Estudiantes se quedó con las manos vacías en su partido contra River por haber fallado en las dos áreas: en el primer tiempo con errores groseros defensivos que le costaron caro y en ese período y en el complemento falló ante Franco Armani, la inmensa figura de la noche. No pudo ser y otra vez ante el Millonario, que se llevó un triunfo que no mereció por 2-1, que lo deja en carrera pero, principalmente, perfilado a clasificar a la fase de grupos de la próxima Copa Libertadores. ¿Y Estudiantes? Ya no tiene nada en juego y en cambio mucho para mejorar para el 21 de diciembre.
Los primeros dos minutos del partido no hacían imaginar lo que iba a suceder instantes después. Es que Estudiantes salió decidido a ser protagonista y proponiendo un juego vertical que no es habitual en el estilo Domínguez. Así a los 27 segundos Santiago Ascacibar llegó al fondo y tiró un centro atrás que casi empuja Tobio Burgos pero salvó Armani. El arquero Millonario un minuto después le sacó el gol a Alexis Manyoma que quedó mano a mano. Un arranque tan furioso como lo que siguió, pero al revés.
River empezó a jugar a un toque y abriendo la cancha. En el primer avance los centrales albirrojos fueron a cabecear ambos la pelota, que quedó para Facundo Colidio, que definió cruzado ante la salida de Mansilla. Un 1-0 a los 3 minutos que fue un baldazo de agua fría.
Ni hablar cuando seis minutos después de un tiki tiki efectivo el exGimnasia Maximiliano Meza definió tras habilitación desde la derecha. Poco y nada hizo el arquero Pincha, que fue tan responsable como toda la defensa y el mediocampo que no llegó nunca primero a la pelota en esa jugada colectiva.
Ese arranque de partido desnudó todas las falencias juntas de un Estudiantes que no pudo encontrar jamás a Lanzini, Solari, Simón, Meza ni Colidio. Cada vez que River se propuso le hizo mucho daño y lo expuso a una dura goleada si se desarmaba en búsqueda del descuento. Dos trompadas que lo dejaron nocaut en un partido que no podía haber empezado peor.
Para colmo a los 27 minutos un error de la defensa de River le dejó la pelota a Eric Meza, que habilitó a Tiago Palacios. El uruguayo, solo con Armani, primero le pegó fuerte al bulto (pésima definición, increíble en un jugador de Primera División, no había que no fuese gol) y en la segunda definió al fondo del arco, pero el VAR alertó a Ariel Penel que había pegado en su brazo derecho antes. La taba, en un partido para olvidar, tampoco caía del lado de un Estudiantes que se equivocó atrás, en el medio y en ofensiva cada vez que tuvo la chance de marcar un gol. El esquema 4-2-3-1 no le sentó nada bien, porque no tuvo fuerza por las bandas (Manyoma jugó demasiado corrido al medio) y volvió a extrañar a un “9” (no tuvo un jugador de área). Pero, por sobre todas las cosas, porque cada vez que lo atacaron lo expusieron al gol.
Ese primer tiempo de anoche fue un calco al que se jugó en Rosario entre el Pincha y Newell’s, pero esta vez el que acertaba todo era River y Estudiantes el que cometía todos los errores defensivos, como aquella vez la Lepra.
Para jugar el segundo tiempo Domínguez sólo modificó con el ingreso de Guido Carrillo por José Sosa y otra vez después de un largo tiempo el equipo volvió a tener un jugador en el área para hacer lo que tiene que hacer un jugador cuando la pelota está en esa zona. A los 15 minutos, cuando el equipo intentaba ser más ofensivo soltando a los laterales por la banda, llegó un centro perfecto de Meza para que el delantero, de cabeza, anotara el descuento.
Fue un envión tremendo y ahí sí el equipo empezó a jugar bien. Toque y fuerza y cinco minutos después un penal por mano de Mastantuono que el propio Carrillo desperdició: mala ejecución y Armani, tantas veces criticado por no adivinar ni un palo, le ahogó el grito. Ya era otro partido totalmente diferente al del primer tiempo. Nada que ver.
Jugó mejor Estudiantes, con Meza por la derecha, Arzamendia por la izquierda y con el manejo de la pelota de Tobio Burgos, Manyoma y Ascacibar. Lo arrinconó al equipo de Gallardo, que hizo todos sus cambios antes de los 25 minutos y obligó a Armani, la gran figura de la noche, a tirarse un par de veces para enfriar el partido.
Si bien el penal desperdiciado fue un golpe para el Pincha, el equipo no dejó de atacar y buscar. Ya definitivamente se paró en el área de River y desde allí manejó la pelota, el juego y las situaciones. Pero se topó con un arquero que tuvo una noche como las de antes, ratificando su buen momento. A tal punto que a los 35 minutos le sacó el gol a Manyoma, que por un horror de Nacho Fernández había quedado mano a mano pero no supo cómo definir. Fue la última chance del equipo, que se quedó con las manos vacías de maneja injusta, porque pese a su mal primer tiempo hizo méritos como para sumar ante el Millonario.
La mejor noticia fue el regreso con gol de Guido Carrillo, más allá del penal que no pudo meter
Estudiantes volvió a perder después de ocho partidos. La última caída, con Vélez en Liniers