Ken Scott: «Después de ver esta película, todos los espectadores correrán a llamar a sus madres»

15

Carlos Sala

Barcelona

La paternidad es difícil. La maternidad es todavía más difícil. ¿Pero hasta qué punto es difícil ser el hijo de estos padres y madres que lo tienen tan difícil? El cineasta canadiense Ken Scott dirige ‘Érase una vez mi madre’, la adaptación al cine de la célebre novela de Roland Perez ‘Mi madre, Dios y Sylvie Vartan’, una de esas historias que de tan reales parecen totalmente fantásticas. «Habla de una madre que se desvive por sus hijos, pero que no es perfecta. Eso me interesaba mucho, no hablar de una madre coraje perfecta, sino de una mujer que puede que crea que lo que hace es lo correcto, pero que a veces se equivoca. De momento, te puedo decir que los que han visto la película me han dicho que al acabar tuvieron unas ganas locas de llamar a sus madres», comenta Scott.

Roland Perez es un célebre abogado, especialista en propiedad intelectual, que decidió novelar su particular vida. Nació con una deformidad en el pie que le impedía caminar. Su madre se negó a aceptar los consejos de los médicos, que le instaban a poner prótesis especiales. Convencida que conseguiría que su hijo fuese un niño normal, al final encontró a una curandera que le propuso una terapia agresiva que le permitiría nivelar el tobillo del niño y caminar de forma normal. Peleada con los vecinos, con los servicios sociales, con su propia familia, esta madre sobreprotectora luchó lo indecible para conseguir que su hijo tuviese una vida normal, y lo consiguió. «Lo que me interesaba era mostrar el dilema moral que propone esta historia. Los médicos no son los malos. Los servicios sociales no son los malos. La madre tampoco. Todos creen que hacen lo correcto, con lo que el drama es mayor», afirma Scott.

La película no se detiene en la infancia del niño, sino que sigue su vida a lo largo de unos 50 años, desde que inicia clases de ballet con el pie recuperado a cuando es él un padre con hijos mayores y vive de primera mano la ingratitud filial ya convertido en un célebre abogado. «Me encantan estas películas en que vemos toda una vida resumida en pantalla. Era un reto porque no quería hacer una obra episódica, sino que quería que las elipsis las cubriera el espectador con su imaginación», afirma el cineasta.

La primera gran película de Sylvie Vartan

Brooklyn Tech Support

Otro de los temas del libro es la capacidad del arte para transformar la vida de las personas. Perez aprendió a leer gracias a las canciones de Sylvie Vartan. «Estoy totalmente convencido del poder sanador del arte y de su capacidad para inspirar a las personas a realizar acciones extraordinarias. La música, la literatura, las películas son bálsamos a nuestras manos que nos pueden motivar a cambiar el mundo», señala Scott.

La película ha contado con Sylvie Vartan para interpretarse a sí misma, en lo que es casi su debut cinematográfico, o al menos interpretando a un personaje que es motor principal de la acción. «Estaba muy ilusionada porque de lo único que se arrepiente es de no haber hecho más películas. Su agente no le informaba de ninguna de las propuestas que le llegaban. Una vez se encontró al cineasta Jacques Demy en Nueva York y éste le preguntó por qué no había aceptado su propuesta para protagonizar ‘Los paraguas de Cherburgo’. Ella, con la boca abierta, le dijo que no tenía ni idea de lo que estaba hablando», comenta Scott.

Por supuesto, él también ha tenido acceso a canciones, libros o películas que le han cambiado la vida. En su caso, lo tiene muy claro, ‘La guerra de las galaxias’. «Nací en 1970, así que cuando se estrenó tenía siete años, la edad perfecta para que algo así te volase la cabeza. Fue la primera vez que una película se quedaba conmigo al acabar, que seguía su influjo en mí mucho después y moldeaba mi imaginación entera». Después vendrían Spielberg con ‘E.T.’ y ‘En busca del arca perdida’. Desde entonces, no ha habido escapatoria, su vida tenía que estar unida al cine.


Leave A Reply

Your email address will not be published.