“Una gran nación”: ¿Qué pinta el ministro de Exteriores israelí hablando del Kurdistán?

33

Cuando la guerra en Gaza cumplía poco más de seis meses y las tropas israelíes se cernían sobre la última gran urbe del enclave, Rafah, las redes sociales se hicieron eco de un clamor de la población palestina. Los post, stories y mensajes de “All eyes en Rafah” (todos el mundo mirando a Rafah) pronto se viralizaron, en un intento de que la comunidad internacional no dejara pasar la oleada de ataques israelíes en la ciudad, donde se refugiaban millones de desplazados del resto de la Franja. El podcaster e hijo de Benjamin Netanyahu, Yair Netanyahu, respondió publicando en su Instagram una imagen de un mapa del Kurdistán con el mismo lema. “¡Todos los ojos en el Kurdistán! Parad el genocidio contra la población kurda por parte de Turquía”, pedía. “¡Alto a la ocupación y represión del Kurdistán por Turquía, Irán, Irak y Siria!, ¡Kurdistán libre!”. La publicación ha limitado los comentarios.

No es la única vez que el Kurdistán —un pueblo sin nación, los kurdos, que ocupan varias zonas de Turquía, Irak y Siria, con distintos grados de autonomía en cada uno de esos países, una cultura e idiomas propios— aparece sorpresivamente en la narrativa pública israelí desde el inicio de la guerra en Gaza. Hace apenas una semana, el nuevo ministro de Exteriores israelí, Gideon Sa’ar, en uno de sus primeros discursos oficiales, se refirió al pueblo kurdo como “una gran nación, una de las naciones más grandes sin independencia política”. El ministro, que ocupó la posición en el intercambio de sillas del Gabinete de Benjamín Netanyahu tras el despido fulminante de su ministro de Defensa, Yoav Gallant, recalcó que los kurdos son “víctimas de la opresión y la agresión por parte de Irán y Turquía (…) necesitamos acercarnos a ellos y fortalecer nuestros lazos”.

En un momento en el que los ojos del mundo están pendientes de cada movimiento israelí y que el país sufre una de las peores crisis reputacionales de su historia, resulta cuanto menos extraño que, en una de sus primeras apariciones, Sa’ar elija específicamente referirse a los kurdos. El propio presidente electo de EEUU, Donald Trump, aseguró en verano que Israel tiene que poner fin a la guerra en Gaza —que ya se ha cobrado la vida de más de 43.000 personas—, “cuanto antes” porque está causando “una mala imagen a Israel“. Lo del Kurdistán tiene, por supuesto, una explicación. Desde intentar poner ante el espejo a una Europa hipócrita que se quejaría de un genocidio en Gaza, pero no alzaría la voz contra los ataques en el Kurdistán, hasta atacar directamente a Turquía.

Oficialmente, desde Tel Aviv defienden la autonomía del Kurdistán porque, según los medios israelíes, los judíos y los kurdos son minorías en la región y han vivido “una persecución a manos de los mismos enemigos”. En un artículo de The Jerusalen Post argumentan que “el régimen de Sadam Huseín gaseó a los kurdos y cometió genocidio contra ellos, y también lideró la región en el extremismo antiisraelí. El régimen sirio de Assad negó muchos derechos y ciudadanía a los kurdos y también estuvo a la vanguardia de oponerse a Israel. El régimen iraní bajo los ayatolás aplastó a grupos disidentes kurdos”, señalan.

Brooklyn Tech Support

También hay una presión a Turquía, otro de los jugadores clave de la región y cuyo presidente, Recep Tayyip Erdoğan, se ha vendido en numerosas ocasiones como el gran líder político del mundo musulmán y sus cuitas, entre ellos, los palestinos. Se ha mostrado muy crítico con las ofensivas israelíes en Gaza, hasta el punto de querer romper relaciones con Israel. Al menos así lo ha comunicado el presidente de turco a los medios del país tras afirmar que “una República de Turquía que está dirigida por Tayyip Erdoğan no puede seguir desarrollando su relación con Israel. No tenemos esa intención”. Este anuncio se produjo después de que Erdoğan haya criticado al mandatario israelí en múltiples ocasiones durante estos últimos meses, llegándole a comparar, incluso, con Hitler por “la crueldad de los ataques de Israel en Gaza” que “hacen incluso echar de menos al dictador nazi”.

En este intercambio de acusaciones, Netanyahu respondió a las críticas de Erdoğan, acusándole de una persona “sin moral”, que “comete un genocidio contra los kurdos” y “que tiene el récord mundial de encarcelar periodistas que se oponen a su gobierno”.

Además de su animadversión hacia la política de Netanyahu en Gaza, el líder turco ha apoyado abiertamente al grupo islamista. El pasado 2 de agosto, tras el asesinato del líder de Hamás, Ismail Haniye, las banderas turcas amanecieron a media asta y Erdoğan decidió declarar el día como de luto oficial. Sin embargo, si hay un grupo que Turquía ataque más que a Israel, probablemente sea el pueblo kurdo, algo que el Gobierno del primer ministro israelí quiere aprovechar.

En el Kurdistán, región que se extiende por Turquía, Siria, Irán e Irak y que, a pesar de albergar 30 millones de kurdos, jamás han contado con un estado propio, al igual que su territorio, las opiniones respecto a Israel están divididas. En el caso del Kurdistán iraquí, Israel fue el único país que apoyó internacionalmente la celebración de un referéndum de autonomía en el año 2017, un proceso al que Irak se opuso de forma contundente. El líder chií iraquí, Ali al-Sistani, prohibió, además, en el año 2022, cualquier intento por parte de empresas, instituciones o ciudadanos de establecer lazos con Israel.

“Como herramienta, no creo que Israel crea en la lucha del pueblo kurdo. No quieren dar explicaciones sobre lo que está pasando en Gaza y, obviamente, están usando a los kurdos como una herramienta de contrapeso”, explica a El Confidencial el analista internacional de origen kurdo, Jihan (nombre fictio por miedo a posibles represalias). “Están usando a los kurdos como una herramienta para reducir el contrapeso de Irán en la región. No es fácil, pero creo que, al tratar de equilibrarse, los kurdos de Irak entienden que convertirse en un centro de actividad anti-iraní no les conviene porque Irán tiene mucha influencia tanto en Irak como en el Kurdistán”.

Precisamente, esta parte del Kurdistán ha sido escenario de varios ataques desde el inicio de la guerra en Gaza. Una de estas ofensivas se produjo la madrugada del 16 de enero en Erbil, la capital del Kurdistán iraquí, cuando esta fue atacada por una decena de misiles balísticos. El ataque, perpetrado por Irán y en el que murieron cuatro civiles, tenía como objetivo alcanzar, supuestamente, una sede del Mossad, según confirmó la Guardia Revolucionaria iraní. Los analistas, sin embargo, no tardaron en cuestionar la versión oficial y señalaron que el edificio atacado era la vivienda de un empresario kurdo que exportaba petróleo a Israel. Cuatro meses después, en abril, una batería de misiles Patriot interceptó otro misil balístico en las proximidades de Erbil que “se dirigía a Israel”, de acuerdo con el secretario de prensa del Pentágono, el general de división de la Fuerza Aérea Pat Ryder. Además de este ataque, el Gobierno de Erbil confirmó que otros ocho misiles balísticos cayeron muy cerca del consulado estadounidense.

“Israel solo quiere usarnos”

“Los kurdos no somos un bloque unido. En Irak, en Siria, en Turquía… cada uno tiene sus propios intereses, pero creo que el más prominente entre estos es el Partido Demócrata del Kurdistán iraquí (PDK). Han estado tratando de jugar en ambos lados”, explica. “En mi opinión, es un juego muy peligroso. Y no es inteligente al final del día, especialmente ahora que Trump está volviendo al poder. Trump no juega estos juegos. Él es más simplista y mantiene como bandera la idea de ‘estás con nosotros o en nuestra contra”, añade. “En Estados Unidos están usando sus lobbies para ayudar al Kurdistán, pero no para que los kurdos consigan sus derechos. Es más como una ficha de negociación contra Turquía y contra Irán, que también son enemigos de Israel”.

“Solo quieren usarnos”, opina. “Con el Kurdistán iraquí, piensan que tal vez podrían tener algún tipo de alianza con Israel porque fue el único país que apoyó el referéndum y la independencia de Kurdistán”. A diferencia de la población kurda en Irak, Jihan cree que aproximadamente más del 70% de los kurdos están a favor de Palestina. “Probablemente más. Porque lo que hay que entender es que la mayoría de la gente en Irak y Kurdistán es conservadora. No son, por ejemplo, como los kurdos iraníes, que son mucho menos religiosos. Para la mayoría de la gente, cuando vemos los vídeos de Gaza, empatizamos con ellos porque sentimos que podemos ser nosotros”.

Leave A Reply

Your email address will not be published.