
Teresa Ribera ya sabe qué día y a qué hora tendrá su cita clave con el Parlamento Europeo: el próximo 12 de noviembre a partir de las 18:30 y hasta bien entrada la noche. Ese día la española comparecerá ante nada menos que tres comisiones principales (Medio Ambiente, Economía e Industria y Energía) y cinco comisiones invitadas (Mercado Interior, Empleo, Transporte, Desarrollo Rural y Agricultura y Pesca). Primero tendrá que pasar el corte de estas comisiones parlamentarias, que deberán darle el visto bueno y, después, a finales de noviembre, el Pleno de la Eurocámara dará luz verde o rechazará al colegio de comisarios al completo.
Un pacto entre el Partido Popular Europeo (PPE), los ultraconservadores de los Conservadores y Reformistas (ECR) y la extrema derecha en la Eurocámara ha hecho que el calendario de audiencias de los candidatos para la próxima Comisión Europea juegue especialmente en contra de la actual vicepresidenta del Gobierno: será la última en pasar su examen junto con Henna Virkkunen, designada como vicepresidenta ejecutiva de Soberanía Tecnológica y Seguridad. Eso pone a Ribera en una situación delicada. El Parlamento Europeo tiene la costumbre de derribar a uno o dos candidatos a comisarios para sacar músculo y mostrar que tiene algo que decir en el proceso de formación de la Comisión Europea. Pero a veces eso deriva en una cadena de venganzas que acaba saliendo cara a todo el mundo: si se tumba a alguien del PPE, los eurodiputados populares afilan cuchillos con los candidatos a comisarios que formen parte de la familia socialista, y a la inversa.
Esta Comisión Europea es muy mayoritariamente popular. La mayoría de Gobiernos nacionales están en manos del PPE, por lo que los enviados de las capitales han sido mayoritariamente populares. Y el calendario que el PPE sacó adelante en la conferencia de presidentes de esta semana con el apoyo de ECR, el grupo de los de Giorgia Meloni, los Patriotas por Europa (PfE), el grupo de Vox y de Viktor Orbán, y la Europa de las Naciones Soberanas (ENS), el grupo de los radicales de Alternativa para Alemania (AfD) hace que el prácticamente todos los comisarios populares hayan pasado por las comisiones parlamentarias antes de que le toque el turno a los vicepresidentes ejecutivos, entre los que hay uno de ECR, dos liberales, una popular y Ribera. Si hay cualquier problema en los días anteriores de audiencias, y seguro que los habrá, y los socialdemócratas (S&D), liberales de Renew Europe y Los Verdes buscan tumbar a algún candidato popular, todos saben que el PPE les estará esperando al final del calendario con los cuchillos afilados para la española.
Para recibir la aprobación de las comisiones, Ribera necesitará el respaldo de dos tercios de los coordinadores de las comisiones parlamentarias en primera o segunda votación. Si es necesario ir a una tercera votación, la actual vicepresidenta podría salir adelante con una mayoría simple. En caso necesario se puede pedir más información a la española o incluso organizar una segunda audiencia. El PPE, junto con ECR, PfE y ENS suman una mayoría simple en la mayoría de comisiones parlamentarias, por lo que los populares usarán esta nueva “mayoría alternativa” si consideran necesario tumbar a algún candidato socialista.
Cómo prepararse
La española ya sabe que la audiencia no será sencilla. Su vicepresidencia, cuyo título es Transición Justa, Limpia y Competitiva, es extremadamente amplia. Y eso se traduce en que habrá muchas comisiones sobre ella en unas audiencias donde los eurodiputados suelen plantear preguntas técnicas, buscando saber cuánto controla el candidato a comisario sobre las cuestiones sobre las que tendrá que trabajar.
Ribera no tendrá ningún problema con la mayoría de eurodiputados. Todo el mundo sabe que tiene un currículum extenso en asuntos de clima y energía, y aunque puedan precisamente buscar hacerle daño tratando de mostrarle como un perfil demasiado volcado en la agenda verde, en general la española se moverá por ese terreno sin ningún problema. Su reto es que su vicepresidencia incluye la dirección general de Competencia, siendo, de hecho, el elemento central de su cargo. Y en eso Ribera tiene menos experiencia. Los eurodiputados de la comisión de Asuntos Económicos y Financieros lo saben, así que los que quieran dañar las opciones de la española probablemente busquen atacar por ese flanco.
La vicepresidenta del Gobierno tendrá que estudiar. Literalmente. Clavar codos y prepararse para responder a preguntas que le van a exigir mostrar que tiene conocimientos sobre política de competencia y sobre el rol de las ayudas de estado en la política industrial en la Unión Europea. No son asuntos sencillos. Ella intentará llevar todos esos temas hacia su terreno natural, el clima y la energía, y los eurodiputados rivales tratarán de empujarla hacia el terreno más árido y alejado de su espacio de confort. Pocos candidatos a comisarios caen realmente por no tener los conocimientos suficientes sobre un asunto. La política de venganzas suele estar casi siempre detrás, pero que el candidato a comisario sea visto como torpe o incapaz de responder bien a las preguntas es un pretexto necesario.
Cintura y paciencia
La audiencia dura tres horas en la que el comisario designado tiene que mantenerse alerta en todo momento y con escasa ayuda. El formato es bastante dinámico en las que el eurodiputado que pregunta tiene derecho a una repregunta inmediata. Se trata de un golpe y contragolpe continuo. Ribera podrá contar con que las bancadas de Verdes, socialdemócratas y liberales serán más laxos, pero no así todos los grupos de la derecha, que le tratarán de apretar las tuercas por distintos lados.
Tres horas de audiencia requieren, además, de mucha paciencia. Los eurodiputados rivales también juegan con los nervios del comisario designado. Aunque muchos comisarios tendrán preguntas relacionadas con cuestiones de su cartera, Ribera sabe que eurodiputados del PPE y de PfE, entre los que se encuentran los populares españoles y Vox, tratarán de llevar el asunto al terreno político. Los conservadores españoles han puesto el foco en el hecho de que el marido de la vicepresidenta trabaja en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en España, lo que consideran que es un posible conflicto de intereses sobre el que no ha podido profundizar la comisión de Asuntos Jurídicos de la Eurocámara, cuyos eurodiputados denuncian que sus poderes han sido limitados en el proceso de comprobar posibles conflictos.
Teresa Ribera ya sabe qué día y a qué hora tendrá su cita clave con el Parlamento Europeo: el próximo 12 de noviembre a partir de las 18:30 y hasta bien entrada la noche. Ese día la española comparecerá ante nada menos que tres comisiones principales (Medio Ambiente, Economía e Industria y Energía) y cinco comisiones invitadas (Mercado Interior, Empleo, Transporte, Desarrollo Rural y Agricultura y Pesca). Primero tendrá que pasar el corte de estas comisiones parlamentarias, que deberán darle el visto bueno y, después, a finales de noviembre, el Pleno de la Eurocámara dará luz verde o rechazará al colegio de comisarios al completo.