Lo que los cascos celtíberos cuentan de los orígenes de sus guerras

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Monedas, espadas, medallas, ornamentación… son solo algunas de las casi 200 piezas que desde este lunes se exponen en ‘Alas para la guerra. Aratis y la Celtiberia’. «Esta pequeña, pero importante exposición», como la ha denominado Isabel Izquierdo, directora del Museo Arqueológico Nacional, reúne por primera vez estas piezas, entre las que destacan siete cascos milenarios que reflejan las diferentes tipologías con los que los celtíberos iban a la guerra. Además de informar sobre el expolio que sufrió el yacimiento de Castrejón I-El Romeral en Aranda del Moncayo, Zaragoza, en las décadas 80 y 90 del siglo XX.

A raíz de estas excavaciones ilegales, la Guardia Civil llevó a cabo las operaciones Helmet I y II, gracias a la cual se han recuperado más de 9.000 elementos. Entre ellos se encuentran las piezas clave de esta muestra, algunas en mejor estado que otras debido al descuido original en la conservación de las piezas. Se encontraron protectores nasales, una medallas de Pisanello, incluso material de necrópolis modernas o contemporáneas.

Susana De Luis Mariño, comisaria de la exposición, asegura que «el descubrimiento de estas armas da una visión más amplia del valor simbólico de la guerra, aunque también su valor más violento». Ocho salas que muestran un recorrido cronológico por todo el armamento celtíberos y la influencia que tenían los conflictos con pueblos cercanos en todos los ámbitos de la vida. Desde la infancia, el papel de la mujer, los rituales guerreros y funerarios y sus consecuencias. Aunque también muestra la belleza del horror. Cómo el arte de los artesanos decoraron los cascos protagonistas, pero también las placas, los collares, o los cinturones que, además, eran fabricados en ricos materiales, como oro y plata.

Estos cascos celtíberos son las piezas centrales de la exposición. Siete elementos que fueron donados a España por Christian Lebed tras descubrir que habían sido extraídos ilegalmente. Al recibirlos, fueron trasladados al Museo de Zaragoza, donde han estado expuestos hasta la creación de esta nueva muestra. Han sido analizados durante su estancia en la capital aragonesa. Así descubrieron que la mayoría están «reconstruidos de una manera muy agresiva porque lo que interesaba era venderlos en el mercado negro», confirma Luis Fatás, comisario de la exposición.

Asimismo, son clave para la recuperación del conocimiento sobre la vida celtíbera. Cuentan con influencias del mediterráneo -hay dos piezas griega e italiana que lo atestiguan- y confirman la trashumancia de los pastores guerreros que protegían a su ganado con armas, pero que comerciaban. También muestra los rituales funerarios de la época, como la destrucción de estos cascos para ser enterrados con sus dueños o la importancia de los buitres y otras aves de la zona que simbolizaban el ascenso del alma tras la muerte.


Sala con los siete cascos celtibéricos


Museo Arqueológico Nacional. Irene juanes Gil

La propuesta nace por la colaboración del Museo Arqueológico Nacional y del Museo de Zaragoza, jugando con las colecciones celtíberas de ambas instituciones. Y, aunque la gran mayoría de las piezas les pertenecen, también colaboran con préstamos concretos el Museo Numantino de Soria y del Museo de Teruel. «De esa manera tenemos representada toda la Celtiberia», asegura De Luis Mariño.

La exposición también cuenta con audiovisuales que muestran reconstrucciones virtuales de las ciudades de Numancia, Aratis y un espacio ritual, como la Fuentona en Muriel, en Soria. Asimismo, hay ilustraciones hiperrealistas de Esperanza Martín sobre la vida en la Celtiberia, actuales provincias de Soria, Zaragoza, Guadalajara y partes de Burgos y Segovia.

Para complementarla, se ha creado un programa de actividades paralelo, con jornadas científicas, conferencias, visitas guiadas gratuitas, talleres de identificación de aves, conciertos didácticos y recreaciones históricas.

La muestra temporal permanecerá en Madrid hasta el 5 de octubre -fecha de fin adelantada por la llegada de un gran proyecto internacional- y se está estudiando la posibilidad de itinerancia por toda España. La directora del Museo Arqueológico Nacional asegura que, a pesar del cambio de fechas, «va a funcionar muy bien, ojalá».

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