El periodista Fernando Jáuregui: “Habrá elecciones pronto porque este espectáculo va en contra del sentido común”
El periodista Fernando Jáuregui, que a lo largo de más de cinco décadas de profesión ha publicado más de 12.000 artículos y 15 libros, y es una de las voces más reputadas como comentarista político está horrorizado viendo lo que sucede en la última sesión de control en el Congreso de los Diputados.
Coincide en el tiempo con la presentación de su último libro El cambio en 100 palabras ¿Cómo serán nuestras vidas en 2050? (Plaza & Janés, 2025), en el que explora las transformaciones que depara el futuro, desde la longevidad humana hasta la colonización de Marte. Hablamos con él del futuro próximo y lejano.
“Este libro es una reflexión prospectiva a 25 años, que pretende ser serena. Pero no puede ser que cada día nos levantemos llevándonos un susto con los titulares de los periódicos. No puede ser que vivamos una sesión de control como la que acabo de ver ahora mismo, donde se han llamado traidores, ladrones, corruptos, de todo, y antes ya se habían llamado mafiosos los unos a los otros”, asegura Jáuregui.
Y añade: “Claro, construir sobre estas bases un mundo futuro y controlar ese cambio, porque lo importante es que lo controlemos, es muy difícil, porque requiere un mínimo de concertación política y de cooperación entre las fuerzas políticas. Este libro lo termino diciendo que hay que reformar la Constitución. No queda más remedio, pero, así como vamos a hacerlo si no somos capaces ni de hablarnos en el Parlamento. La situación es bastante angustiosa y va en nuestra contra. Somos, ahora mismo, de los pocos países europeos que estamos remando en contra, no remando a favor”.
En el libro hace el ejercicio de mirar hacia el futuro, asomarse y ver cómo será la sociedad dentro de 25 años, ¿tiene usted alma de vidente?Mi alma de vidente son los expertos con los que he hablado. He consultado con más de 100 personas expertas, cada una sobre un aspecto del cambio, que yo creo que se va a producir. Así que he hablado con gente que sabe mucho más que yo. Los periodistas tenemos que contar el cambio, pero apoyándonos en los que saben. De la carrera espacial no sé nada, pero sí te puedo garantizar ahora, que dentro de como mucho 15 años, estaremos en Marte. De los robots no sé nada, pero sí te puedo garantizar ahora que dentro de 15 años los robots serán los dueños de nuestra casa y a lo mejor, tendremos novias y novios ‘robotas’ y ‘robotos’. He viajado en un coche autónomo, ilegalmente, por cierto, sin conductor hablando con el coche.
Y eso, ¿dónde ocurrió?No te lo puedo decir. Pero si te puedo contar que he comido un chuletón artificial en Pamplona realizado con tecnología 3D. He tardado cinco años para escribir este libro y he tenido que hacer muchos reportajes, incluso echarme una novia virtual.
¿A quién se dirige el libro y cuál es su objetivo?El libro está dedicado a mis sobrinos, a los hijos de mis amigos, a los millones de millennials y a la Generación Z que vienen y que tomarán el control de este país. Es decir, a la generación de Leonor I, suponiendo que Leonor acabe siendo reina, que parece lo más lógico. Pero en este país, lo lógico siempre es lo más ilógico.
El mensaje es para estos jóvenes, que son las generaciones siguientes a nosotros, que ahora viven inconscientes porque para ellos el cambio es algo natural. Creo que este mensaje es necesario. Hay que decirles que se vayan preparando para tomar el control de una situación que no va a tener absolutamente nada que ver con ésta que vivimos. Son los jóvenes a los que he dado clase en las universidades y que me parece que están altamente descomprometidos. Nunca en la historia se ha producido un cambio a tal velocidad y con tanta extensión como ahora. Así que tienen que estar un poco al loro, porque son los que van a controlar la situación.

Es usted muy optimista.Sí, quería lanzar un mensaje de optimismo porque estoy harto de los mensajes absolutamente apocalípticos que dicen que esto se acaba, que el mundo se muere, que la inteligencia artificial nos va a convertir a todos en inútiles, que las mutaciones genéticas nos van a convertir en cyborgs… Seguramente el proceso es ese, pero podemos controlarlo y dominarlo.
La inteligencia artificial mejorará nuestra vida. Tendremos que adaptarnos a ella, no dejar que nos atropelle, y los robots nos ayudarán en nuestro desarrollo. Todo puede ser para bien, incluso las mutaciones genéticas, siempre y cuando las hagamos en igualdad de condiciones, porque hoy en Madrid, por ejemplo, existen barrios donde se vive, de media, dos años más.
Sigue usted la estela de los grandes profetas Huxley Y Orwell de nuestro tiempo.Estos son los libros que nos han marcado a todos. El año en que nací,1950, se publicó Crónicas marcianas de Ray Bradbury, los mejores libros de Isaac Asimov y el test de Turing, la prueba propuesta por Alan Turing para averiguar si la máquina podía superar al hombre en algún momento. Estábamos viviendo con perplejidad las teorías de Einstein, pero es ahora cuanto todo comienza a pasar, cuando todos los peligros que Huxley denunciaba en Un mundo feliz (1932) o que Orwell denunciaba en 1984 (1949) ahora los tenemos ahí, a la vuelta de la esquina. Antes nos parecían una distopía.
Promulga vivir con confianza y optimismo. Los cambios son inevitables, así que es mejor tomar las riendas y afrontarlos con predisposición y asombro más que con espanto.Más que asombro, diría con preparación. Tenemos que acostumbrarnos a que todo es diferente. Van a ser diferentes las carreras, la manera de estudiar, la manera de comer, de conducir, de coger un taxi… El taxi lo vamos a llamar de forma diferente, en vez de extender la mano horizontalmente, la vamos a tener que extender verticalmente y entonces bajará un dron y nos llevará a la calle Atocha 51. Seguramente todo eso va a ser una realidad dentro de muy poco, ya lo es. Y las casas se construirán con 3D y el riñón que necesitas en vez de dártelo un donante, se construirá en 3D. No estoy hablando de una quimera ni de nada imposible. Esto se puede tocar ya, pero tenemos que asumirlo con esperanza y con preparación. A todo el mundo le da miedo el cambio, pero en vez de sentirnos aterrorizados, a lo mejor, tendríamos que hacer un ejercicio de optimismo.
La suya es una posición ante el cambio que va en contra de la aceptación pasiva de lo que ocurre a nuestro alrededor, que quizás somos demasiado pasivos.Estamos inmersos en el coyunturalismo, situados en el próximo cuarto de hora a ver qué va a pasar mañana y qué gobierno vamos a tener, dónde y cómo y la cara que tiene Sánchez. Y al final, claro, eso actúa directamente en contra de una prospectiva serena. Recuerdo, que en los comienzos del gobierno de Sánchez incluso se presentó una prospectiva de cara a 2050, un estudio que tenía bastante de propagandístico, pero que tenía sus cosas buenas, y ahora creo que sería imposible hacer eso. Es que cualquier día nos vamos a encontrar con un apagón digital de tres días o nos vamos a encontrar que los aviones no salen o que los trenes descarrilan… Me parece que es que nos falta serenidad para pensar en el futuro, incluso a cortísimo plazo.
Hay más de 100 palabras para el cambio, en realidad, cientos, pero invita a los lectores a que realicen su propia selección. ¿El lenguaje es uno de los primeros cambios en los que estamos inmersos?Es obvio. Estamos incorporando cada día palabras nuevas a nuestro acervo porque estamos incorporando cada día realidades nuevas. La periodista Marta García Aller, dice que tendremos que inventarnos palabras todos los días, por ejemplo, para nombrar cuando nos enamoremos de un robot o cuando nos alarguen una mano, para poder hacer cosas que ahora mismo no podemos hacer. Ya estamos inventado palabras nuevas. Al presidente de la Real Academia le dije que por qué no declaraba palabra del año, a algoritmo y me dijo: “Hombre, sí, qué buena idea.” Pero después, no me ha hecho ni caso. Aparecen prioridades nuevas en nuestro lenguaje. Invito al lector del libro a que él escoja su propio cambio según si lo que le interesa es la alimentación o la genética, el transhumanismo, la pirámide poblacional o el clima. Tú puedes escoger la palabra que quieras para seleccionar tu propia parcela de cambio.
Alude a los temas de futuro que Ian Pearson destacó en la publicación Business Insider de Henneo. Los drones, el hyperloop, el turismo espacial, la realidad virtual, los chips bajo la piel, la inteligencia artificial y el coche autónomo, ¿no da un poco de vértigo?Pearson ahora mismo es hasta conservador porque estamos hablando de predicciones de hace algunos años. Algunas se han cumplido y otras se van a cumplir, e incluso algunas que no lo harán. Pero se ha quedado atrás por la velocidad a la que va esto. Por ejemplo, en ingeniería genética o bioingeniería, o las comunicaciones, incluso yo mismo me doy cuenta de mi fracaso porque no llego. El vértigo, el abismo está ahí. Tienes que trepar por el risco. No podemos obviarlo. Estamos en la cuarta revolución industrial. Estamos inmersos en una competición internacional, en una competición geoestratégica y geoeconómica. No sabemos ahora mismo ni siquiera lo que está haciendo China. Hasta dónde llega su avance tecnológico porque lo conocemos muy superficialmente. Los europeos nos estamos quedando claramente atrasados y Estados Unidos está jugando un papel rarísimo. Esto va a una velocidad difícilmente aprehensible.
En el volumen, concebido hace cinco años, se mezclan reflexiones de la actualidad que nos rodea con anécdotas que le han sucedido en su carrera profesional. 54 años trabajando en todo tipo de medios (prensa, radio, y televisión) y en universidades, ¿echa de menos cómo era el periodismo?Echo de menos las actitudes sociales hacia la libertad de expresión y hacia la información. Ahí hemos perdido terreno los periodistas, pero la capacidad de comunicación que tenemos ahora a través de las redes me parece que es muy alentador y altamente positivo, siempre y cuando sepamos utilizarlas bien. Lo que pasa es que las estamos utilizando mal. Hacemos unas redes sociales simplemente para sacudirnos y hacer fake news y para eso no queremos esta maravillosa autopista de comunicación. Los datos deberían servir para una mejor información, pero aquí para lo único que sirven es para el abuso de los poderosos.
Dedica bastantes páginas a la era loca de la comunicación, ¿cómo han cambiado los medios desde aquel primer periódico digital que dirigió en los noventa, Mi Canoa.El trecho recorrido tecnológicamente es brutal. Ha habido una transformación muy profunda de mentalidades, de economías y de objetivos y también de clientes. Ese periódico que hice aquí en España, partiendo de un periódico canadiense que me contrató, fue el segundo digital que se hacía en España. Pero estábamos en el Pleistoceno Superior y fíjate todo lo que ha pasado después, esa inmediatez de la comunicación con la que nos hemos encontrado, esa cantidad de lenguajes que puedes simultanear en un periódico digital.
También destaco la supervivencia de los periódicos de papel, que en provincias es muy clara y creo que, además, está bien que sobrevivan. Todo eso se ha se ha mezclado con el nacimiento de nuevos lenguajes, por ejemplo, las redes sociales. No sé si sabemos controlarlo, pero es verdad que pocas industrias habrá que se hayan adecuado tanto a los nuevos tiempos como la industria de la comunicación. Otra cosa es que moralmente dejemos mucho que desear, que tengamos que hacernos una serie de autocríticas muy serias, pero ese es otro tema.
¿Las redes sociales han ganado terreno al periodismo?Sí. Asumimos red social como animal de compañía. Y no lo es porque hay ejércitos de gente dedicados a difundir falsedades, infamias, calumnias, insultos y ataques. Todos sabemos que hay países gamberros en el área de internet. Y que hay empresarios, no menos gamberros, en el área informática. Todo esto incide directamente sobre unas redes que podían ser una maravillosa vía de comunicación.
Hace referencia a un evento en el que tuvo unas palabras Fernando de Yarza, presidente del grupo Henneo el pasado año. Al mismo tiempo, se producía un anuncio por parte del Gobierno que pensaba regenerar algunos medios de comunicación.Si tuviésemos muchos empresarios de prensa como Fernando Yarza o como Pepe Joly o algunos de Vocento probablemente estaríamos en una mejor posición para defender lo que nosotros consideramos que es noticia, que es todo aquello que alguien no quiere que se publique, y para eso debes tener unos empresarios que te apoyen. Es curioso, que a pesar de que en España hay 28 medios, mucho más que centenarios, algunos de ellos, han sido los que mejor se han adaptado a los nuevos tiempos, que no era fácil. Esto nos debería servir para sacar un poco de pecho, como también el hecho de que cuando surge la pandemia y los kioscos cierran y los bares no están, los periódicos siguen saliendo todos los días. Compañeros míos y tuyos iban armados solamente con una mascarilla y un micrófono a sitios donde no queríamos ir nadie, por ejemplo, a los hospitales para hacer información. La sociedad y la historia lo tendrá que reconocer en algún momento.
Hablando de bares, explíquenos el concepto de ‘la felicidad de los bares’.Soy un recorredor de bares y creo que ésta es una de las razones por las que España es un país más feliz que otros. Básicamente, porque en la calle Ponzano de Madrid hay más bares que en todo Noruega y seguramente esto tiene su importancia. El bar es un remedio contra la soledad. Conozco a mucha gente que se ha hecho su propia tertulia en los bares, sobre todo, en la España vaciada donde hay poca gente. En el libro cuento que a un señor que tenía un bar en un pueblo le dije que por qué no bajaba el ruido en su local, que era terrible. Y me dijo: “Hombre, entonces la gente se sentiría muy sola”.
La muerte, la vida hasta los 130, el estilo de vida, las mejoras en la medicina no se ha dejado ningún tema sin tratar. Sin embargo, es la economía la que es más complicada de prever su evolución.No soy un gran experto en la economía, pero sí estoy viendo una cantidad de modificaciones y de fenómenos que me parecen altamente significativos. Por ejemplo, yo desde hace cinco años no toco un billete de banco, desde la pandemia. Por cierto, bastante bueno para luchar contra la economía sumergida. Ahora mismo, estoy muy interesado en el mundo de las criptomonedas, que son un fiasco y una pequeña estafa, pero están ahí, y no podemos desconocerlas.
Y estamos otra vez en una vuelta a la autarquía. No hay más que ver esto de los aranceles de Trump. El libro no es político, pero ¿cómo vas a excluir la política cuando en mitad del libro ha surgido la figura de Trump?, ¿cómo vas a excluir la política si estás convencido de que la Constitución española hay que reformarla porque hay que digitalizarla entre otras cosas? Hay que hacerla compatible con los nuevos tiempos. Todo eso es política y es evidente también que estamos remando en contra de lo que debería ser la política.
¿Qué les espera a nuestros hijos y nuestros nietos, qué mundo les dejamos?El mundo que ellos se creen. Lo tienen que hacer ellos y ese es en parte el propósito del libro. La desidia que veo y la falta de compromiso en gran parte de nuestra juventud -no en toda-, pero lo que veo me preocupa porque si usted no es capaz de agarrar este toro por los cuernos… Dicen: ¡Es que yo no me puedo comprar una vivienda! Mira, yo tampoco cuando tenía 30 años y la primera que me compré fue con una hipoteca del 18%. Probablemente tenemos que luchar más para merecernos nuestras reivindicaciones. Sé que no es no es un mensaje complaciente, pero es un mensaje necesario.
¿Vivirán mejor o peor?Vivirán distinto. Todo va a ser distinto. El coche utilitario y la parcela en la playa, no creo que sigan siendo exactamente así. Y jubilarse a los 62 años como querían los franceses estoy seguro de que no va a ser así. Hay una parte de la población que sigue instalada en un viejo estado del bienestar, que sigue pensando en trabajos para toda la vida, con el Rolex que te regalan cuando te jubilas, pero eso ya no será así.
Siguiendo con los vaticinios, ¿tendremos elecciones anticipadas?Creo que sí. No concibo el espectáculo que estoy viviendo todos los días. Un espectáculo que va directamente en contra de lo que es el sentido común y la supervivencia. De alguna manera aquí habrá que repartir cartas nuevas cuanto antes, lo cual no quiere decir que el PP vaya a tomar el poder. Estoy diciendo que hay que regenerar la política a todos los niveles y en todos los aspectos y probablemente en casi todos los partidos. En unos más, los que gobiernan, y en otros menos. Hay que replantearse todo esto cuanto antes y eso se hace con elecciones también.