Irán sale en defensa de Hezbolá con una lluvia de misiles sin precedentes: Israel promete “una severa respuesta”

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Era abril de este mismo año cuando Teherán rompía varios “por primera vez”: por primera vez, atacaba territorio israelí con misiles directamente desde Irán. Era la primera vez que lanzaba misiles balísticos. Una ofensiva con cifras récord de 185 drones, 36 misiles crucero y 120 balísticos. Casi un 99% de los proyectiles fueron interceptados. El ataque iraní contra Israel de este martes fue más allá. En respuesta a la invasión israelí del sur del Líbano y en defensa de su aliada la milicia chií Hezbolá, Irán lanzó cerca de 200 misiles balísticos —más rápidos, peligrosos y difíciles de interceptar que los misiles crucero— contra Israel, en el que es hasta la fecha su mayor ataque directo contra la nación hebrea.

“Irán ha cometido un gran error esta noche: y pagará por ello. Nos apegaremos a la regla que hemos establecido nosotros mismos: a quien nos ataque, lo atacaremos”, dijo el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. Como todo en Oriente Medio, nada va a quedar así. Tanto Israel como Estados Unidos consideraron el enjambre de misiles balísticos iraníes como una “escalada significativa” que “tendrá una severa respuesta”, poniendo de nuevo a dos grandes potencias regionales, Teherán y Tel Aviv, al borde de la guerra total. Y esta vez, apenas quedan líneas rojas que cruzar. Tras el ataque iraní, consideran analistas, Israel se ve con más libertad para responder a gran escala.

El ataque tuvo lugar en dos andanadas, con un total de 180 misiles balísticos. Como el pasado abril, Estados Unidos adelantó la noticia varias horas antes pero, en esta ocasión, la Administración Biden ha asegurado que no recibieron ninguna advertencia previa por parte del gobierno de los ayatolá. En un comunicado, la Guardia Revolucionaria iraní defendió el ataque como una represalia por los asesinatos del líder de Hamás, Ismail Haniye, del líder de Hezbolá, Hasan Nasrallah, y del general iraní Abbas Nilforoushan. “Con el disparo de decenas de misiles balísticos, se han alcanzado objetivos en el corazón de los territorios ocupados”, declararon.

Varios vídeos publicados en redes sociales y testimonios de pánico en Tel Aviv recopilados por El Confidencial parecen apuntar que la providencial ‘Cúpula de Hierro’, el sistema de defensa antiaérea israelí, pareció más sobrepasado de lo habitual. Varios misiles impactaron en las zonas centro y sur de Israel, según confirmaron las IDF. Irán no detalló los presuntos “objetivos militares alcanzados”, y tanto Israel como Estados Unidos informaron de que la mayoría de los misiles habrían sido interceptados tanto por la defensa antiaérea israelí como por destructores estadounidenses desplegados en el Mediterráneo oriental.

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En el momento de escribir estas líneas, el ataque no ha dejado muertos. Pese a la tasa de éxito de la interceptación de misiles, “se han identificado varios impactos y se está estudiando los daños”, afirmaba una fuente israelí al medio Axios.

Esperando la “severa” respuesta israelí

“El ataque iraní fue derrotado por Estados Unidos e Israel y ha sido ineficaz”, aseguró el asesor de Seguridad de la Casa Blanca, Jake Sullivan, quien sin embargo afirmó que se trataba de una “escalada significativa” que tendrá “severas consecuencias”. “Trabajaremos con Israel para asegurarnos de que es el caso”, concluyó. “Tenemos planes. Actuaremos cuando y dónde elijamos. Este ataque tendrá consecuencias”, afirmaba en paralelo el portavoz del Ejército israelí (IDF, por sus siglas en inglés), Daniel Hagari. Declaraciones a un lado y otro del globo que apuntan a un nuevo ataque de represalias israelí —que bombardeó la embajada iraní en Siria matando a un alto cargo de la Guardia Revolucionaria, que asesinó al líder de Hezbolá, que ha invadido Líbano, que ha atacado a cargos hutíes en el espacio aéreo iraní— que promete ser más devastador con Teherán, incapaz de limitar el alcance de la larga mano del Mossad.

Según analistas de seguridad y funcionarios estadounidenses al The New York Times, a diferencia de en el pasado abril, cuando Israel “temía que una respuesta demasiado intensa incitara a sus milicias aliadas, en particular a Hezbolá en Líbano [ahora, enfrentándose a su propia invasión por parte de Tel Aviv], a que tomaran represalias a gran escala”, en esta ocasión “Israel tiene más libertad para responder con fuerza al ataque”.

Un paso más hacia una guerra regional abierta que, sin embargo, Irán tampoco parece desear del todo. Aunque la escala del ataque es histórica y la elección del tipo de misil, balístico, en lugar de crucero o drones, hace más difícil su interceptación por parte de Tel Aviv (recorren el espacio entre Irán e Israel en 12 minutos), la noche del martes Irán dio por finalizado el envite, asegurando que si Israel respondía (de nuevo) por la fuerza, se enfrentaría a una “derrota aplastante”.

Las Fuerzas de Defensa israelí dieron por concluido el ataque cuando avisaron a su población que podía salir de los refugios antiaéreos en los que se encontraban y se volvía a abrir el espacio aéreo del país.

El secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, calificó el ataque como “totalmente inaceptable” y solicitó a los países de todo el mundo que lo condenen. “Irán, por segunda vez en cinco meses, ha lanzado un ataque directo contra Israel, incluyendo el lanzamiento de unos 200 misiles balísticos. Esto es completamente inaceptable, y el mundo entero debe condenarlo”, declaró Blinken ante la prensa.

En España, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, calificó como “alarmante” la situación en Oriente Próximo y pidió moderación a las partes tras condenar el ataque de Irán contra Israel. A través de su cuenta en X, Sánchez aseguró que “el Gobierno de España condena el ataque de Irán contra Israel y hace un llamado para que esta espiral de violencia termine de inmediato”.

El ataque de Irán es el último desarrollo de unas 24 horas vertiginosas en la región. La madrugada del martes, el Ejército israelí lanzaba su invasión terrestre de Líbano con unas “incursiones terrestres” “limitadas, localizadas, y específicas”. Antes, había lanzado una campaña de amplios bombardeos con el fin de “desarticular la organización terrorista de Hezbolá”. En uno de los ataques perpetrados contra Beirut, Israel acabó con el líder del grupo islamista, Hasan Nasrallah. Poco antes, y aunque no reconocido oficialmente, dirigió las explosiones simultáneas de cientos de ‘buscas’ en manos de milicianos de Hezbolá.

En respuesta, Hezbolá intensificó sus ataques con misiles contra el norte de Israel, a lo que el Ejército israelí respondió con una de sus mayores incursiones aéreas en el sur del Líbano, provocando 275 muertos. La ONU calificó la escalada como “extremadamente preocupante”, y las fuerzas de paz, incluidas tropas españolas, reforzaron sus medidas de seguridad, refugiándose en búnkeres ante posibles bombardeos.

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