La idea de que mantenerse activo más allá de la edad de jubilación puede retrasar los efectos del envejecimiento ha ganado popularidad en los últimos años. Pero, ¿es tan simple como seguir trabajando para no envejecer? Investigaciones recientes arrojan luz sobre esta cuestión, mostrando que no se trata solo de actividad, sino de contexto, voluntad y condiciones laborales. La vejez, al parecer, es más subjetiva de lo que imaginamos.
La vejez: ¿una cuestión de edad o de percepción?
¿A qué edad empieza la vejez? Para muchos, no hay una cifra definitiva. Estudios longitudinales realizados en Alemania revelan que la percepción de la vejez se ha desplazado con el tiempo. En 1996, quienes tenían 65 años creían que la vejez comenzaba a los 71. Hoy, personas de la misma edad sitúan ese umbral en los 74. Curiosamente, quienes tienen 74 años lo empujan hasta los 78.
Esto parece reflejar no tanto una mayor aceptación del envejecimiento, sino un deseo de alejar esa etiqueta todo lo posible. El autor del estudio, Markus Wettstein, señala que podría deberse al estigma que aún carga el concepto de vejez. A su vez, factores como la salud, la soledad o la percepción subjetiva de uno mismo influyen profundamente en cómo nos vemos y cuándo creemos que hemos envejecido.
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¿El trabajo como barrera frente a la vejez?
El rol del trabajo en la salud mental y física de los mayores ha sido objeto de análisis. Según una encuesta en Estados Unidos, el 41% de las personas mayores de 65 años que siguen trabajando afirman que eso mejora su salud mental, y un 32% cree que también beneficia su salud física.
Pero no basta con seguir trabajando. Los beneficios se dan principalmente cuando el empleo es voluntario, con horarios flexibles, un ambiente agradable y una carga razonable. El acompañamiento social que ofrece un entorno laboral positivo puede reforzar el bienestar y la autoestima, protegiendo incluso del deterioro asociado a la edad.
Cuando trabajar puede empeorar la situación
Sin embargo, para quienes continúan en empleos mal remunerados o físicamente exigentes por necesidad económica, la experiencia puede ser negativa. Un estudio publicado en BMC Public Health demuestra que, en estos casos, los efectos adversos superan a los beneficios. Además, los estudios disponibles suelen basarse en percepciones subjetivas y son difíciles de generalizar, ya que dependen mucho del contexto social y económico del país.
Conclusión: elegir desde el conocimiento propio
¿Trabajar más allá de la jubilación es buena idea? La respuesta no es universal. Si se goza de buena salud, el entorno laboral es estimulante y el trabajo no supone una carga excesiva, puede ser una excelente opción. Pero si la motivación principal es la necesidad o el entorno resulta tóxico, lo mejor puede ser disfrutar del merecido descanso. Lo importante es conocerse y elegir en consecuencia.
Fuente: National Geographic.
