo Chikilicuatre; a Las Ketchup, un one-hit wonder en popularidad irremediablemente descendente; a D’Nash, que ya ni existen; a Soraya, que tampoco acaba de encontrar su camino; a Daniel Diges, que ha renunciado a su carrera discográfica en favor de los musicales; a Lucía Pérez, que a nadie le suena…. Pastora Soler, la candidata de 2012, sí podría ser otra excepción, pero desde entonces, más de lo mismo.
El Sueño de Morfeo se disolvió, Ruth Lorenzo es más presentadora que cantante y lo mismo se puede decir de Edurne. Barei está perdidísima, Manel Navarro sigue teniendo pesadillas con el gallo, y las carreras de Miki Núñez, Nebulossa y Blanca Paloma no parecen tener un futuro demasiado espectacular. Blas Cantó está ahí ahí, lo mismo que Alfred, y Amaia quizá sea la única esperanza para este vapuleado club. ¿Qué se puede hacer para evitar acabar en el saco de los parias? ¿Como rompemos esta mala racha?
Melody, no nos engañemos, lo tiene muy complicado. Pero lo increíble es que Chanel, que arrasó y parecía tener una trayectoria muy prometedora, tampoco haya conseguido zafarse del destino final de los concursantes eurovisivos. ¿Ha sido cosa del gafe? ¿O ha echado a perder ella solita la oportunidad que tenía en sus manos?
Este viernes publica un nuevo tema, ‘Zakaza’, diseñado con flagrantes ínfulas de canción del verano, y que ella misma ha presentado asegurando: «Ahora estoy con un equipo que me apoya, que cree en mí y yo estoy en un momento en el que sigo aprendiendo, pero tengo todo mucho más atado y claro». Veremos si por fin consigue su ansiado hit a su manera, o por el contrario se confirma debió haber tenido más paciencia con los equipos con los que trabajó después de Eurovision.