La educación pública merece un intercambio de ideas que se ha postergado durante mucho tiempo. Por eso eldia.com, rompiendo todas las normas sobre la extensión de los reportajes, ha publicado entrevistas a diversos protagonistas de la enseñanza que tuvieron espacio para explayarse sin limite de tiempo.
En el marco de la serie de entrevistas con distintos referentes del ámbito educativo, el director del diario EL DIA, Raúl Kraiselburd, recibió esta vez al presidente de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Martín López Armengol. A lo largo de un extenso diálogo que duró por más de una hora, abordaron temas de actualidad candente como el debate por el presupuesto académico o la decisión del Gobierno nacional de auditar a las casas de altos estudios para controlar los fondos que reciben del Estado, pero también otras cuestiones más estructurales como aquellas que tienen que ver con los problemas de preparación que traen los estudiantes del Secundario o la deserción que se da en los años iniciales de las carreras.
En primer término, López Armengol respondió a una pregunta referida a las auditorías que impulsa la Sindicatura General de la Nación (Sigen) y luego de que un informe revelara más de 80 contratos de la UNLP con el Estado nacional por miles de millones de pesos y dólares (entre ellos uno entre Enarsa y la Fundación de la Facultad de Ingeniería por 7.557 millones de pesos para la inspección de las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, en Santa Cruz). Al respecto, el titular de la casa de altos estudios platense aclaró que “la posición de la Universidad en este sentido es muy coherente” y aceptó la realización de auditorías como “un proceso sistemático, independiente y virtuoso para cualquier institución”.
A DISPOSICIÓN DE LA SIGEN
En la charla que se puede ver completa en el dia.com, el presidente de la UNLP recordó también la Ley de Educación Superior le da la potestad a la Auditoría General de la Nación (AGN) para hacer controles externos en las universidades y que además existen auditorías internas en dependencias y facultades. Puntualizó además que la Sigen se encargó de esta tarea hasta el año 2022, cuando el entonces Procurador del Tesoro, Carlos Zannini, dictaminó que este organismo ya no podía auditar a las instituciones académicas por un tema de autonomía universitaria. Frente a la decisión del gobierno de Javier Milei de revertir esa medida, López Armengol aseguró que la Universidad “está a plena disposición de la Sigen si quiere auditarnos” y se mostró a favor de “observar” los convenios que, por ejemplo, suscriben las facultades y sus fundaciones con el Estado.
Consultado puntualmente por el caso de la fundación de la Facultad de Ingeniería, el Licenciado en Administración y exdecano de Ciencias Económicas de la UNLP precisó que las fundaciones “son personas jurídicas de derecho privado” que nacieron al amparo de la Ley de Educación Superior que “permite propiciar la generación de fundaciones para propender al bien común, ayudar y fortalecer las actividades que realizan las universidades”.
Explicó después que este tipo de entes permiten “agilizar la ejecución de muchos convenios, es legal hacerlo y todo lo que se firma con las distintas instituciones a través de las fundaciones queda registrado en la Universidad”. Destacó luego el caso de Ingeniería como “el más paradigmático por la importancia de sus trabajos” y, tras valorar la magnitud de la obra en las represas de Santa Cruz, insistió en que “es una facultad muy vinculada a actividades de transferencia, de intercambio, investigación y trabajos de infraestructura”.
”Hay una necesidad de muchos jóvenes que a la edad de estudiar tienen que salir a trabajar”
Si bien aclaró que las fundaciones que operan en distintas facultades son entidades independientes de la Universidad, Martín López Armengol dijo que deben informar sus ingresos y egresos y que esa información “es pública”. Añadió también que “están sometidas a las auditorías propias de un ente de derecho privado” y que la UNLP está al tanto de los convenios en los que participa, pero que las fundaciones además “tienen otros mecanismos para firmar acuerdos con otras instituciones” por fuera de la Universidad sobre los que, aceptó, no siempre se tiene conocimiento.
DESERCIÓN EN LAS AULAS
En otro tramo de la charla, el presidente de la UNLP admitió que “hay una deserción en las aulas que, particularmente, se da en el primer año, con aspirantes que tienen la expectativa de estudiar en la universidad y por distintos motivos, ya sea vocacionales o por cuestiones de limitaciones económicas, personales o laborales, dejan de estudiar, aunque también muchos vuelven”. En ese punto, citó su experiencia como estudiante: “Yo hice dos años en Ingeniería y me cambié en el tercer año a Económicas. Para mí fue un tiempo ganado el que estuve en Ingeniería. Lo que quiero decir es que esto pasa, los chicos cambian de carrera o facultad, aunque muchas veces realmente no logran su objetivo o su aspiración de terminar el estudio que empezaron”.
Con un universo que en 2023 llegaba a los 116.000 alumnos (a razón de 7 por ), en la UNLP calculan que hay más de 80 mil estudiantes reinscriptos, es decir que siguen cursando después haber ingresado, que aprobaron alguna materia o final y, por lo tanto, mantienen la regularidad.
En ese marco, el último año se anotaron en la Universidad más de 30 mil ingresantes, mientras que el promedio de graduación, precisó López Armengol, ronda los 7.000 alumnos por año. Y, si bien aclaró que desde el Rectorado se aúnan esfuerzos y programas para que quien empieza una carrera la concluya, el titular de la casa de altos estudios platense pidió evitar reducir la discusión a la comparación entre los ingresantes de un año con los graduados de ese mismo año.
No obstante, aceptó que hay un problema “que no niego. Es parte de nuestra agenda y tenemos programas para que los chicos mejoren su rendimiento, queremos que se reciban en tiempo y forma e incluso tenemos cursos dirigidos a los alumnos que están en el ciclo medio”, donde se presentan severas dificultades en materias como Matemática y Lengua.
”La lógica de la Universidad que se desentiende del resto del sistema educativo no existe más. Estamos todos comprometidos en dar herramientas desde el inicio para que los chicos rápidamente puedan ponerse en sintonía de alumno universitario”, sumó después y mencionó la “frustración” de quienes dejan la carrera a mitad de camino, pero habló también de la necesidad de que los s se adecuen a las necesidades de los tiempos actuales, puntualmente en el aspecto tecnológico. “Como todo proceso que implica dos personas, en este caso el profesor y el alumno, el éxito se dará a partir de una reconversión de ambos”, resumió.
La UNLP cuenta con más de 30 mil ingresantes y un promedio de 7.000 graduados por año
En otro pasaje de la entrevista con el director de EL DIA, la máxima autoridad de la UNLP reconoció que, a partir del ingreso irrestricto establecido por ley, “el mayor esfuerzo está puesto en los primeros años”. Aclaró, en esa línea, que hay un marco normativo que establece claramente cómo tiene que ser la educación superior en la Argentina, que tiene que ser no ancelada e irrestricta. “Podemos estar en acuerdo o en desacuerdo con esa ley, pero esa es la norma”, remarcó.
Luego, puso el foco en la duración de las carreras que suelen extenderse más allá del “tiempo téorico” del plan de estudios y rechazó las hipótesis que apuntan a cierta “permisividad” en el ámbito académico. Sobre la extensión de las cursadas, reconoció que “indudablemente hay cuestiones institucionales sobre las que trabajamos”, pero también hay problemas de naturaleza económica y social: “El 25 por ciento de nuestros alumnos declaró que trabaja. Es un número importante en un país con indicadores de pobreza como no veíamos desde 2002”, advirtió y lamentó que “hoy hay una necesidad familiar en muchos jóvenes que a la edad de estar en la universidad tienen que trabajar”.
Mientras, en la charla, el director de EL DIA le remarcó que en Argentina hay más cantidad de estudiantes que Brasil y Chile cada 10 mil habitanes. Sin embargo, en estos dos países vecinos se reciben muchos más profesionales que en el nuestro, también cada 10 mil habitantes.
El presidente de la Universidad Nacional de La Plata, Martín López Armengol
LA DISCUSIÓN POR EL PRESUPUESTO
El debate por el presupuesto universitario, incluido en la ley nacional de gastos y recursos que debe tratar el Congreso, fue otro de los tópicos que tocó López Armengol en la visita a EL DIA. En este punto, se mostró particularmente “preocupado” y recordó que, más allá de las transferencias “discrecionales” que hace el Gobierno, la UNLP hoy funciona con una prórroga del proyecto que se aprobó a fines de 2022 para ejecutar en 2023 por unos 48 mil millones de pesos, de los cuales el 90% es para sueldos y 10% para gastos de funcionamiento. La mitad de este último ítem, precisó “se distribuye entre las facultades y programas; la otra mitad va a áreas como la Secretaría de Ciencia y Técnica, la Secretaría de Bienestar Estudiantil y la Secretaría de Obras”.
El titular del Rectorado platense cuestionó luego que se pretenda reducir la asignación presupuestaria a la cantidad de alumnos. “Un modelo de una buena distribución presupuestaria no debería considerar solo la cantidad de alumnos, porque además entran en juega la complejidad de las carreras en una universidad como la nuestra que tiene institutos, proyectos de extensión, de ciencia y técnica que también necesitan presupuesto para funcionar. Por eso insisto en que debe considerarse todo esto y no solo quedarse en la parte cuantitativa de los estudiantes, porque estamos en el podio de las universidades más importantes del país, tenemos una complejidad enorme y queremos que esa diversidad se vea reflejada en las partidas que recibimos”.
En esa línea, reforzó: “Para mí es un atajo pretender calcular el costo o la inversión de una universidad dividiendo su presupuesto por la cantidad de alumnos. Si uno quiere realmente ponerse a discutir en serio el impacto que tienen las universidades para medir su presupuesto, debe analizarlas en su complejidad”.
López Armengol coincidió con el director de EL DIA en que, más allá de su gratuidad, el costo del sistema universitario nacional es asumido por todos los contribuyentes -incluyendo los sectores de menores recursos con el IVA en alimentos y otros productos de primera necesidad, recordó Kraiselburd-, pero matizó: ”Pensemos en todos los beneficiarios que hay con cada actividad de la universidad y veremos que son nada más que los alumnos. Hay trabajos de extensión, hay diplomaturas, ofertas con un montón de empleados de la región, por ejemplo a través de la Escuela de Oficios”, enumeró.
Acercándose al final de la charla, el presidente de la UNLP evocó su época de estudiante, “desde que ingresé en el año ‘85 y hasta hoy, ya al frente de la Universidad, no tengo más que un agradecimiento enorme a esa institución que nos ha dado la posibilidad de formarnos y que ahora, como responsable en la gestión, tengo la obligación de cuidarla, protegerla y potenciarla”, subrayó y que en ese camino seguirá de acá hasta el final de su mandato, en 2026: “Aún con miradas y enfoques distintos, pero siempre con respeto”.